OpenAI ha tomado medidas decididas para proteger su propiedad intelectual tras distintas amenazas de espionaje corporativo, según revela el Financial Times. Este refuerzo de la seguridad viene motivado por la aparición de competidores que, como DeepSeek, han desarrollado recientemente modelos similares y han sido acusados de copiar tecnologías a través de la llamada “destilación”.
A partir de iniciativas concretas, como políticas restrictivas de acceso, controles biométricos o aislamiento físico de tecnologías críticas, OpenAI demuestra una preocupación creciente por evitar fugas y robos de información. Pero, ¿qué hay detrás de cada una de estas herramientas? Vamos a verlo con detalle para que puedas entender las estrategias que se están implementando en la élite de la inteligencia artificial.
A partir del lanzamiento del modelo DeepSeek por una startup china en enero, OpenAI aceleró sus refuerzos de seguridad. La compañía estadounidense sostiene que DeepSeek desarrolló su propio modelo mediante técnicas de “destilación” copiando indebidamente sus sistemas.
Este contexto ha originado un control especial sobre los accesos, la circulación interna de información y sobre quién puede hablar de los desarrollos. Si lo comparamos con otras empresas tecnológicas, la firmeza en las restricciones y la revisión de todos los flujos de información resultan llamativas.
Una de las grandes novedades es la introducción de políticas estrictas de limitación de información, también conocidas como “information tenting”. Esto significa que solo el personal específico y verificado puede acceder a detalles sensibles de los algoritmos o productos aún no lanzados.
Durante la creación del modelo o1, solo aquellos autorizados y plenamente identificados podían hablar sobre el proyecto, incluso dentro de la oficina. Así, la circulación de datos críticos se restringe a entornos totalmente controlados, disminuyendo el riesgo de filtración accidental o premeditada.
También te puede interesar:OpenAI Lanza el Modo Visión en Tiempo Real y Compartir Pantalla en Europa¿Hasta qué punto la protección llega al hardware? OpenAI ha optado por aislar sus sistemas propietarios en ordenadores fuera de línea. Así, los equipos clave no tienen conexión a Internet y su acceso se limita físicamente. Esto impide transferencias digitales indeseadas, técnicas de hackeo externas y facilita el rastreo de cualquier intento de interacción sospechosa.
Este nivel de aislamiento resulta esencial si consideramos que muchas amenazas actuales se valen de vulnerabilidades en las redes internas. Con todo, mantener la tecnología separada del entorno digital general introduce desafíos a nivel de productividad, pero compensa gracias a un nivel de seguridad mucho más alto.
Un cambio tangible para el personal ha sido la implantación de controles biométricos en accesos a las áreas sensibles de la oficina. Utilizando la huella dactilar de los empleados, la empresa asegura que solo personas debidamente acreditadas pueden entrar en determinadas salas, laboratorios o despachos donde se manejan proyectos o algoritmos especiales.
A esta medida se suma el aumento de la presencia y complejidad de la seguridad física en los centros de datos. Más patrullas, monitorización constante y restricciones de horarios acotan las posibilidades de que agentes externos —o incluso internos sin permiso— entren en contacto con equipamientos clave.
Otra de las herramientas empleadas es la política de conexión a Internet por defecto denegada o “deny-by-default”. Esto quiere decir que, salvo excepciones autorizadas, los ordenadores de la compañía están desconectados de la red pública.
¿Necesitas navegar o enviar información fuera? Debes solicitar un permiso específico, que queda registrado y supervisado. De esta manera, se evitan transferencias de archivos no controladas, reduciendo la posibilidad de que modelos, líneas de código u otros activos lleguen a manos no deseadas.
También te puede interesar:OpenAI une fuerzas con los Laboratorios Nacionales de EEUU para transformar la investigación científicaEl personal de ciberseguridad ha crecido y diversificado sus tareas. Hay equipos específicos dedicados tanto a la vigilancia preventiva (sistemas automáticos de detección de amenazas) como a la gestión de posibles incidentes o brechas internas.
Esta ampliación responde a dos hechos: por un lado, las amenazas externas —como los intentos de actores extranjeros— y, por otro, la existencia de un clima interno en el que la fuga de talento y las filtraciones son frecuentes.
Además del temor al espionaje proveniente de otras potencias u organizaciones, OpenAI afronta desafíos ligados a la rotación del talento y las filtraciones internas. Ya se han registrado casos de fugas de ingenieros y científicos a competidores directos, como otras grandes empresas estadounidenses de inteligencia artificial.
También han surgido filtraciones sobre comentarios y decisiones de su CEO, Sam Altman, lo que ha intensificado la vigilancia y el filtrado de la información que circula internamente. El objetivo, más allá de proteger algoritmos, es blindar todos los procesos clave para preservar tanto la ventaja competitiva como la cohesión de la empresa.
OpenAI ha reforzado así su protección ante el robo de propiedad intelectual y las amenazas internas o externas. La empresa apuesta por políticas de “information tenting”, sistemas biométricos y aislamiento físico para asegurar que sus modelos avanzados no caigan en manos ajenas.
Con todo, el aumento del equipo de ciberseguridad y la vigilancia constante muestran hasta qué punto la competencia y los ataques pueden condicionar la cultura de una compañía puntera en IA.
También te puede interesar:Sam Altman Sorprende al Detallar el Consumo Energético Oculto de la Inteligencia ArtificialMe dedico al SEO y la monetización con proyectos propios desde 2019. Un friki de las nuevas tecnologías desde que tengo uso de razón.
Estoy loco por la Inteligencia Artificial y la automatización.