Un reciente fallo, tomado por el juez federal William Alsup, ha marcado un antes y un después para las empresas de inteligencia artificial y el uso de materiales protegidos por derechos de autor. El tribunal ha decidido que Anthropic puede entrenar sus modelos de IA usando libros publicados, aunque no tenga permiso de los autores.
Los creadores, artistas y editoriales, muchos de ellos con demandas activas contra compañías como OpenAI, Meta o Google, sienten este fallo como un golpe a sus expectativas. Aunque la sentencia no obliga a otros jueces a seguir el mismo criterio, sí marca una tendencia que podría favorecer, de ahora en adelante, a las tecnológicas frente a los intereses de los autores.
Hasta ahora, la legalidad del entrenamiento de IA con obras protegidas era una incógnita. Muchas compañías defendían que el uso de estos textos estaba cubierto por la doctrina de uso legítimo, pero ningún tribunal había dado un respaldo tan claro como el del juez Alsup.
Ahora, las empresas como Anthropic van a poder continuar usando millones de libros sin pedir permiso, al menos mientras no busquen lucrarse directamente con las obras originales.
Para los autores y editoriales, esto implica un cambio significativo: las dificultades para frenar el aprovechamiento de sus creaciones por parte de las tecnológicas aumentan. El precedente legal da mayor fuerza al argumento de que los “usos transformadores” dentro del ámbito de IA pueden estar protegidos. El camino legal no está cerrado y futuras sentencias podrían variar según el juez.
La doctrina del uso legítimo existe en la ley de derechos de autor estadounidense desde 1976. Pensada en una época sin internet ni IA, ahora se interpreta para casos tecnológicos que nadie imaginó hace cuarenta años. Los tribunales analizan varios puntos, sobre todo tres:
También te puede interesar:El Próximo Modelo de Anthropic podría anunciarse en las próximas semanasEn este nuevo escenario, las tecnológicas van a poder escudarse en la transformación que hace un modelo de IA, porque la salida no reproduce tal cual los textos entrenados. Como cada caso es diferente, los jueces podrían matizar esta protección y poner límites en futuros juicios.
El caso Bartz contra Anthropic va mucho más allá del simple entrenamiento de IA. Los demandantes acusan a la compañía de haber recopilado y hallado almacenamiento para millones de libros descargados desde sitios pirata con “la intención de crear una biblioteca central” para conservar “todos los libros del mundo para siempre”.
Aquí el problema central no es solo el uso en el entrenamiento, sino cómo Anthropic consiguió y guardó esas copias. Descargar obras protegidas de forma masiva desde sitios pirata es, en términos legales, claramente ilegal. El propio juez Alsup reconoce la gravedad del método de obtención, motivo por el que el caso pasa a un juicio aparte que analizará los daños y las posibles indemnizaciones.
Aunque el juez acepta que entrenar IA con libros puede encajar en la doctrina del uso legítimo, deja claro que descargar copias ilegales para crear un archivo central es otro asunto. Es decir, está permitido entrenar, pero no crear una “biblioteca pirata” para tener el material a mano de manera indefinida.
Un aspecto relevante es la indicación del juez de que comprar después una copia legal no limpia la mancha de haber conseguido previamente el libro de forma ilegal. Lo que sí puede ocurrir es que este gesto reduzca el importe de la indemnización a pagar, pero nunca elimina la posible responsabilidad.
Si trabajas en el mundo editorial, eres autor o, simplemente, te interesa la protección de las obras creativas, esta sentencia te afecta. Da pie a que empresas como OpenAI, Meta o Google reclamen protección por uso legítimo en sus entrenamientos futuros, lo que dificulta el éxito de nuevas demandas de artistas y escritores.
También te puede interesar:Anthropic lanza un plan de Claude para colegios y universidadesAhora, el énfasis recae en cómo las empresas consiguen y usan las obras. Usar copias piratas y almacenarlas de forma masiva seguirá bajo lupa judicial. Como lector o creador, vas a poder esperar que el contenido se use en IA, pero que el almacenamiento ilegal se castigue si hay pruebas claras.
Aunque el fallo del juez Alsup sienta unas bases, cada tribunal puede interpretar la ley a su modo y mirar con lupa el contexto de cada caso. La doctrina de uso legítimo no tiene reglas absolutas y suele depender de la percepción y actitud de cada juez. Por eso, aun tras este hito, no existe una protección total ni para empresas de IA ni para autores.
Con todo, este precedente abre la puerta a que nuevos casos sigan el mismo camino, sobre todo en países donde el marco legal esté desfasado respecto a la realidad de internet y la IA. Las próximas sentencias definirán hasta dónde puede llegar el entrenamiento de modelos de IA generativa usando obras protegidas
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