Si estás pensando en entrar en una gran firma de consultoría, hay un dato que te afecta directamente: las principales consultoras internacionales llevan tres años seguidos congelando el sueldo de entrada para el personal junior, justo cuando la inteligencia artificial está cambiando cómo trabajan por dentro. La foto es clara, pero aún falta un detalle clave: qué pasará con tu carrera si todo el modelo se mueve.
Los nombres son conocidos y pesan mucho en cualquier currículum: McKinsey, Boston Consulting Group, Bain & Company y las Big Four (Deloitte, EY, KPMG y PwC). Sus ofertas para graduados de 2026 en Estados Unidos mantienen exactamente las mismas cifras que en 2024 y 2025, según los datos recopilados por la plataforma especializada Management Consulted. Los paquetes son altos y siguen siendo un imán para miles de universitarios.
Si miras los números, verás por qué la consultoría sigue siendo tan atractiva pese a la congelación. En McKinsey, BCG y Bain, los paquetes totales de primer año para graduados universitarios, sumando salario base y bonus, se mueven entre 135.000 y 140.000 dólares en 2024 y 2025, y así seguirán en 2026. Para quienes llegan con un MBA, las cifras se disparan a una horquilla de 270.000 a 285.000 dólares. El problema está en que, mientras la inflación avanza, el salario de entrada se queda quieto.
En el otro gran bloque del sector, las Big Four, el panorama es aún más duro para el personal junior. Sus sueldos de inicio son tradicionalmente más bajos y están congelados desde 2022. Esto significa que un recién graduado que entre en Deloitte, EY, KPMG o PwC este año cobrará lo mismo que alguien que se incorporó hace tres años, en un contexto de precios al alza y más competencia por los mejores expedientes.
La explicación de fondo apunta a la irrupción de la inteligencia artificial en la consultoría. Según Namaan Mian, director de operaciones de Management Consulted, la IA está permitiendo a las firmas extraer más valor de menos empleados junior y automatizar tareas que antes ocupaban jornadas enteras. Esa mejora de productividad se traduce en menos necesidad de refuerzos jóvenes, y al mismo tiempo presiona a la baja el crecimiento de sueldos de entrada.
El tipo de trabajo que hacía la base de la pirámide es el que más rápido está cambiando. La IA reduce la necesidad de personal dedicado a analizar datos, preparar información de mercado o montar presentaciones de asesoramiento estratégico en PowerPoint. Lo que antes implicaba horas de cruce de hojas de cálculo y búsquedas se resuelve ahora en minutos con herramientas generativas y sistemas internos más sofisticados, así que las firmas ya no necesitan tantos graduados para hacer esas tareas repetitivas.
También te puede interesar:Uso Compulsivo de ChatGPT y Claude ya Afecta la Toma de Decisiones y Revela DependenciaLa propia Management Consulted señala que la disrupción de la inteligencia artificial es más intensa en servicios profesionales y tecnología que en el resto de la economía. Las consultoras se encuentran justo en ese cruce, así que actúan como una especie de laboratorio temprano. Lo que pase con su estructura de personal junior en los próximos dos o tres años puede anticipar cambios parecidos en otros sectores de cuello blanco.
Mientras ajustan el número de graduados que incorporan, las grandes consultoras también empiezan a cambiar el tipo de perfil que buscan. PwC reconoce que en Reino Unido ha reducido la contratación de graduados para 2025 y que no llegará a su objetivo de aumentar su plantilla global en 100.000 personas de aquí a 2026, un plan que se diseñó cinco años antes del boom de la IA generativa. Su presidente global, Mohamed Kande, ha sido claro al explicar el giro: la IA ha elevado la productividad del personal de la firma y ahora interesa fichar gente distinta.
Ese “gente distinta” significa más ingenieros, más profesionales con formación técnica y menos consultores generalistas recién salidos de la universidad. PwC está reorientando su cantera hacia perfiles capaces de entender y desplegar tecnología, no solo de analizar balances o procesos. Y esta estrategia no se queda en una sola firma. Management Consulted detecta el mismo replanteamiento de perfiles y estructura de personal en otras consultoras internacionales, que miran más a expertos de mediana edad con experiencia práctica que a grandes promociones junior.
La lógica interna es sencilla, aunque incómoda para quien aspira a entrar. En palabras de Mian, es más difícil asignar proyectos de implantación tecnológica avanzada a un recién graduado de 23 años que a un profesional con experiencia. Si el negocio gira cada vez más hacia la implantación de soluciones de inteligencia artificial en clientes, las firmas prefieren alguien que ya haya gestionado sistemas complejos, migraciones y cambios organizativos, aunque cueste más por hora.
La moderación en la contratación de jóvenes también se explica por un entorno de mercado más complicado. Directivos de las Big Four en Reino Unido estiman que la incorporación de graduados en las mayores firmas de consultoría y auditoría del país se reducirá aproximadamente a la mitad el año que viene. Matizan que no es solo una reacción a la coyuntura: muchas decisiones se toman anticipando ganancias de productividad que la IA aún no ha terminado de consolidar, pero que dan argumentos para ser más prudentes con las nuevas incorporaciones.
Los costes laborales empujan en la misma dirección. El aumento de la seguridad social, del salario mínimo y de otros gastos asociados a la contratación hace que algunas firmas empiecen a ver más atractivo destinar parte de ese presupuesto a sistemas de IA y a deslocalización que a ampliar la plantilla junior local. La pregunta de fondo es dura: si puedes automatizar una parte del trabajo que hacía un equipo entero de analistas, ¿tiene sentido mantener la misma base ancha de la pirámide?
También te puede interesar:OpenAI Presenta un Agente para Investigación ProfundaAlgunas voces del sector ya han tomado partido. Antonio Álvarez, director europeo de Alvarez & Marsal, defiende abiertamente un modelo con menor diferencia entre el número de profesionales senior y junior, con más peso de personal experimentado. Su propia firma depende más de consultores con trayectorias largas que de grandes grupos de analistas de primer año, y él espera que la IA mejore aún más la analítica y reduzca la necesidad de capas amplias de junior.
Álvarez no ve solo riesgos para los jóvenes, sino también nuevas oportunidades. Considera que la inteligencia artificial aumentará la demanda global de servicios de consultoría, porque las empresas necesitarán ayuda para entender, adoptar y gobernar estas herramientas. Si tiene razón, parte de la reducción de puestos junior en tareas rutinarias podría compensarse con nuevos trabajos ligados a la gestión de proyectos de IA, al control de calidad de datos y a la supervisión de algoritmos.
La presión para usar la IA no viene solo del lado de los costes. Tras varios años de débil crecimiento de ingresos, los socios de muchas consultoras miran la tecnología como una palanca para mejorar su propia rentabilidad. Las firmas quieren que cada socio y cada equipo genere más margen sin aumentar demasiado la plantilla, y la IA encaja en ese plan. Hay un segundo objetivo menos visible pero igual de relevante: mostrar a los clientes que ellas mismas aplican internamente lo que recomiendan en sus presentaciones.
Los movimientos de plantilla recientes ayudan a ver hasta qué punto la inteligencia artificial ya forma parte del día a día. PwC ha recortado 150 empleos de back-office en Estados Unidos y ha explicado que forma parte de su proceso para convertirse en una organización más digital. McKinsey ha despedido a 200 profesionales de TI en todo el mundo en los últimos días, al tiempo que sostiene que la IA le permite ofrecer niveles de oportunidad e impacto sin precedentes para la firma y para sus clientes.
Accenture, un gigante de los servicios profesionales con foco fuerte en tecnología, también ha ajustado su estructura. Ha reducido su plantilla global en más de 11.000 personas, quedándose en 779.000 empleados en el trimestre cerrado en agosto. En paralelo, ha anunciado que prescindirá de aquellos trabajadores que considere que no pueden ser capacitados para el uso de la IA. El mensaje es directo: o aprendes a trabajar con inteligencia artificial o tu puesto se vuelve prescindible.
Mientras los grandes ajustan su pirámide, algunos antiguos socios de las Big Four están montando sus propias boutiques de consultoría en IA. Estas pequeñas firmas nacen con una idea muy clara: usar la tecnología para sustituir, en buena parte, el trabajo de los empleados junior. Su apuesta es que un equipo reducido de expertos apoyados en sistemas avanzados puede hacer proyectos que antes requerían decenas de analistas. Y si ese modelo cuaja, la presión sobre los salarios de entrada en las firmas tradicionales puede aumentar todavía más.
Mark Bunker, ex socio senior de Deloitte y ahora socio director de Queen's Tower Advisory, lo resume de forma directa en una frase que se repite en los foros internos del sector: “la base de la pirámide se irá encogiendo a medida que el trabajo rutinario quede automatizado”. Para él, el criterio experto en la parte alta de la organización ganará todavía más importancia, porque alguien tendrá que interpretar, validar y decidir qué hacer con las recomendaciones generadas por la inteligencia artificial.
No todos los ejecutivos comparten esta visión tan radical sobre el futuro de la estructura piramidal. Eric Kutcher, presidente de McKinsey para Norteamérica, sostiene que el trabajo de la firma seguirá requiriendo el mismo nivel de intelecto y ritmo, y que habrá tareas que las máquinas no podrán realizar. De hecho, afirma que McKinsey planea contratar un 12 % más de graduados en 2026 que en el año actual, lo que va en contra de la idea de una desaparición rápida del modelo clásico.
Otras voces, como las de directivos de AlixPartners, se colocan en un punto intermedio. Hornby, uno de sus responsables, cree que la pirámide tradicional probablemente se contraerá ligeramente, pero no desaparecerá. Espera la creación de nuevos empleos, incluidos puestos junior, orientados a la gestión y supervisión de sistemas de inteligencia artificial. Es decir, menos analistas sacando gráficos en PowerPoint y más jóvenes controlando cómo se entrenan y se usan los modelos de IA dentro de los proyectos.
Si conectas todas estas piezas, aparece una imagen más matizada. A corto plazo, las congelaciones salariales y la reducción de plazas de entrada indican que el camino del recién graduado hacia la consultoría será más estrecho y competitivo. La propia expansión de la inteligencia artificial puede abrir nuevas vías de entrada en áreas híbridas, donde se combine conocimiento de negocio con dominio de herramientas tecnológicas, y donde la palabra clave ya no sea solo “estrategia”, sino también “implementación”.
Los datos que manejan firmas como Management Consulted, unidos a los anuncios públicos de PwC, McKinsey, Accenture y otras consultoras, dibujan un patrón que conviene leer con calma si estás planificando tu carrera. La IA está cambiando qué trabajo se hace, quién lo hace y cuánto se paga por hacerlo, pero no borra la necesidad de talento. Te afectará tanto si quieres entrar como junior como si ya estás dentro y tienes que aprender a convivir con estas herramientas.
Por ahora, el siguiente hito que hay que vigilar son las promociones de 2025 y 2026: ver cuánto se reduce realmente la contratación de graduados en Reino Unido y otros mercados clave y cómo evolucionan los salarios de entrada en consultoras y Big Four. Todo apunta a que la inteligencia artificial seguirá siendo la gran variable que marque la estructura de la pirámide, el futuro del personal junior y la forma en que las firmas reparten el valor entre quienes entran y quienes ya están en la cúspide.

Directora de operaciones en GptZone. IT, especializada en inteligencia artificial. Me apasiona el desarrollo de soluciones tecnológicas y disfruto compartiendo mi conocimiento a través de contenido educativo. Desde GptZone, mi enfoque está en ayudar a empresas y profesionales a integrar la IA en sus procesos de forma accesible y práctica, siempre buscando simplificar lo complejo para que cualquiera pueda aprovechar el potencial de la tecnología.