Guillermo del Toro lanza un aviso incómodo para cualquiera que crea en el arte hecho a mano. En varias charlas recientes, el director mexicano muestra su rechazo a un futuro donde la inteligencia artificial marque el ritmo creativo.
Del Toro, ganador del Óscar por “La forma del agua” y por “Pinocho” en 2023 (Hollywood), defiende el proceso artesanal y el criterio humano. La frase que más resuena es clara en el fondo, aunque áspera en la forma: no quiere un mundo donde la inteligencia artificial sea la vía dominante en el arte. Falta un detalle clave que veremos en seguida: dónde pone él el límite.

En varios festivales y entrevistas de 2023 y 2024, ha repetido su postura y la ha conectado con su forma de trabajar, muy ligada a maquetas, stop-motion y dibujo. No habla de prohibir, habla de consecuencias. Y abre una puerta que te afecta como espectador y como creador: el riesgo de uniformidad y de crédito difuso.
La preocupación de fondo no es técnica, es de criterio. Cuando dejas que la inteligencia artificial decida el estilo, el ritmo o el acabado, desplazas la mirada del autor. Con todo, del Toro también asume que hay tareas donde la IA ahorra tiempo. Sostiene que el corazón de una obra no puede salir de un generador entrenado con trabajos ajenos sin permiso.
El impacto económico acelera el debate. Según una estimación de Bloomberg Intelligence, el mercado de IA generativa podría mover 1,3 billones de dólares en 2032. A ese tamaño, vas a ver presión para producir más rápido y más barato. La calidad percibida y los derechos de autor pueden chocar con ese impulso.
Hay además un marco legal que se está cerrando en Europa. La Ley de IA de la UE quedó aprobada en marzo de 2024 y empezará a aplicarse por fases. Exigirá transparencia en modelos de propósito general y etiquetado cuando haya contenido sintético.
¿Dónde está el límite para del Toro? En usar la inteligencia artificial como herramienta y no como sustituto. Puedes limpiar ruido, crear un boceto o probar una paleta de color, y vas a poder iterar más rápido. Él defiende que la elección final, el tono, el montaje y la emoción vienen de una persona con sensibilidad, contexto y responsabilidad.
Para ti, consumidor de cine y series, el primer cambio lo notarás en los créditos y en el “look” de ciertas piezas. Si ves estilos muy parecidos, cambios de voz perfectos o escenas imposibles rodadas sin equipo, hay inteligencia artificial detrás. El propio sector intenta poner reglas: el acuerdo 2023 del WGA limitó usos de IA en guion, y SAG-AFTRA fijó protecciones sobre réplicas digitales.
Para ti, creador o técnico, el reto es doble: aprender a usar IA sin entregar tu firma y cuidar lo legal. Tres pautas rápidas para no perder el toque humano y evitar sustos:
Hay algo que la inteligencia artificial aún no replica bien: intención y contexto. Un plano de “Pinocho” puede tardar horas en animarse y corregirse porque hay matices minúsculos que sostienen la emoción. Un generador puede acertar una textura, pero no sabe por qué esa textura importa en esa escena y no en otra.
Si ves avisos de “AI-assisted” en plataformas, contratos con cláusulas más duras o festivales pidiendo declarar herramientas, prepárate para una normalización vigilada. El siguiente hito llega con la aplicación gradual de la Ley de IA en 2025–2026 y con nuevos acuerdos laborales en Hollywood. Si los créditos empiezan a reconocer modelos o datasets, habrá más transparencia real.
Todo esto explica por qué un cineasta tan ligado a lo manual rechaza una “popularización” que borre autores. La inteligencia artificial puede ayudarte a producir, pero no debería decidir por ti. Ese es el mensaje de fondo. Y si te preguntas por el final de esta historia, está en tus manos: cómo usas la herramienta, qué exiges como espectador y dónde pones tú el límite en cada proyecto.

Directora de operaciones en GptZone. IT, especializada en inteligencia artificial. Me apasiona el desarrollo de soluciones tecnológicas y disfruto compartiendo mi conocimiento a través de contenido educativo. Desde GptZone, mi enfoque está en ayudar a empresas y profesionales a integrar la IA en sus procesos de forma accesible y práctica, siempre buscando simplificar lo complejo para que cualquiera pueda aprovechar el potencial de la tecnología.