Una startup china de IA, DeepSeek, se ha colocado en el centro de la batalla tecnológica entre Estados Unidos y China por un motivo muy concreto: el acceso a los chips más avanzados de NVIDIA. Según una investigación de The Information, la compañía ya estaría entrenando su próximo modelo con hardware que, en teoría, nunca debería haber llegado a territorio chino.
La historia arranca a finales de 2024, cuando NVIDIA empezó a enviar sus chips Blackwell a gigantes como Google, Microsoft y OpenAI desde centros de datos en países donde su venta está permitida. Estados Unidos prohíbe que estos procesadores lleguen a China, pero seis fuentes cercanas a DeepSeek, citadas por The Information, sostienen que miles de estas GPU habrían acabado igualmente en servidores chinos. La forma en que lo habrían hecho es lo que levanta tantas dudas.

Según estas fuentes, el supuesto esquema de contrabando se apoya en algo tan sencillo como comprar los chips Blackwell de forma legal, instalar los procesadores en servidores completos dentro de centros de datos “normales” y dejar que NVIDIA, o socios autorizados como Dell o Super Micro Computer, los revisen como cualquier otro pedido. Todo correcto, al menos en apariencia. El giro llega justo después de esa inspección inicial.
Una vez superados los controles, esos servidores se habrían desmontado pieza a pieza y sus componentes se habrían enviado a China por separado, con declaraciones falsas en aduanas. Este envío troceado permitiría no solo ocultar el destino real de los chips de NVIDIA, sino también borrar la pista del usuario final.
La propia NVIDIA considera que un esquema tan elaborado “parece inverosímil” y asegura que investiga cualquier información sobre actividades ilegales con su hardware.
La compañía lo ha negado todo de forma rotunda y afirma no tener ninguna señal de la existencia de “centros de datos fantasma” montados solo para superar los controles, desmontados después y usados para contrabandear los chips a otro país. Según su versión, no ha recibido avisos de socios OEM ni ha visto evidencias de servidores montados de forma temporal con este fin. Pero el problema es que la estructura de la cadena de suministro juega en contra de una vigilancia perfecta.
También te puede interesar:DeepSeek AI supera a ChatGPT y se convierte en la app Más Descargada en la App StoreLa mayoría de chips de NVIDIA se fabrican en Taiwán y se distribuyen a través de una red internacional de revendedores y socios de integración muy extensa. Esto hace que rastrear dónde termina exactamente cada GPU sea complicado, sobre todo cuando hay países intermedios y centros de datos de terceros. Como explican expertos citados por The Information, perseguir un caso de contrabando de chips exige reconstruir esa cadena con bastante precisión, y eso casi nunca es sencillo.
Jacob Feldgoise, analista del Centro para la Seguridad y Tecnologías Emergentes de la Universidad de Georgetown, lo resume con una frase muy directa: “la carga de la prueba en estos casos es tan alta que muchos nunca llegan a los tribunales”. Para que Estados Unidos pueda hacer cumplir sus propias restricciones necesita pruebas claras, trazables y convincentes, algo difícil cuando hablamos de equipos que se desmontan, se reetiquetan y cruzan fronteras por partes. Aquí es donde encaja la próxima jugada de NVIDIA.
Como respuesta indirecta a estas preocupaciones, la empresa está probando un software de verificación de ubicación que se ejecutaría directamente sobre sus GPU. La idea es que el propio chip ayude a determinar en qué país está funcionando, analizando patrones de rendimiento y otros parámetros. Según la compañía, este sistema es de solo lectura, así que no podría cambiar el comportamiento del chip ni apagarlo de forma remota. NVIDIA insiste mucho en un mensaje: “no hay interruptor de apagado” oculto.
Esa tecnología de verificación todavía no se ha lanzado al mercado. Mientras no esté desplegada de forma general, el control real sobre dónde acaban los chips Blackwell sigue dependiendo de contratos, certificados de exportación y controles físicos en frontera. Si lo comparamos con la velocidad con la que crecen los centros de datos de IA en todo el mundo, la sensación es clara: los reguladores van por detrás.
El interés por los chips Blackwell no es casual. Estamos hablando de la generación más avanzada de NVIDIA, que empezó a enviarse a clientes en el último trimestre de 2024. Estos procesadores incluyen hardware especializado para acelerar la computación dispersa, un tipo de cálculo donde muchas operaciones son ceros y, por tanto, prescindibles. Al centrarse solo en las partes “útiles” de la operación, el chip puede ejecutar estos cálculos hasta el doble de rápido que con métodos tradicionales.
DeepSeek habría apostado justo por esa estrategia. Sus ingenieros estarían aplicando una técnica llamada “atención dispersa” en sus modelos de lenguaje: en lugar de activar todo el modelo para contestar una petición, solo se ponen en marcha las partes necesarias. De esta forma, vas a poder reducir mucho el cómputo por consulta y, con ello, el coste de inferencia en el día a día. El atractivo para cualquier empresa de IA que trabaje con millones de peticiones al día es evidente.
También te puede interesar:Microsoft Inicia Investigación sobre el Uso de APIs de OpenAI por DeepSeekPara entender por qué Estados Unidos se toma tan en serio quién accede a estos chips Blackwell, hay que mirar al plano político. En una reunión privada, Donald Trump llegó a decirle a Xi Jinping que estos procesadores estaban “10 años por delante de cualquier otro chip”. Con esa frase subrayaba la ventaja tecnológica que Washington cree tener en inteligencia artificial y, al mismo tiempo, lanzaba un aviso: no iba a dejar que China se hiciera con ellos.
Lo llamativo es que, pese a esa postura tan dura respecto a Blackwell, Trump sí ha autorizado la venta a China de los H200, una generación anterior y menos avanzada. Estos chips siguen siendo potentes, pero están por debajo en la hoja de ruta de NVIDIA. Ahora mismo, el Gobierno chino todavía está decidiendo si permite a sus empresas comprar los H200 o no. Si finalmente da luz verde, esa llegada oficial podría rebajar el interés por jugársela con chips Blackwell de contrabando.
Al mismo tiempo, DeepSeek no es una empresa cualquiera en los papeles de Washington. En abril, el Comité Selecto de la Cámara de Representantes de Estados Unidos sobre el Partido Comunista Chino publicó un informe en el que la describe como “una amenaza profunda” para la seguridad nacional estadounidense. En ese documento se acusa a la startup de usar de forma ilegal chips de NVIDIA sometidos a control de exportación, lo que la coloca en el centro de la presión política y mediática.
La trayectoria de hardware de DeepSeek ayuda a entender el contexto. Antes de las restricciones de 2022, la compañía entrenó sus modelos con unas 10.000 GPU NVIDIA A100, adquiridas por su matriz, el fondo High-Flyer Capital Management. Estas tarjetas se compraron y almacenaron justo antes de que entrasen en vigor las limitaciones estadounidenses sobre la venta de chips avanzados hacia China, así que el movimiento fue completamente legal, aunque muy calculado.
Documentos de investigación publicados el año anterior al artículo muestran que DeepSeek también había usado chips Hopper, la generación previa a Blackwell. En la práctica, eso significa que la startup ha ido subiendo peldaño a peldaño en la escalera de productos de NVIDIA, desde las A100 hasta Hopper. El salto natural serían ahora los Blackwell, pero ahí se ha cruzado la barrera geopolítica: estos ya no se pueden exportar a China de forma directa.
Todo este rompecabezas deja varios frentes abiertos. Por un lado, DeepSeek no ha emitido ninguna respuesta pública a las acusaciones sobre el uso de chips Blackwell introducidos ilegalmente en China. Su silencio evita alimentar más titulares, pero también mantiene la sospecha en el aire. Si en algún momento aparecen pruebas firmes, la empresa podría enfrentarse a sanciones, restricciones adicionales y una vigilancia continua de sus socios tecnológicos.
Por otro lado, NVIDIA está atrapada en una posición incómoda. Necesita vender sus chips Blackwell al mayor número posible de clientes para sostener su negocio de IA, pero a la vez debe respetar las reglas de exportación de Estados Unidos y demostrar que colabora con las autoridades. La nueva herramienta de verificación de ubicación por software es una manera de decir: “estamos tomando medidas”, sin llegar a un nivel de control remoto que asustaría a muchos clientes de todo el mundo.
En los próximos meses, hay dos señales claras a vigilar. La primera, la decisión final de Pekín sobre la compra de los H200: si China autoriza su entrada, la presión por conseguir Blackwell por vías oscuras podría bajar notablemente. La segunda, el despliegue real del software de verificación de NVIDIA: si se extiende de forma masiva, cualquier chip que aparezca de repente operando en China sin permiso sería un indicador fuerte para los reguladores estadounidenses.

Directora de operaciones en GptZone. IT, especializada en inteligencia artificial. Me apasiona el desarrollo de soluciones tecnológicas y disfruto compartiendo mi conocimiento a través de contenido educativo. Desde GptZone, mi enfoque está en ayudar a empresas y profesionales a integrar la IA en sus procesos de forma accesible y práctica, siempre buscando simplificar lo complejo para que cualquiera pueda aprovechar el potencial de la tecnología.