El jueves, Oracle se hundió en Bolsa con una caída del 10,84% tras publicar resultados y anunciar más gasto en inteligencia artificial. En un solo día, el grupo tecnológico habría borrado unos 68.000 millones de dólares de capitalización. El golpe ha encendido las alarmas en Wall Street porque convierte a Oracle en un pequeño “termómetro” de hasta dónde puede llegar la fiebre por la IA.
El desplome llegó después de presentar unas ventas en la nube algo peores de lo previsto y, al mismo tiempo, elevar su apuesta en infraestructuras para IA hasta un capex previsto de 50.000 millones de dólares en el ejercicio fiscal que termina en mayo de 2026. Las acciones de Oracle todavía acumulan una revalorización cercana al 19% en lo que va de año, lo que añade más preguntas que respuestas.

Lo que ha pasado en Bolsa va bastante más allá de un mal trimestre. El mercado empieza a preguntarse si el plan de Oracle para construir centros de datos masivos orientados a IA es una jugada maestra a largo plazo o un paso más hacia una posible burbuja del sector.
En los números del segundo trimestre fiscal, cerrado el 30 de noviembre, hay luces y sombras. Por el lado “positivo”, los ingresos totales crecieron un 14%, hasta 16.100 millones de dólares. El negocio en la nube avanzó un 34%, hasta 7.980 millones, y la infraestructura en la nube subió un 68%, hasta 4.080 millones. Esas tres cifras quedaron por debajo de lo que esperaba el consenso de analistas, y ahí empezó el problema.
El otro golpe llegó con la guía para el tercer trimestre. Oracle espera un beneficio ajustado por acción de entre 1,64 y 1,68 dólares, por debajo de los 1,72 dólares que estimaba el mercado según datos de LSEG (Reuters). No es una diferencia enorme, pero en un contexto de euforia por la IA, cualquier desviación respecto a las previsiones se castiga fuerte.
Mientras tanto, el negocio de aplicaciones de software en la nube creció un 11%, hasta 3.900 millones de dólares, pero perdió protagonismo. Por primera vez, la unidad de infraestructura en la nube generó más ventas que el área de aplicaciones. Este cambio de peso interno confirma hacia dónde quiere ir Oracle, aunque también la expone mucho más al ciclo inversor de la IA.
También te puede interesar:Ni Musk ni Bezos: el Nuevo Hombre más Rico del Planeta es Larry Ellison, tras Acuerdo entre Oracle y OpenAIEn paralelo a esos ingresos “decepcionantes”, Oracle anunció que su gasto de capital se disparará. La previsión de capex pasa de 35.000 millones a 50.000 millones de dólares hasta mayo de 2026, es decir, un aumento de 15.000 millones en apenas unos meses respecto a la guía ofrecida en septiembre. Gran parte de ese gasto está ligado a nuevos centros de datos para cargas de IA.
El impacto ya se nota en el trimestre. Los gastos de capital llegaron a unos 12.000 millones de dólares, muy por encima de los 8.500 millones del trimestre anterior y de los 8.250 millones que esperaba el mercado. Esa diferencia explica en parte por qué el flujo de caja libre cayó hasta unos -10.000 millones de dólares, una cifra que ha puesto nerviosos a muchos tenedores de acciones y bonos.
Según la propia empresa, buena parte de ese capex está dedicado a equipos que generan ingresos instalados dentro de sus centros de datos. El director financiero, Doug Kehring, insistió en que la mayoría de los terrenos, edificios y energía se cubren mediante arrendamientos, no con gasto de capital directo. Oracle empieza a pagar esos alquileres solo cuando las instalaciones terminadas y los servicios públicos se entregan oficialmente.
Ese matiz contable no ha sido suficiente para calmar a los mercados porque el nivel de deuda ya es muy alto. La deuda total ronda los 106.000 millones de dólares, según Bloomberg, y los analistas se preguntan cuánto más puede subir si la empresa sigue esa misma senda inversora. Kehring, por su parte, repite que Oracle tiene como principio mantener una calificación crediticia de grado de inversión.
Una pieza clave de la historia está en quién se beneficia de esas infraestructuras. Oracle se ha convertido en proveedor relevante de computación en la nube para OpenAI, TikTok (ByteDance) y Meta. Muchos analistas señalan que una gran parte del capex se está destinando a centros de datos vinculados precisamente a OpenAI, lo que incrementa el riesgo de concentración en pocos clientes.
¿Puede Oracle sostener este ritmo de inversión hasta que la IA le devuelva cada dólar con creces? La compañía mantiene su previsión de ingresos anuales en 67.000 millones de dólares para el ejercicio actual, igual que en octubre, y asegura que los nuevos centros de datos son altamente automatizados y, con el tiempo, rentables. Clay Magouyrk, ahora co-consejero delegado, defiende que Oracle es muy eficaz construyendo y gestionando nubes de alto rendimiento.
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Magouyrk argumenta que, gracias al alto grado de automatización, Oracle puede levantar y operar más centros de datos que muchos rivales, lo que, en teoría, refuerza su negocio de infraestructura en la nube y su posición en inteligencia artificial. La duda es cuánto tardará en reflejarse esa ventaja en márgenes y beneficios por acción, sobre todo cuando las expectativas del mercado siguen siendo muy exigentes.
Hay otro elemento que ha pesado en el ánimo inversor: el contexto de OpenAI. Parte del pesimismo reciente se atribuye al escepticismo creciente sobre si OpenAI podrá mantener el mismo tirón comercial en un entorno donde Google (Alphabet) y otros gigantes empujan fuerte con sus propias plataformas de IA. Analistas como Kirk Materne recuerdan que cualquier frenazo en la demanda de OpenAI podría impactar directamente en las previsiones asociadas a Oracle.
En ese escenario, muchos inversores quieren oír algo muy concreto de la nueva dirección: cómo ajustarían el ritmo de gasto si la demanda de su principal cliente de IA cambia de forma notable. Por ahora, la compañía insiste en que sus centros de datos sirven para más clientes y usos, pero el mercado sigue atento a cualquier señal de dependencia excesiva de unos pocos contratos.
El hundimiento del jueves no se ha producido en el vacío. Las acciones de Oracle han perdido cerca de un tercio de su valor desde el 10 de septiembre, cuando marcaron máximos históricos impulsadas por el entusiasmo en torno a su negocio en la nube. En lo que va de año siguen en positivo, lo que indica que la historia de crecimiento de la nube y la IA no está rota, solo puesta a prueba.
La reacción del mercado también arrastró, aunque de forma más suave, a otros protagonistas del ecosistema. Nvidia cayó alrededor de un 1,55%, Micron se dejó un 1,99% y CoreWeave retrocedió un 0,88%. Estas correcciones reflejan que los inversores empiezan a cuestionar no solo a Oracle, sino la velocidad a la que todo el sector puede absorber más gasto en centros de datos de IA sin ver antes resultados muy claros.
Otro factor a seguir es el cambio en la cúpula. Este trimestre ha sido el primero tras la salida de Safra Catz como consejera delegada y la llegada de un modelo de co-CEO con Clay Magouyrk y Mike Sicilia. La transición coloca a dos perfiles muy centrados en la nube y la infraestructura al frente del grupo, lo que encaja con la nueva etapa, pero también obliga a la pareja a ganarse rápido la confianza de los mercados.
De momento, Oracle mantiene que su prioridad es crecer en infraestructura en la nube, reforzar su negocio de inteligencia artificial y preservar la calificación de grado de inversión. Los próximos trimestres van a ser clave: si la unidad de infraestructura sigue creciendo con fuerza, convierte más backlog en ingresos y empieza a mejorar el flujo de caja, el golpe del 10,84% podría quedar como un susto puntual.
Las próximas guías trimestrales, el ritmo real de ingresos en infraestructura y cualquier ajuste en el plan de gasto en inteligencia artificial serán las señales a vigilar para entender si este tropiezo en Bolsa es una oportunidad o una advertencia más seria sobre los límites del boom de la nube de IA.

Directora de operaciones en GptZone. IT, especializada en inteligencia artificial. Me apasiona el desarrollo de soluciones tecnológicas y disfruto compartiendo mi conocimiento a través de contenido educativo. Desde GptZone, mi enfoque está en ayudar a empresas y profesionales a integrar la IA en sus procesos de forma accesible y práctica, siempre buscando simplificar lo complejo para que cualquiera pueda aprovechar el potencial de la tecnología.