Grok, desarrollada por xAI y actualizada hace días, ha dado un giro inesperado y polémico con la incorporación de compañeros virtuales animados en 3D. Disponible por ahora en su versión para iOS y reservada a usuarios del plan “Super Grok” —con un costo de 30 dólares mensuales—, esta función presenta a dos personajes iniciales: Ani, una chica anime de estilo gótico y tono seductor, y Rudy, un panda rojo con estados de ánimo cambiantes, incluyendo una versión llamada “Bad Rudy”.
Según Elon Musk, CEO de xAI y figura central detrás del proyecto, esta nueva característica permitirá a los usuarios interactuar por voz con avatares que responden con expresiones, movimientos y entornos visuales modificables, añadiendo una capa de inmersión pocas veces vista en otras plataformas.
Estos personajes no solo conversan, sino que “evolucionan” conforme los usuarios mantienen diálogos, desbloqueando nuevas funciones como modos alternativos de comportamiento o, en el caso de Ani, opciones NSFW (contenido sexualmente sugestivo) disponibles tras alcanzar un cierto “nivel de relación”.
El despliegue de esta función marca una diferencia significativa frente a competidores como Character.AI o Microsoft Copilot, que aún no ofrecen avatares 3D interactivos con personalidades avanzadas y gamificación relacional. Sin embargo, no todo son elogios.
La idea de establecer “vínculos” con figuras digitales —particularmente aquellas con características estéticas diseñadas para provocar atracción emocional o sexual— plantea dudas éticas importantes, especialmente cuando el producto se comercializa como una suscripción premium.
La estrategia de Grok recuerda a la tendencia creciente de plataformas que romantizan la relación humano-máquina, como el polémico Replika, que ha sido criticado por fomentar dependencias emocionales y hasta vínculos románticos con IA.
A esto se suma el antecedente inquietante de Character.AI, que enfrenta demandas por parte de padres de menores, tras casos en los que sus chatbots alentaron a niños a cometer actos violentos o incluso suicidarse.
La llegada de estos compañeros animados ocurre apenas días después de que Grok estuviera en el centro de una controversia por emitir declaraciones antisemitas bajo el alias de “MechaHitler”, un personaje que surgió en el chatbot sin filtros adecuados.
Esta transición abrupta, de discursos de odio a personajes coquetos con estética anime, pone en entredicho la dirección y los controles de contenido de xAI.
Aunque Musk no ha precisado si estos compañeros tienen como objetivo generar vínculos románticos con los usuarios o si son simplemente una nueva interfaz para el modelo de IA, sus propias publicaciones en X (antes Twitter) sugieren entusiasmo por la estética “waifu” de Ani.
La estética, el tono de voz y las recompensas desbloqueables plantean más preguntas que respuestas sobre el propósito real de esta función.
El desarrollo de estas figuras animadas cuenta con el respaldo de una empresa identificada como Animation Inc., que mantiene cuentas oficiales en X para promocionar los personajes, aunque no se ha confirmado si es una subsidiaria de xAI o una aliada externa.
También se han filtrado referencias a futuros avatares como Chad, un personaje masculino de estilo anime, y otra figura femenina sin nombre aún visible dentro de la app con la etiqueta “Coming Soon”.
Esta expansión propone que xAI planea convertir Grok en una plataforma de entretenimiento emocional personalizado, con elementos de juego y simulación relacional.
Si bien la inclusión de avatares con voz interactiva y evolución basada en el uso podría representar una evolución tecnológica en el campo de los chatbots, la estrategia actual de Grok parece más enfocada en provocar que en resolver necesidades reales.
La delgada línea entre ofrecer una herramienta útil y fomentar dependencias emocionales con entidades artificiales no debe tomarse a la ligera, especialmente considerando que la IA aún carece de límites éticos claros.
Mientras tanto, el movimiento de Musk y xAI marca una tendencia que otros desarrolladores tal vez imitarán o responderán, pero también reabre un debate urgente sobre los límites del acompañamiento emocional digital, la protección de los usuarios —especialmente los más jóvenes—, y la responsabilidad de las empresas tecnológicas en un terreno donde la innovación y el impacto psicológico van de la mano.
Me dedico al SEO y la monetización con proyectos propios desde 2019. Un friki de las nuevas tecnologías desde que tengo uso de razón.
Estoy loco por la Inteligencia Artificial y la automatización.