SoftBank se ha convertido en uno de los grandes nombres golpeados por la corrección de la posible burbuja de la inteligencia artificial en Bolsa. En apenas unas semanas, el grupo japonés ha pasado de celebrar máximos históricos a ver cómo el mercado cuestiona su apuesta más agresiva en años.
El 29 de octubre, SoftBank consiguió el punto más alto de su historia en la Bolsa. Desde entonces, el valor se ha desplomado cerca de un 40%, y casi un 18% solo en la última semana, a pesar de un pequeño rebote reciente. Todo esto ocurre mientras el mercado ajusta las valoraciones de las compañías ligadas al boom de la inteligencia artificial, desde Estados Unidos hasta Japón.

Esa desconfianza no solo se nota en la cotización. También ha saltado a un indicador que los inversores miran con lupa cuando temen problemas: los swaps de incumplimiento crediticio, o CDS. En el caso de SoftBank, sus CDS a cinco años subieron el jueves hasta 302 puntos básicos, desde los 280 puntos del día anterior, el nivel más alto desde abril, según datos recopilados por Bloomberg y compartidos entre mesas de trading en Tokio y Londres.
Traducido a un lenguaje más directo, ese salto en los CDS significa que al mercado le cuesta más creer que SoftBank pueda pagar toda su deuda sin sobresaltos. El miedo no viene solo de la caída en Bolsa. Hay una combinación de factores que se refuerzan entre sí y que tienen un centro claro: la apuesta masiva por la inteligencia artificial y, en especial, por OpenAI.
Una parte importante de la presión nace de la caída general de empresas relacionadas con la IA. No solo sufre SoftBank. Incluso Nvidia, icono de este boom, ha retrocedido más de un 15% desde sus máximos recientes, arrastrada por la corrección del sector y por las expectativas de nueva competencia, sobre todo desde Alphabet, que aprieta tanto en modelos de IA como en chips especializados.
Otro foco de tensión es el coste de la nueva deuda que SoftBank está emitiendo para financiar su ofensiva en inteligencia artificial. El grupo ha fijado las condiciones para colocar bonos por 500.000 millones de yenes, unos 3.300 millones de dólares, con un cupón del 3,98%. Ese interés está cerca del límite superior del rango anunciado, que iba del 3,5% al 4,1%, y es el nivel más alto que paga en un bono comparable desde 2009, cuando ofreció un 4,52%.
También te puede interesar:SoftBank Redobla su Apuesta por la Robótica y Compra la División de ABB por 4.600 MillonesEste encarecimiento del dinero llega justo cuando SoftBank más lo necesita. La compañía ha señalado que una parte de los fondos de esa emisión servirá para reembolsar un préstamo puente vinculado a su inversión en OpenAI. Es decir, está pidiendo nueva deuda para tapar otra deuda anterior ligada al mismo gran proyecto de inteligencia artificial.
Los inversores ven la jugada con cautela porque SoftBank no solo está emitiendo bonos, también está vendiendo activos a gran velocidad para concentrarse en la IA. Desde hace meses, el grupo está liquidando posiciones en distintos negocios y fondos para financiar proyectos que van desde modelos generativos hasta robots y centros de datos gigantes.
Entre esos proyectos destaca la enorme ronda de financiación de 40.000 millones de dólares de OpenAI, en la que SoftBank actuó como líder la pasada primavera. A esto se suma el megaproyecto Stargate, una red de centros de datos para IA impulsada conjuntamente con OpenAI y Oracle, y la construcción de distintas fábricas de robots en Estados Unidos, pensadas para nutrir la próxima ola de automatización industrial y de servicios.

En paralelo, SoftBank también ha seguido comprando. Ha cerrado la adquisición de Ampere Computing, una empresa estadounidense de diseño de chips, por 6.500 millones de dólares. Con esta operación, el grupo intenta asegurarse una pieza clave de la cadena de valor de la inteligencia artificial, en un momento en el que la demanda de procesadores eficientes y personalizados no deja de crecer.
El problema es que todas estas apuestas llegan con una factura muy concreta y con fechas marcadas en rojo. En diciembre, SoftBank debe afrontar un pago de 22.500 millones de dólares derivados de los compromisos adquiridos en esa misma ronda de financiación de OpenAI. A la vez, tiene que buscar recursos para financiar la compra de la división de robótica de ABB, valorada en 5.400 millones de dólares.
Para cuadrar estas cifras, el grupo ha acelerado su estrategia de desinversiones. Una de las operaciones más llamativas ha sido la venta de 32,1 millones de acciones de Nvidia por 5.830 millones de dólares. Esa transacción ha sido la tercera mayor salida de un activo en la historia de SoftBank, solo por detrás de la venta de acciones de Uber, por 9.200 millones, y de DoorDash, por 7.900 millones.
También te puede interesar:OpenAI une Fuerzas con SoftBank en Japón en una Jugada que Redefine el Mapa de la IALa venta de Nvidia se produjo cuando la compañía de chips de IA estaba en máximos históricos en Bolsa y se consolidaba como la empresa con mayor capitalización bursátil del mundo, por encima de los cinco billones de dólares. Con todo, incluso ese gigante ha sufrido la corrección de la posible burbuja de la inteligencia artificial, y sus acciones han cedido más de un 15%, en parte por las expectativas de nueva presión competitiva de Alphabet.
Esta rotación de activos no se limita a tecnológicas cotizadas en Estados Unidos. Dentro de su estrategia de “vender para volver a comprar otra cosa”, SoftBank también se apoya en las salidas a Bolsa de sus participadas. La compañía india de comercio electrónico Meesho, respaldada por el grupo japonés, ha iniciado el proceso para debutar en el mercado en diciembre. La operación podría permitirle recaudar cerca de 600 millones de dólares y dar algo de oxígeno adicional a su inversor principal.
La duda que se abre es si todo este movimiento responde a un plan bien calculado o a una carrera contrarreloj para sostener una apuesta gigantesca en IA. Varios analistas de renta fija consultados en Tokio y Hong Kong coinciden en que la señal está en el precio de los CDS. Como resumía uno de ellos, citado por un informe interno de una gran gestora, “el mercado empieza a exigir a SoftBank un precio de riesgo propio de una apuesta binaria, no de un holding diversificado”.
La percepción de riesgo no viene solo por la deuda o la caída de la acción de SoftBank, sino por la enorme concentración en un único gran jugador: OpenAI. El mercado empieza a preguntarse qué ocurre si el dominio en inteligencia artificial generativa se reparte más de lo previsto entre varios actores y el negocio no crece al ritmo que justificaba las valoraciones iniciales.
Alphabet está tensando este escenario con el lanzamiento de su nuevo modelo de IA, Gemini3, y con un mensaje claro de que no va a dejar el liderazgo en manos de un solo rival. Esa nueva competencia afecta tanto a OpenAI como al entorno que la rodea, desde los chips necesarios para entrenar y ejecutar modelos, hasta los servicios en la nube que los alojan.
En este contexto, la apuesta de SoftBank por la inteligencia artificial se ve doblemente expuesta. Por un lado, se ha convertido en uno de los principales financiadores de OpenAI y de proyectos conectados, como Stargate. Por otro, depende de que la narrativa de crecimiento casi ilimitado de la IA aguante el tipo en Bolsa, algo que hoy está bajo revisión diaria en los mercados de Nueva York, Londres y Tokio.
El aumento de los CDS hasta 302 puntos básicos el jueves, el nivel más alto desde abril, refleja esta mezcla de entusiasmo por la tecnología y miedo a la factura financiera. La subida se intensificó precisamente tras conocerse la decisión de SoftBank de acudir al mercado de bonos con esa emisión de 500.000 millones de yenes. Más deuda y a un coste mayor, en un momento en que los ingresos directos de la IA todavía no compensan las enormes salidas de caja.
Si la corrección de la burbuja de la inteligencia artificial sigue, vas a poder ver tres señales claras en SoftBank. Primero, más presión en los CDS y en el tipo de interés de las nuevas emisiones de bonos. Un coste de financiación cada vez más alto haría más difícil sostener el mismo ritmo de inversión en modelos, chips y robots.
Segundo, más desinversiones de activos considerados no estratégicos, similares a la venta de Nvidia o a las futuras salidas a Bolsa de participadas como Meesho. Cada anuncio de venta se convertirá en una pista sobre hasta qué punto el grupo necesita liquidez rápida para cubrir pagos como los 22.500 millones de dólares de diciembre ligados a OpenAI o los 5.400 millones de la división de robótica de ABB.
Tercero, posibles ajustes en los propios proyectos de inteligencia artificial. SoftBank podría redirigir parte de su presupuesto hacia iniciativas con retornos más claros a corto plazo, como la robótica aplicada a logística y sanidad, o ralentizar inversiones más especulativas en infraestructuras gigantes como ciertos tramos del proyecto Stargate si el mercado de capitales se cierra.
En cualquier caso, el mensaje que dejan las últimas semanas es claro: la corrección de la burbuja de la IA no solo mueve gráficos en pantalla, también redefine cuánto cuesta el dinero para quienes han apostado muy fuerte. SoftBank ha pasado a ser el ejemplo más visible de cómo una estrategia agresiva en inteligencia artificial puede disparar tanto las posibilidades de crecimiento como el riesgo financiero, y los próximos meses, con diciembre como fecha clave, dirán si esa jugada se sostiene o si el mercado obliga a replantearla.

Directora de operaciones en GptZone. IT, especializada en inteligencia artificial. Me apasiona el desarrollo de soluciones tecnológicas y disfruto compartiendo mi conocimiento a través de contenido educativo. Desde GptZone, mi enfoque está en ayudar a empresas y profesionales a integrar la IA en sus procesos de forma accesible y práctica, siempre buscando simplificar lo complejo para que cualquiera pueda aprovechar el potencial de la tecnología.