Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI, ha puesto de nuevo en primer plano la “Internet muerta”. Lo hizo en X, donde admitió que antes no se tomaba en serio la idea, pero ahora ve muchas cuentas que parecen gestionadas por grandes modelos de lenguaje. Esto te afecta de lleno: si todo se confunde, ¿cómo sabes con quién hablas y qué contenido es real?
La teoría de la Internet muerta sostiene que la web “murió” entre 2016 y 2017, cuando los algoritmos se hicieron más eficientes y empezaron a producir actividad simulada a gran escala. Según sus defensores, foros, comentarios y reseñas se llenaron de bots que imitan patrones humanos, lo justo para mantener la ilusión de conversación continua y cifras altas.
En ese marco, se plantan tres ideas: dominan los bots que publican sin descanso, prolifera el contenido generado por IA para ganar visibilidad o monetizar, y la participación humana parece caer. El material espontáneo cede terreno y la web se vuelve más predecible y homogénea, con menos sorpresas reales. Falta probar que la mayoría de la actividad sea artificial.
¿Hay datos que sostengan esta percepción? Informes de firmas de ciberseguridad de 2023 y 2024 estiman que cerca de la mitad del tráfico global puede ser no humano en determinados periodos. Ese “hasta el 50 %” orienta el debate, pero no lo zanja, porque no todo bot habla ni simula ser una persona. Muchos rastrean webs, miden rendimiento o hacen tareas útiles.
Más que un fin del mundo digital, la teoría de la Internet muerta es un marco para entender por qué notas conversaciones “planas” y reseñas clónicas. Plantea que la automatización marca el ritmo, y que tú interpretas actividad como señal de vida cuando puede ser solo ruido. Hay matices fuertes: no hay evidencia concluyente de que la mayoría del tráfico sea sintético.
También te puede interesar:Los nuevos modelos de OpenAI podrían costar hasta $2000Los LLM, como ChatGPT, facilitan escribir textos complejos que imitan estilos humanos y cubren nichos a una fracción del coste y del tiempo. Esto tiene usos legítimos, desde asistencia a la escritura hasta soporte técnico. También alimenta granjas de contenidos que suben artículos, imágenes y vídeos en masa para posicionar o monetizar, y eso refuerza la sensación de Internet muerta.
La tesis queda así en terreno intermedio: mucho ruido no humano, pero sin prueba definitiva de que lo dominen todo. “Casi la mitad del tráfico web es no humano en un año medio”, indica un informe de 2024.
La teoría de la Internet muerta ya no es un meme marginal, sino una pregunta práctica sobre autenticidad en línea. Los datos señalan mucho tráfico automatizado y los LLM hacen la imitación más creíble, pero no prueban que “todo” sea artificial.
Directora de operaciones en GptZone. IT, especializada en inteligencia artificial. Me apasiona el desarrollo de soluciones tecnológicas y disfruto compartiendo mi conocimiento a través de contenido educativo. Desde GptZone, mi enfoque está en ayudar a empresas y profesionales a integrar la IA en sus procesos de forma accesible y práctica, siempre buscando simplificar lo complejo para que cualquiera pueda aprovechar el potencial de la tecnología.