Mira Murati dio un giro que pocos esperaban: dejó OpenAI y, meses después, lanzó su propia empresa con una promesa ambiciosa. Si te interesa la inteligencia artificial, esto te afecta hoy porque su apuesta puede acelerar todo… o desinflarlo. Falta un detalle que explica por qué se ha reservado el mando total de su proyecto.
Nacida en 1988 en Vlorë, Albania, Mira Murati comenzó pronto a abrirse camino. A los 16 años consiguió una beca de United World Colleges y se fue al Pearson College, en la isla de Vancouver, donde completó el Bachillerato Internacional. Luego cruzó a Estados Unidos y cursó un itinerario dual: en 2011 terminó Liberal Arts en Colby College y en 2012 Ingeniería en la Escuela Thayer de Dartmouth.
En el verano de 2011 trabajó como analista en Goldman Sachs, en Tokio, y después pasó por Zodiac Aerospace, centrada en sistemas aeronáuticos. En 2013 llegó a Tesla para dirigir producto del Model X, presentado en 2012 y puesto a la venta en 2015. Hubo picos en 2017 y 2018, pero el coche quedó lejos de los grandes éxitos de la marca. Mira Murati aprendió a medir promesas frente a realidad.
Entre 2016 y 2018 fichó por Leap Motion, una startup de interfaces naturales que soñaba con sustituir ratón y táctil por gestos en el aire. Atrajo inversión y prensa, aunque en 2019 terminó vendida a Ultrahaptics, rebautizada como Ultraleap. No cambió la industria, pero a Mira Murati le abrió la puerta que faltaba.
En 2018 se unió a OpenAI como vicepresidenta de IA Aplicada y Colaboración, supervisando investigación, producto y seguridad. Coordinó proyectos como ChatGPT, DALL·E, Codex y Sora, marcando el ritmo de lanzamientos sin ser la desarrolladora directa. En mayo de 2022 ascendió a CTO y, en 2023, la revista Fortune la colocó en el puesto 57 entre las mujeres más influyentes en los negocios.
Ese 2023 estalló la mayor crisis de OpenAI: la junta destituyó a Sam Altman y nombró a Mira Murati CEO interina. La sacudida provocó la salida de Greg Brockman y de investigadores clave como Jakub Pachocki, Alexander Madry y Szymon Sidor.
También te puede interesar:Thinking Machines Lab: La Innovadora Startup de Mira Murati en IAEl 18 de noviembre, la junta intentó recuperar a Altman y al equipo, incluso valoró una fusión con Anthropic y poner a Dario Amodei al frente de ambas, pero se cayó. A las 24 horas, Emmet Shear (exTwitch) reemplazó a Murati y, el 21 de noviembre, Altman y Brockman regresaron. Mira Murati volvió a su CTO sin síntomas de debilitamiento externo.
Su perfil encaja con ejecutiva de producto exigente y cortoplacista cuando toca, pero metódica en seguridad cuando hace falta. En septiembre de 2024 anunció su salida para “crear el tiempo y el espacio” para explorar. El mensaje sonó elegante y prudente, aunque encendió sospechas.
Días después se marcharon Bob McGrew y Barret Zoph, lo que alimentó las dudas sobre el rumbo interno de OpenAI y la decisión de Mira Murati.
En febrero de 2025 lanzó Thinking Machines Lab con una meta clara: hacer sistemas de IA más comprensibles, personalizables y, en general, más capaces. Reforzó su apuesta con fichajes de Meta, Mistral y OpenAI, incluyendo a John Schulman, Bob McGrew y Barret Zoph. Todo sugiere que Mira Murati preparaba esta salida desde tiempo atrás para no perder velocidad.
Thinking Machines Lab tiene una junta, pero solo el voto de Mira Murati es decisivo salvo que dos tercios se opongan activamente. Es decir, controla la hoja de ruta sin las fricciones de una gobernanza clásica. Aquí está la clave: buscaba margen para decidir, sin estar a merced de una junta ni a la sombra de Sam Altman.
La recepción del mercado ha sido instantánea. Un mes después de su fundación, Bloomberg la valoró en 9.000 millones de dólares. En abril de 2025 cerró 2.000 millones liderados por Andreessen Horowitz, con el gobierno de Albania, Nvidia, AMD, Cisco y Jane Street, elevando la valoración a 12.000 millones. La empresa todavía no genera ingresos y el reto es convertir inversión en negocio.
También te puede interesar:Thinking Machines Lab Contrata a Expertos de OpenAI con Sueldos de Hasta 500.000 DólaresLos datos financieros citados encajan con comunicados de la ronda de abril de 2025 y cobertura de Bloomberg, contrastados con fuentes cercanas a la compañía. “Si un trabajo se pierde por la IA es porque ese trabajo no debería haber existido en primer lugar”, ha dicho Mira Murati, reafirmando su plan de acelerar la implantación de la tecnología.
Si Thinking Machines Lab logra productos que expliquen sus decisiones, podrá fiar más de la IA en tareas críticas, desde atención al cliente hasta software. Si además cumple la promesa de personalización, vas a poder adaptar modelos a tu negocio sin un ejército de ingenieros. Si en 2025 no ves demos públicas sólidas y acuerdos reales con empresas, la tesis de “gran bomba de humo” ganará fuerza.
La trayectoria de Mira Murati, desde Tesla y Leap Motion hasta OpenAI, explica su mezcla de ambición y control. Su nuevo modelo de gobierno le permite moverse rápido y asumir riesgos, y eso puede acelerar la inteligencia artificial o exponer sus límites.
Con todo, si su equipo convierte la valoración de 12.000 millones en productos que la gente use a diario, la apuesta habrá merecido la pena para cualquiera que mire a la IA con ojos prácticos.
Directora de operaciones en GptZone. IT, especializada en inteligencia artificial. Me apasiona el desarrollo de soluciones tecnológicas y disfruto compartiendo mi conocimiento a través de contenido educativo. Desde GptZone, mi enfoque está en ayudar a empresas y profesionales a integrar la IA en sus procesos de forma accesible y práctica, siempre buscando simplificar lo complejo para que cualquiera pueda aprovechar el potencial de la tecnología.
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