Con 100 dólares virtuales y una instrucción muy clara, en 2023 un usuario puso a prueba a ChatGPT con el objetivo de obtener el máximo beneficio posible, legal y sin trabajo físico. El plan nació en Internet y se ejecutó en pocos días. En ese experimento, la IA propuso gastar 10 dólares en un dominio, pagar 5 dólares al mes por alojamiento y destinar los 85 restantes a diseño y contenidos.
Bajo esa pauta, el creador montó Green Gadget Guru, un portal de afiliados sobre productos sostenibles. Para el logo y los gráficos, decidió usar DALL·E 2 y recortar costes.
La idea era sencilla y muy escalable: recomendar artículos ecológicos, como pajitas metálicas reutilizables, sin comprarlos ni almacenarlos. El sitio actuaba como escaparate y cobraba comisión por venta. El tirón en redes llegó rápido y, con él, las primeras métricas llamativas.
En cuestión de días, el portal atrajo miles de miradas, ingresó 1.378,84 dólares y alcanzó una valoración estimada de 25.000 dólares, pese a que seguía siendo un prototipo sin productos propios. Ese contraste, entre tracción y realidad operativa, encendió alarmas. A partir de ahí, la presión creció a la misma velocidad que la viralidad.
Con todo, el experimento cambió de rumbo: el creador cerró Green Gadget Guru, se volcó en una comunidad de Discord y eliminó cualquier rastro del sitio. El “negocio” se apagó, pero la historia aún guardaba otra capa.
Lo relevante no es solo cómo escaló el tráfico, sino qué deja ver sobre expectativas y realidad. Un experimento con ChatGPT puede disparar visitas, seguidores y promesas en horas, pero si no hay producto, equipo y gobernanza, la ola te pasa por encima. Aquí la señal fue clara: más validación social que validación de mercado, y un prototipo que se confundió con empresa.
También te puede interesar:OpenAI recauda $6.6 mil millones y alcanza una valoración de $157 mil millonesSi decides hacer un experimento con ChatGPT en 2025, vigila tres señales: si dependes solo de ruido en redes, si tu propuesta vive de enlaces de afiliación sin diferenciación, y si no tienes un plan para la transparencia financiera. Si ves un pico tipo “25 millones de visitas” en pocos días, prepárate para lo menos glamuroso: procesos, soporte y preguntas incómodas.
De cualquier modo, el caso Green Gadget Guru funciona como aviso y consuelo a la vez. Aviso, porque un reto digital puede convertirse en fenómeno con rapidez y exponerte más de lo previsto. Consuelo, porque a veces el “fracaso” empresarial es el peaje de un cambio que vale más que una valoración de 25.000 dólares. Dos años después, y contado en marzo de 2025, el balance del creador va por ahí.
Directora de operaciones en GptZone. IT, especializada en inteligencia artificial. Me apasiona el desarrollo de soluciones tecnológicas y disfruto compartiendo mi conocimiento a través de contenido educativo. Desde GptZone, mi enfoque está en ayudar a empresas y profesionales a integrar la IA en sus procesos de forma accesible y práctica, siempre buscando simplificar lo complejo para que cualquiera pueda aprovechar el potencial de la tecnología.