Meta quiere algo más que electricidad barata para sus centros de datos de IA en Estados Unidos. La compañía de Mark Zuckerberg intenta entrar en el negocio de la compraventa de electricidad y pidió permiso al regulador federal para operar como un actor más en mercados energéticos.
Según adelantó Bloomberg, Meta y Microsoft han solicitado a las autoridades federales de EE. UU. autorización para negociar electricidad en los grandes mercados mayoristas del país. El movimiento llega en plena carrera por construir centros de datos de IA en lugares como Luisiana, Iowa o Texas, y se cruza con otra pieza clave de este tablero: Apple, que ya dispone de ese permiso y actúa como un “intermediario” energético limitado.
La idea de Meta no es montar una eléctrica clásica que compita contigo en la factura de casa, sino algo más específico. Quiere poder cerrar contratos grandes y muy largos con nuevas centrales de generación, asegurarse energía para sus servidores y, si le sobra, revender parte de esa electricidad en los mercados al por mayor. Falta un detalle que lo cambia casi todo: el riesgo que asume cada parte.
Hasta ahora, los grandes centros de datos solían firmar acuerdos de compra de energía a largo plazo con promotores de parques eólicos, solares o de gas, y con eso se financiaban muchas plantas. Meta ya juega en ese terreno, pero se queja de que el sistema se queda corto para el volumen brutal de electricidad que necesitan sus granjas de IA. El consumo no deja de crecer y la oferta nueva no llega al ritmo que la empresa quiere.
La responsable global de energía de la compañía, Urvi Parekh, lo resume de forma muy clara. En declaraciones recogidas por Bloomberg, afirma que los promotores de centrales eléctricas buscan seguridad total antes de construir. Según Parekh, “los desarrolladores quieren saber que los grandes consumidores de energía están dispuestos a asumir riesgos y comprometerse de verdad”. Ahí es donde entra la ambición de Meta de entrar de lleno en la compraventa de electricidad.
Si consigue esa autorización, Meta sostiene que vas a poder ver un comportamiento distinto en cómo se levantan las nuevas plantas. La empresa podría comprometerse a comprar durante muchos años la producción de proyectos que todavía no existen, empujar que se construyan antes y, al mismo tiempo, rebajar su propio riesgo financiero. ¿Cómo? Colocando en el mercado mayorista la energía que no necesite en cada momento.
También te puede interesar:Meta fue sorprendida manipulando benchmarks de IAEl matiz importante está en el tamaño del apetito energético. El auge de la IA generativa y de los modelos gigantes hace que cada nuevo campus de centros de datos consuma lo mismo que una ciudad mediana. El propio caso de Meta en Luisiana es ilustrativo: solo para su campus de centros de datos en ese estado, las previsiones hablan de al menos tres nuevas centrales de gas dedicadas, algo impensable en el internet de hace diez años.
Ese ejemplo de Luisiana sirve para poner números al discurso. No se trata solo de comprar electricidad “verde” para quedar bien en los informes de sostenibilidad, sino de garantizar megavatios constantes, día y noche, para alimentar servidores de IA que no paran. Cuando una empresa calcula que un único campus va a exigir tres centrales de gas nuevas, queda claro que la presión sobre la red eléctrica es histórica.
Los datos que maneja el sector, y que cita Bloomberg, apuntan a un crecimiento del consumo eléctrico de los centros de datos en Estados Unidos de varios puntos porcentuales de la demanda total antes de 2030. No son cifras abstractas: son gigavatios que tienen que salir de alguna parte, ya sea de parques solares, eólicos, reactores nucleares o centrales de gas. Si lo comparamos con la app móvil que usas cada día, cada consulta de IA lleva detrás una factura oculta de energía mucho mayor.
Desde la óptica de Meta, entrar en la compraventa de electricidad le permite tres cosas que hoy tiene limitadas. Primero, asumir compromisos de compra más agresivos con nuevas plantas, algo que gusta a los promotores porque les asegura ingresos durante años. Segundo, deshacer parte de esa posición cuando le sobre energía, revendiéndola en los mercados mayoristas. Y tercero, influir mucho más en cómo y dónde se amplía la capacidad del sistema eléctrico.
Parekh insiste en que el problema no es solo financiero, también de coordinación. Si las tecnológicas esperan a que el sistema eléctrico crezca por su cuenta, el refuerzo de líneas y la construcción de nuevas centrales van a un ritmo que ellas consideran demasiado lento. Desde su punto de vista, sin una participación más activa de Meta en la conversación sobre la expansión de la red, la oferta no crece al nivel que exige la ola de centros de datos de IA.
En la práctica, Meta quiere sentarse a la misma mesa que las eléctricas, los operadores de red y los reguladores, y hacerlo no solo como cliente en línea que paga su factura, sino como comprador-vendedor de electricidad con licencia. Eso supone un salto de rol. Ya no se limita a contratar potencia, sino que influye en qué proyectos salen adelante y cómo se reparten los riesgos entre el que construye la planta y el que consume la energía.
También te puede interesar:Meta Comenzará a Usar Casi Todos Tus Datos Para Entrenar Su IA: Así Puedes ProtegerteLa autorización que ha pedido la compañía es similar a la que ya tiene Apple, que puede actuar como “agregador” o gestor de energía en Estados Unidos. Apple usa esa figura principalmente para dar salida a electricidad de proyectos renovables vinculados a sus operaciones. La diferencia es que Meta llega con un volumen mucho mayor previsto para centros de datos de IA y con una urgencia declarada para acelerar la construcción de nuevas infraestructuras.
Si el regulador da luz verde, vas a poder ver varios cambios a corto y medio plazo. El primero, más anuncios de nuevas plantas de generación firmadas con grandes contratos de compra ligados a centros de datos de IA. El segundo, un papel creciente de las tecnológicas en las decisiones sobre dónde se refuerza la red eléctrica y qué tipo de generación se prioriza en zonas como el sur y el medio oeste de EE. UU.
El tercer cambio, menos vistoso pero clave, se dará en el equilibrio de poder con las eléctricas tradicionales. Cuando un gigante digital se convierte también en actor activo de la compraventa de electricidad, reduce su dependencia directa de una sola compañía suministradora y gana margen para buscar precios y condiciones diferentes. Sigue necesitando la infraestructura física de red y las normas del regulador, por lo que no puede ir por libre del todo.
Todo este movimiento se apoya en datos de consumo que los propios operadores de red publican periódicamente y en documentos de solicitud de licencia ante la Comisión Federal Reguladora de la Energía (FERC, por sus siglas en inglés). Es la misma vía que siguió Apple, y que ahora están recorriendo Meta y Microsoft, para poder operar en los mercados mayoristas sin pasar exclusivamente por intermediarios financieros o por las grandes eléctricas de siempre.
En cualquier caso, la pregunta de fondo es hasta qué punto queremos que la expansión del sistema eléctrico dependa de los planes de unos pocos gigantes tecnológicos. Los centros de datos de IA necesitan electricidad constante y barata, pero comparten red con hogares, empresas e industria. Si en los próximos años ves debates públicos sobre nuevas centrales de gas o proyectos eólicos vinculados a un campus de servidores, este movimiento de Meta estará muy presente.
Por ahora, la pista a seguir está en las fechas de respuesta del regulador estadounidense y en los anuncios de nuevas plantas asociadas a campus como el de Luisiana. Si la FERC aprueba su entrada en la compraventa de electricidad, Meta va a poder comprometerse a comprar energía a largo plazo con más seguridad y, a la vez, revender parte en los mercados mayoristas cuando le convenga. Eso marcará hasta qué punto la próxima ola de centros de datos de IA se construye al ritmo que la compañía espera o se topa con el límite duro de la red eléctrica actual.

Directora de operaciones en GptZone. IT, especializada en inteligencia artificial. Me apasiona el desarrollo de soluciones tecnológicas y disfruto compartiendo mi conocimiento a través de contenido educativo. Desde GptZone, mi enfoque está en ayudar a empresas y profesionales a integrar la IA en sus procesos de forma accesible y práctica, siempre buscando simplificar lo complejo para que cualquiera pueda aprovechar el potencial de la tecnología.