La revista HOLA ha empezado a despedir a casi la mitad de su plantilla en España y lo está haciendo, según explica el propio sector, con un enemigo muy claro en el punto de mira: Google y la Inteligencia Artificial que el buscador está metiendo en casi cada resultado.
Los despidos se han comunicado en las últimas semanas mediante cartas formales a los trabajadores afectados, en las que la empresa se acoge al artículo 52.c) del Estatuto de los Trabajadores, en relación con el 51.1, es decir, a causas económicas, productivas y organizativas. Entre las personas que se van de HOLA hay redactores, personal de apoyo y también varias directoras de la plantilla, algo que deja claro que el recorte es profundo y no solo un ajuste puntual.

Si lees esas cartas, verás que la causa oficial es la caída de ingresos, pero el relato interno que circula en el sector apunta casi siempre al mismo sitio: Google. Según explican fuentes de la redacción, el buscador habría dejado de enviar el volumen de visitas que hacía sostenible el negocio digital de la revista, y la entrada masiva de la IA en los resultados estaría rematando un problema que, como reconocen muchos editores, “viene de los últimos tiempos” y no de una sola noche.
La idea que se repite es sencilla y, a la vez, preocupante: Google toma lo mejor de lo que publican los medios, lo pasa por su Inteligencia Artificial, lo resume y se lo enseña al usuario directamente en la página del buscador, sin necesidad de que hagas clic en la web original. Si lo comparamos con la época en la que cada noticia bien posicionada traía un buen puñado de visitas, el contraste es brutal y la sensación de indefensión, todavía más.
Ese cambio en el buscador tiene una consecuencia directa: menos tráfico hacia las webs de los medios, menos páginas vistas y, por tanto, menos ingresos publicitarios. El problema se hace enorme cuando miras el peso que tenía Google Discover en muchos proyectos digitales. En algunos casos, el tráfico procedente de Discover llegaba a representar hasta el 90 % de las visitas totales de un medio.
Según describen varias redacciones, cada cambio de algoritmo en Google llega como una especie de “terremoto programado”: de un día para otro, el tráfico se desploma y empieza la ronda de informes, nervios y llamadas. La trampa está en que cada ajuste, según sostienen, aumenta un poco más el peso de la IA en el buscador.
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La situación recuerda a una relación de dependencia que se ha ido complicando con el tiempo. Durante años, muchos medios se adaptaron a los caprichos del algoritmo, cuidaron titulares, tiempos de carga, estructuras y hasta formatos, porque sabían que así podrían aparecer más en Google y en Discover. Ahora, con el giro hacia la IA, sienten que juegan en un tablero en el que “Google controla el juego” y ellos solo reaccionan.
Este diagnóstico no se queda en la queja de unas pocas cabeceras. En Bruselas, la Comisión Europea ha abierto una investigación específica sobre el impacto del algoritmo de Google en los medios de comunicación. La institución comunitaria sospecha que el buscador podría estar modificando su sistema para reducir la visibilidad de las noticias y de los editores en general, lo que encaja con las caídas de tráfico y de Discover que están reportando distintas empresas del sector.
La reacción europea no es menor: Bruselas amenaza a Alphabet, la matriz de Google, con una posible multa de hasta el 10 % de su facturación anual. Si tomas como referencia los datos de 2024, estaríamos hablando de más de 30.000 millones de euros.
Es una cantidad gigantesca, pero, para los medios, lo que importa de verdad es si esta presión servirá para que el buscador vuelva a enviar tráfico suficiente como para sostener a redacciones enteras y evitar más despidos como los de HOLA.
Si bajas al detalle, la mecánica es bastante clara. Antes, cuando buscabas una noticia o un tema concreto, Google te enseñaba un listado de enlaces y tú elegías en qué medio querías entrar. Ahora, con la IA integrada en el buscador, muchas de esas respuestas aparecen en una caja superior generada automáticamente, que ya incluye un resumen, algunos datos clave y, a veces, hasta consejos prácticos. En muchos casos, con eso te basta y no haces clic en ninguna web de noticias.
La revista HOLA y otros medios similares notan esta pérdida de clics en su día a día. Sus equipos ven cómo piezas que antes funcionaban muy bien, tanto en buscador como en Discover, ahora apenas reciben visitas. Deben seguir pagando redacciones, maquetación, fotógrafos y todos los costes fijos de producir contenido original. Esa combinación de menos ingresos y los mismos gastos es la que se convierte, al final, en la base legal de los despidos por causas económicas, productivas y organizativas que permite el Estatuto de los Trabajadores.
También te puede interesar:“Mejor Empezar de Cero”: Google Avisa que Retocar Contenido de IA, no Evita el Castigo en su BuscadorEn paralelo, muchos editores se quejan de que Google Discover ya no es el “grifo” de tráfico que era hace dos o tres años. Aseguran que la función, que antes podía disparar una noticia hasta cifras enormes, hoy se ha vuelto mucho más imprevisible y, en la práctica, menos generosa con los contenidos de los medios. El texto que analizamos señala que Discover “ya no genera” el volumen de visitas que proporcionaba antes, y esa frase encaja con lo que cuentan responsables de audiencia en varios países europeos.
Por eso la situación de HOLA no se entiende como un caso aislado. Medios digitales nativos, cabeceras tradicionales y revistas de todo tipo se están viendo obligados a prescindir de empleados por la misma combinación de factores: caída de tráfico desde el buscador, menor peso de Discover, subida del protagonismo de la IA y un modelo publicitario que se apoya en impresiones que ya no llegan. Cada despido nuevo refuerza la sensación de que el problema no es puntual, sino estructural y ligado directamente a la evolución de Google.
A partir de aquí se abren varios escenarios. Uno relativamente optimista pasaría porque la presión de Bruselas y las posibles multas obliguen a Google a revisar cómo muestra el contenido periodístico, devolviendo algo de visibilidad a las webs originales. Si eso ocurre, podrías ver, en los próximos años, un ligero rebote del tráfico a medios como la revista HOLA, con algo menos de dependencia de la IA en la parte alta de los resultados.
Un segundo escenario, bastante más duro, es que el buscador siga apostando por la IA generativa como eje central de la experiencia, tanto en escritorio como en móvil. En ese caso, las redacciones tendrán que buscar otras vías de captación de audiencia, desde redes sociales hasta newsletters, podcasts o modelos de suscripción directa, porque ya no podrán contar con Discover como fuente casi única. Ningún editor serio cree que pueda sustituir de golpe un 60, 70 o 90 % del tráfico perdido desde Google.
Entre ambos extremos, el escenario más probable a corto plazo parece una especie de equilibrio inestable: la IA seguirá ganando peso en el buscador, la Comisión Europea mantendrá abierta su investigación, y los medios tendrán que convivir con caídas de tráfico periódicas, ajustes de plantilla y mucha experimentación.
En cualquier caso, lo que sucede con la revista HOLA funciona hoy como un aviso muy claro de hacia dónde va el sector. Si una marca tan conocida tiene que despedir a casi la mitad de su equipo, incluidas directoras, porque el buscador echa mano de IA para resumir su trabajo sin necesidad de clic, la alerta ya no afecta solo a los medios, sino a cualquiera que viva de crear contenido en Internet.
Mientras Google, su algoritmo y su Inteligencia Artificial sigan “controlando el juego”, la sensación en las redacciones es que vienen tiempos todavía más complicados si nada cambia de forma real.

Directora de operaciones en GptZone. IT, especializada en inteligencia artificial. Me apasiona el desarrollo de soluciones tecnológicas y disfruto compartiendo mi conocimiento a través de contenido educativo. Desde GptZone, mi enfoque está en ayudar a empresas y profesionales a integrar la IA en sus procesos de forma accesible y práctica, siempre buscando simplificar lo complejo para que cualquiera pueda aprovechar el potencial de la tecnología.