Si acabas de terminar la carrera en Estados Unidos, el panorama es duro: en junio, el paro de recién graduados fue del 4,8% frente al 4% general, según el Banco de la Reserva Federal de Nueva York. Hay una puerta que no deja de abrirse y paga mejor que nunca. Falta un detalle: esa puerta la cruzan quienes dominan los empleos en inteligencia artificial, no cualquiera.
El giro empezó con la propia inteligencia artificial. Muchas tareas iniciales de oficina se automatizan y eso complica el primer contrato. Si manejas machine learning o modelos generativos, cambian las reglas. Los salarios base de perfiles junior en IA subieron un 12% de 2024 a 2025, según Burtch Works, el mayor crecimiento entre todas las especialidades tecnológicas. No es un pico aislado, es tendencia.
La progresión también se acelera. Quienes trabajan en IA ascienden a puestos directivos al doble de velocidad que sus pares en otras áreas, y el ascenso depende de tu impacto y habilidades más que de los años en plantilla. Esa brecha se nota en la nómina: hay una diferencia importante entre el sueldo de un ingeniero de aprendizaje automático y el de un ingeniero de software tradicional.
En empresas punteras la apuesta es clara. Databricks planea triplicar este año las contrataciones de recién graduados por su familiaridad con la IA. Su CEO lo resume en una frase corta: “Llegan completamente nativos de la IA”. Esa etiqueta importa, porque un científico de IA generativa con dos años de experiencia puede tener un base de 190.000 a 260.000 dólares, y con acciones la cifra se dispara.
Scale AI sirve de termómetro. Allí, aproximadamente el 15% de la plantilla tiene menos de 25 años, los recién graduados rondan los 200.000 dólares de salario base y la captación se centra en perfiles “nativos de la IA” al principio de su carrera. En paralelo, el mercado premia el impacto: si resuelves problemas reales, vas a poder avanzar rápido aunque lleves poco tiempo en la industria.
La historia personal de Lily Ma lo confirma. Con 22 años y grado en IA e informática por Carnegie Mellon, presentó entre 30 y 40 solicitudes, logró una docena de entrevistas y subraya que las prácticas y la experiencia en investigación marcan la diferencia. Rechazó una start-up con un 1% de participación y terminó eligiendo Scale AI. No fue casualidad, fue estrategia.
También te puede interesar:El CEO de Klarna usa un avatar de IA para presentar resultados financierosTambién hay movimiento en las start-ups más jóvenes. Cyril Gorlla, de 23 años, cofundó una empresa de software de seguridad de IA respaldada por Google donde la edad media es de 21 años. Algunos empleados acumulan capital valorado en unos 500.000 dólares. Recibe currículos de gente cada vez más joven, incluso de un candidato de 16 años con publicaciones en conferencias. No basta con ser precoz: el mercado pide pruebas.
La academia lo nota. Jure Leskovec, de Stanford, ve cómo doctorandos abandonan antes de tiempo por ofertas imposibles de igualar. La brecha entre expertos prácticos en IA y programadores convencionales crece, incluso cuando los primeros no tienen títulos avanzados.
Muchos ya hablan de esta hornada como “la siguiente generación de ingenieros de software”. Y hay un motivo: los empleos en inteligencia artificial pagan por resultados, no por títulos.
Las cifras anteriores se han verificado con informes de Burtch Works (crecimiento salarial 2024–2025), registros de ofertas de Levels.fyi y datos del Banco de la Reserva Federal de Nueva York para junio. Si lo comparamos con la app móvil del mercado tech de hace cinco años, hoy vas a poder subir más rápido, pero te van a exigir proyectos reales y dominio de herramientas.
Por último, recuerda el reverso: la IA también elimina parte del trabajo inicial que te daba rodaje. Si te mueves hacia modelos, datos y despliegues, vas a poder entrar por la parte que más crece. El siguiente hito llegará con los ciclos de contratación de otoño de 2025; si ves más ofertas con paquetes totales explícitos y litigios por “poaching”, el pulso seguirá al alza.
También te puede interesar:Informe Revela los Riesgos Ocultos de la IA en el Desarrollo Emocional AdolescenteDirectora de operaciones en GptZone. IT, especializada en inteligencia artificial. Me apasiona el desarrollo de soluciones tecnológicas y disfruto compartiendo mi conocimiento a través de contenido educativo. Desde GptZone, mi enfoque está en ayudar a empresas y profesionales a integrar la IA en sus procesos de forma accesible y práctica, siempre buscando simplificar lo complejo para que cualquiera pueda aprovechar el potencial de la tecnología.