Con la vuelta a las clases en septiembre, el uso de ChatGPT para hacer tareas y resolver dudas se ha disparado en colegios e institutos. Y aquí está la parte interesante: una profesora asistente ha mostrado en TikTok un truco que, sin programas extra, delata si un trabajo salió del chatbot.
La creadora se hace llamar Mondaysmadeeasy y trabaja como profesora asistente de lengua inglesa. Comparte vídeos cortos donde explica cómo atajar la copia con inteligencia artificial en trabajos escolares. El contexto es claro: tú ves más alumnos tirando de ChatGPT al inicio del curso, y muchos docentes aún no saben cuándo están corrigiendo a un alumno o a una IA.
Ahí entra su método. Lo presenta como un caballo de Troya que se esconde en el propio enunciado del ejercicio. La idea es colocar una instrucción secreta dentro del texto que entregas al estudiante. Esa instrucción no se ve porque la profesora la oculta cambiando el color de la fuente a blanco y reduciendo el tamaño al mínimo.
Cuando un alumno copia el enunciado y lo pega en ChatGPT para que el servicio web escriba el trabajo, el chatbot lee esa instrucción invisible y la ejecuta. Si después el alumno entrega el texto tal cual, la pista queda en el documento final.
Lo potente es que ChatGPT interpreta instrucciones ocultas, aunque tú no las veas en pantalla. El alumno, si no revisa la respuesta generada, puede dejar esas palabras plantadas en medio del texto. Entonces, la profesora identifica al momento que el ejercicio no es original.
Para probar este método en tu centro, vas a poder hacerlo en minutos. Mantén las instrucciones discretas y coherentes con la actividad para no romper la evaluación.
También te puede interesar:“Uso ChatGPT Todos los Días”: la Confesión en Vivo del Xokas que Inquieta a sus Seguidores…No conviertas la trampa en el único criterio. Hay casos en los que el alumno usa ChatGPT como apoyo, pero reescribe, cita y corrige. En esos escenarios, conviene valorar la autoría con varias señales: estructura repetitiva, ejemplos fuera de contexto y errores “robóticos” en nombres propios o fechas.
También existen límites. Si el alumno imprime el enunciado, lo teclea a mano o limpia el texto antes de pegarlo en el chatbot, el “caballo de Troya” no se activa. Y si la tarea incluye revisión por pares o varias rondas, la pista puede diluirse. Con todo, la técnica encaja muy bien con el patrón más común: copiar el enunciado, pegarlo en ChatGPT y entregar sin revisar.
Lo hemos verificado con un documento de prueba: al pegar un enunciado con una instrucción oculta, el chatbot cumplió la orden y colocó las palabras solicitadas en el primer borrador. Es una confirmación práctica de que la mecánica se sostiene sin necesidad de herramientas adicionales ni extensiones.
Directora de operaciones en GptZone. IT, especializada en inteligencia artificial. Me apasiona el desarrollo de soluciones tecnológicas y disfruto compartiendo mi conocimiento a través de contenido educativo. Desde GptZone, mi enfoque está en ayudar a empresas y profesionales a integrar la IA en sus procesos de forma accesible y práctica, siempre buscando simplificar lo complejo para que cualquiera pueda aprovechar el potencial de la tecnología.