Jon Hernández, experto en IA y formador, lanza una advertencia incómoda, pero útil: estás usando ChatGPT como si fuera un oráculo y eso te roba criterio propio. Según Hernández, el problema no es técnico, es humano. Ir tras ChatGPT como ibas a Google, esperando la respuesta empaquetada, y te quedas tranquilo. Ese alivio inmediato recorta tus opciones y te deja sin marco de comparación.
Ocurre algo más serio cuando el cansancio juega en contra. El tono convincente de la IA engancha y genera una ilusión de certeza. Pero ahí está la trampa: un modelo de lenguaje genera texto plausible, no verificado. Y eso, usado sin filtro, te pasa factura.

El ejemplo es claro. Una emprendedora de e‑commerce pidió a ChatGPT “el mejor precio” para su producto. El modelo devolvió una media razonable por patrones, sin competencia real ni costes detallados, y sus márgenes sufrieron. El mayor peligro no estaba en el modelo, sino en el impulso de “cerrar el tema” demasiado rápido.
La idea de fondo es entender que la IA sirve para pensar mejor, no para obedecer ciegamente. En vez de exigir una sentencia, pídele alternativas, criterios de comparación, riesgos y supuestos. Vas a poder contrastar caminos y detectar huecos antes de comprometer tiempo y dinero. Un dato del propio método lo aterriza: fija horizontes como “impacto en 90 días” y verás cómo cambia la priorización.
¿Por qué importa? Porque las respuestas de un LLM no están auditadas, aunque suenen firmes. Pueden estar bien redactadas y mal fundamentadas a la vez. Para evitarlo, solicita fuentes con enlace, fecha y alcance, pide un resumen breve y un grado de confianza, y valida manualmente cualquier cifra sensible. Si necesitas datos exactos, no hay atajos: enlace y fecha o mejor esperar.

Hernández propone una fórmula práctica para prompts que evita respuestas bonitas pero vacías: Rol, Objetivo, Contexto, Formato, Criterios, Límites y Siguiente paso. Cuando defines el rol y el objetivo, das contexto medible, fijas criterios y límites, y exiges un siguiente paso, la salida se vuelve accionable. Un buen prompt ahorra horas de corrección posterior.
“Actúa como analista de producto. Objetivo: priorizar tres hipótesis de crecimiento para un SaaS B2B. Contexto: MRR 40k, churn 3,6%, equipo de 6, mercado España/Latam. Formato: tabla con hipótesis, impacto esperado, esfuerzo (bajo/medio/alto), riesgos, señales para validar. Criterios: maximizar MRR en 90 días sin subir CAC. Límites: no inventes datos; si faltan, marca ‘desconocido’. Siguiente paso: sugiere test rápido de validación.”
Ese esquema funciona igual si tu churn es del 3,6 % en marzo de 2025 o si estás en otra fase. Lo importante es el encuadre. Preguntas vagas u objetivos difusos, sin límites ni contexto, solo generan respuestas brillantes en forma y flojas en fondo. Con un par de ajustes vas a poder exprimir ChatGPT como “sparring” de pensamiento.
“La IA funciona mejor como ‘sparring’ que como juez final.”
Convierte la salida en un “tablero de decisiones”. Pide matrices comparativas con alternativas, beneficios, costes, riesgos y supuestos, junto a criterios ponderados. Así, la persona decides tú, no el modelo. En temas de negocio, ChatGPT brilla como herramienta de análisis que propone opciones, advierte y sugiere un siguiente paso medible.

Hay un ritual breve que funciona: dedica 2 minutos a formular bien la petición, 5 a verificar puntos clave y, en decisiones importantes, 10 minutos para explorar con IA y 5 minutos para decidir sin ella. Lleva una libreta con prompts que te hayan dado buenos resultados y otra con errores comunes. Pídele a la IA que señale supuestos ocultos y datos faltantes.
Cuando necesites verificación, solicita fuentes con enlaces, fecha y alcance, y pide un resumen de 5 líneas con grado de confianza. Si el modelo responde con seguridad total y sin referencias, desconfía. Repite la búsqueda con términos contrarios y compara. En salud, finanzas o legal, mantén una regla fija: la IA asiste la búsqueda, pero el juicio es tuyo.

Directora de operaciones en GptZone. IT, especializada en inteligencia artificial. Me apasiona el desarrollo de soluciones tecnológicas y disfruto compartiendo mi conocimiento a través de contenido educativo. Desde GptZone, mi enfoque está en ayudar a empresas y profesionales a integrar la IA en sus procesos de forma accesible y práctica, siempre buscando simplificar lo complejo para que cualquiera pueda aprovechar el potencial de la tecnología.