Cuando una empresa justifica un despido colectivo, cada palabra del expediente importa. En los últimos ERE en España empiezan a repetirse dos expresiones que dan pistas muy claras: “automatización de procesos” e “implantación de la Inteligencia Artificial (IA)” ya aparecen como causa directa para recortar plantilla. El giro es reciente, y todavía no está del todo claro hasta dónde va a llegar.
Lo estamos viendo en grandes compañías con nombres y apellidos. Amazon, la tecnológica HP y Telefónica han vinculado sus expedientes de regulación de empleo a la introducción de nuevas tecnologías, incluida la IA, en España en los últimos meses. No es un debate teórico ni una predicción a largo plazo, porque ya hay cifras de personas afectadas y fechas en el calendario.

En el caso de Amazon, la referencia a la tecnología no es marginal. El gigante del comercio electrónico prevé despedir a unas 1.200 personas en un ERE donde se menciona el papel de la automatización y la inteligencia artificial en la reorganización interna. La empresa defiende que estos cambios le permiten ser más eficiente y reorganizar funciones, pero el resultado inmediato es una reducción de puestos de trabajo muy tangible.
HP, centrada en el negocio tecnológico, y Telefónica, con un fuerte peso en infraestructuras de red y servicios digitales, siguen una lógica parecida en sus ERE recientes o en marcha. En sus documentos aparece la “incorporación de nuevas tecnologías” como una de las causas que justifican la salida de cientos de empleados. No siempre se habla de robots o de grandes modelos de lenguaje, pero el mensaje es claro: las máquinas y el software asumen parte del trabajo que antes hacían personas.
Este movimiento no surge de la nada. Javier Lorente, economista y profesor de EAE Business School, explica que la automatización basada en inteligencia artificial está entrando en áreas donde, hasta hace poco, ni siquiera se planteaba cambiar procesos. No se trata solo de cadenas de montaje o tareas muy repetitivas, porque la IA ya permite automatizar análisis de datos, soporte básico a clientes y parte del trabajo administrativo y de gestión.
Según Lorente, el impacto de esta automatización tiene una segunda capa que te afecta incluso si tu puesto no desaparece hoy. Cuando una empresa grande tiene dinero para invertir, se abre un dilema sobre dónde colocar esos recursos. Y ahí, la balanza se está inclinando cada vez más hacia los sistemas digitales antes que hacia la contratación de más personas o la mejora de los salarios que ya paga.
En sus palabras, recogidas en análisis académicos y entrevistas recientes, “las compañías con músculo financiero tienden a elegir inversión en tecnología antes que empleo estable o mejoras retributivas”. Eso significa que la inteligencia artificial no solo recorta plantilla en algunos ERE de forma directa, sino que condiciona cómo crece o deja de crecer el empleo en los próximos años. El efecto no es idéntico en todos los sectores ni en todas las categorías profesionales.
Para entender qué está pasando con esta integración de IA en los despidos, conviene mirar dos planos a la vez. Por un lado, el plano jurídico y formal de los expedientes de regulación de empleo, donde se busca una causa técnica y económica que respalde los recortes. Por otro, el plano productivo, que es lo que realmente cambia dentro de la empresa: quién hace qué, con qué herramientas y a qué coste.
En ese primer plano, el legal, la aparición de expresiones como “automatización de procesos” y “implantación de sistemas de IA” en un ERE cumple una función muy concreta. Sirve para argumentar que la organización del trabajo ha cambiado de manera estructural, que ciertas tareas han dejado de ser necesarias o que se pueden agrupar funciones en menos puestos. Cuando este argumento se incluye por escrito, la IA pasa de ser una moda a convertirse en una pieza formal dentro de la justificación del despido.
En el plano productivo, el cambio suele llegar en dos pasos que muchas veces no se explican con claridad a la plantilla. Primero se introducen herramientas de inteligencia artificial o de automatización, a menudo como apoyo para trabajar “más rápido” o “con menos errores”. Después, una vez que la empresa comprueba que ciertas tareas se resuelven con menos personas, se reorganizan equipos y se plantean recortes. En esa fase es cuando la automatización aparece ya en la documentación de un ERE.
Si lo comparamos con lo que ocurría hace diez años, el salto es evidente. Entonces, la tecnología se mencionaba en los ERE de forma genérica, como “cambios en el mercado” o “transformación digital”. Ahora, en compañías como Amazon, HP o Telefónica, se habla de automatización y de inteligencia artificial con bastante más precisión. Eso permite trazar un vínculo directo entre esa integración de IA y la decisión de suprimir puestos concretos.

Según los datos que han trascendido en notas internas, comunicados sindicales y documentación registrada ante la autoridad laboral desde 2023, se aprecia un patrón: se anuncia una inversión relevante en sistemas digitales, se reorganizan departamentos ligados a procesos estandarizables y, poco después, se comunica un ERE apoyado, entre otros motivos, en esa automatización.
No todo son despidos directos: algunas empresas optan por recolocar parte de la plantilla en tareas menos automatizables, como la atención personalizada, el diseño de productos o la supervisión de los propios algoritmos.
El contexto previo ayuda a entender por qué ahora se habla tanto de automatización y de integración de IA como causa de despido. Llevamos años oyendo que la digitalización iba a transformar el empleo, pero durante mucho tiempo se quedaba en un discurso general. La inteligencia artificial generativa, los sistemas que analizan grandes volúmenes de datos o las herramientas de soporte automatizado a clientes ya son productos comerciales concretos, con contratos firmados y plazos de amortización.
No todo encaja en un relato cerrado de “la IA destruye empleo y punto”. Hay empresas que usan inteligencia artificial para crecer en volumen de trabajo y conservar puestos, y otras que la aplican para mejorar condiciones en tareas pesadas o peligrosas. La clave está en qué se hace después: si el ahorro de costes se reinvierte en nuevas contrataciones o mejores salarios, o si se dedica casi por completo a recortar plantilla y aumentar margen.
Si en tu empresa empiezan a aparecer expresiones como “automatización de procesos” o “integración de IA” en presentaciones internas, hay varias señales que conviene vigilar. La primera es si esa tecnología se presenta como apoyo para que tú trabajes mejor o si, poco a poco, empieza a asumir tareas completas. La segunda es si, en paralelo, se congela la contratación o se alarga la vida de vacantes sin cubrir.
En los próximos meses y años, los hitos serán claros. Cada vez que una gran compañía española anuncie una inversión importante en sistemas de inteligencia artificial, merecerá la pena fijarse en lo que ocurre con su plantilla entre los 6 y los 18 meses siguientes. Si ves que se repite el patrón de Amazon, HP o Telefónica, con ERE que mencionan la automatización como causa, la relación entre IA y empleo dejará de ser algo abstracto para convertirse en un factor muy concreto en tu sector.
Por ahora, lo que ya sabemos es que la “automatización” y la “integración de IA” han cruzado una línea simbólica al figurar como causa formal en varios ERE de grandes empresas. Eso indica que la tecnología no solo cambia herramientas y ritmos de trabajo, sino que también pesa en decisiones tan sensibles como quién se queda y quién sale.
Entender este vínculo te ayuda a leer mejor los anuncios corporativos y a situar tu propio empleo dentro de un mapa en el que la inteligencia artificial ya no es solo promesa, sino también argumento para despedir personas.

Directora de operaciones en GptZone. IT, especializada en inteligencia artificial. Me apasiona el desarrollo de soluciones tecnológicas y disfruto compartiendo mi conocimiento a través de contenido educativo. Desde GptZone, mi enfoque está en ayudar a empresas y profesionales a integrar la IA en sus procesos de forma accesible y práctica, siempre buscando simplificar lo complejo para que cualquiera pueda aprovechar el potencial de la tecnología.