“Mejor Empezar de Cero”: Google Avisa que Retocar Contenido de IA, no Evita el Castigo en su Buscador

Google acaba de lanzar un mensaje muy claro para cualquiera que esté rellenando su web con noticias hechas por inteligencia artificial y luego quiera “arreglarlas” a mano. El aviso llega de John Mueller, portavoz de Google, y afecta de lleno a cómo decides trabajar tu contenido si quieres aparecer en el buscador.

Todo parte de una duda muy concreta que un usuario planteó en Reddit: tenía un dominio cargado de textos generados por IA, de baja calidad, y quería saber si podía “salvarlo” reescribiendo esas noticias a mano y cambiando el idioma. La respuesta de Mueller rompe una idea que muchos dan por hecha y abre un problema más profundo que va más allá de usar ChatGPT, Gemini o cualquier otro modelo.

Lo que Mueller deja claro es que reescribir contenido generado por IA no hace que ese contenido pase a ser auténtico ni valioso solo por tocarlo con manos humanas. Google no premia un texto simplemente porque lo haya escrito una persona, igual que tampoco penaliza automáticamente algo solo porque lo haya escrito una máquina. La clave va por otro sitio y tiene que ver con el papel real que juega tu web dentro de la red.

Según explica, el verdadero problema de ese dominio no está en el origen de los textos, sino en que todo el sitio se ha construido alrededor de contenido de muy baja calidad. Cuando Google ve un histórico así, su sistema empieza a interpretar que la web aporta poco y, aunque siga rastreando las páginas, puede decidir que no merece la pena mostrar muchas de ellas en los resultados de búsqueda. Aquí es donde aparece el detalle que mucha gente pasa por alto.

Mueller apunta que Google prioriza la utilidad, la originalidad y el propósito del contenido por encima de si sale de una IA o de un redactor humano. Si tu web no resuelve bien una necesidad, no aporta nada nuevo y solo rehace lo que ya existe, el buscador la considera una pieza más de ruido dentro del ecosistema digital. Y cuando se acumulan estas señales negativas, el resultado se nota en la visibilidad.

Este enfoque encaja con lo que Google viene defendiendo en actualizaciones recientes, donde insiste en la idea de “contenido útil” como criterio central. Las webs que funcionan mejor a medio plazo son las que muestran un propósito claro, una experiencia decente en móvil y escritorio, y una relación directa entre lo que el usuario busca y lo que encuentra al entrar. Hay un matiz importante cuando hablamos de dominios con un pasado complicado.

Mueller reconoce que un dominio con historial negativo no tiene por qué estar oficialmente penalizado, pero aun así puede tardar muchísimo en recuperar visibilidad. El sistema aprende de lo que ha visto en ese sitio durante meses o años y le cuesta “confiar” de nuevo, incluso cuando empiezas a hacer las cosas mejor. Eso significa que puedes estar subiendo contenido útil y, sin embargo, ver poco movimiento durante bastante tiempo.

Por eso, a la persona que preguntaba en Reddit le lanza un consejo que rompe un poco las expectativas: es más práctico abordar el proyecto como si empezaras desde cero, sin contenido, y pensar qué quieres que sea realmente ese sitio. No se trata solo de corregir párrafos o cambiar frases, sino de replantear la web entera, desde el tipo de temas que tocas hasta la forma en que ayudas a tus usuarios.

En ese mismo hilo, Mueller llega a decir que, en términos de esfuerzo y resultados, comenzar con un dominio nuevo suele ser más rápido y menos frustrante que intentar rehabilitar uno cargado de contenido malo generado por IA. No descarta que tenga sentido intentar salvar un dominio, pero lo condiciona a algo muy concreto: necesitas una estrategia potente y pensada para aportar valor real, no solo una operación estética sobre textos viejos.

El mensaje va más allá del caso puntual y sirve para cualquiera que esté tentado de “lavar la cara” a una hemeroteca entera escrita con IA. Si simplemente reescribes esas noticias a mano, incluso cambiando el idioma, pero mantienes el mismo enfoque de baja calidad y el mismo objetivo de sumar URLs por sumar, Google seguirá viendo lo mismo: un sitio que no mejora la web. Eso no significa que no puedas usar modelos de IA en tu trabajo diario.

Cómo ve Google el contenido generado por IA cuando quiere evaluar la calidad real de una web

Mueller insiste en que la pregunta que se hace Google no es “¿esto lo ha escrito una IA o un humano?”, sino “¿esto sirve de algo a la persona que lo busca?”. Ahí entran factores como la profundidad, la claridad, la actualización de los datos, la forma en que presentas la información y la experiencia completa al navegar. Una noticia copiada de una nota de prensa, pasada por IA y luego reescrita a mano sigue siendo irrelevante si no aporta contexto ni lectura útil.

Los sistemas de Google rastrean (crawlean) constantemente millones de páginas, pero eso no significa que todas deban aparecer en los resultados. En 2024, por ejemplo, el volumen de páginas descubiertas a diario supera con facilidad los miles de millones, y solo una parte entra realmente en el índice visible. Según explica Mueller, si el sistema detecta señales continuas de baja calidad en un sitio, puede optar por no indexarlo bien, incluso sin aplicar una penalización formal.

Esa idea de “no indexar sin penalizar” es clave porque rompe el mito de que, si no has recibido un aviso en Search Console, todo va bien. Puedes no tener ninguna acción manual activa y, sin embargo, ver cómo tus nuevas noticias apenas reciben impresiones. En la práctica, es casi como si estuvieras escribiendo para nadie. Ahí es donde se nota la diferencia entre replantear una web o seguir insistiendo en la misma estrategia con una pequeña capa de pintura.

La propia explicación de Mueller se apoya en la experiencia que Google tiene rastreando todo tipo de sitios, desde medios enormes hasta blogs casi abandonados. Esa observación masiva de patrones es lo que alimenta cada ajuste del algoritmo. Como resume el portavoz de la compañía, “reescribir no arregla un contenido que ya parte de ser malo; tienes que cambiar lo que ofreces, no solo cómo lo dices”.

Históricamente, muchos proyectos han intentado salir de baches de visibilidad a base de reescribir artículos antiguos, cambiar títulos o mover bloques de texto. A veces esto ayuda un poco, pero solo cuando forma parte de un giro más profundo: mejorar la investigación, actualizar datos, incluir ejemplos claros y enfocarse en una audiencia concreta. Cuando esa parte estratégica falta, los cambios cosméticos apenas se notan en el buscador, y eso también afecta al contenido generado por IA.

Cuándo tiene sentido intentar salvar un dominio y cuándo compensa más empezar desde cero

Mueller deja una especie de guía implícita, útil si ahora mismo estás pensando qué hacer con un proyecto que arrastra muchos textos generados por IA. Si tu dominio tiene algo de reconocimiento, enlaces de calidad y una marca que algunos usuarios recuerdan, quizá tenga sentido intentar rehabilitarlo. En ese caso, vas a poder trabajar con una base mínima mientras rediseñas tu estrategia de contenidos y limpias aquello que claramente sobra.

En cambio, si se trata de una web casi anónima, llena de noticias automáticas, sin tráfico real ni comunidad, empezar con un dominio nuevo suele ser más razonable. Vas a poder diseñar una arquitectura pensada para el usuario, elegir mejor los temas y construir una biblioteca de artículos que respondan a búsquedas concretas de forma útil.

Y, algo importante, Google no tendrá ya un historial negativo asociado a ese nombre, lo que acelera un poco la posible recuperación de visibilidad.

En la práctica, el propio Mueller recomienda abordar el trabajo “como si empezaras desde cero” incluso cuando decides mantener el mismo dominio. Eso significa olvidar el impulso de rescatar todas las noticias generadas por IA y centrarse en qué hueco quieres cubrir. Podrías, por ejemplo, especializarte en guías de un sector concreto, en análisis con datos verificables o en reportajes locales con fuentes directas. La clave es que cada pieza aporte algo más que una reformulación de lo que ya está en Google.