Imagínate pagar una suscripción solo para poder seguir hablando con un chatbot de inteligencia artificial que ya sientes casi como un amigo. Eso está pasando hoy en muchos países, y ahora un estudio europeo sugiere algo inquietante: las personas más enganchadas a estos chatbots de IA tienden a tener más malestar psicológico.
La investigación la firma la Universidad de Tampere, en Finlandia, y se centró en los llamados “amigos chatbots”, como Replika o My AI, con los que chateas a diario, compartes secretos o buscas apoyo emocional.
El trabajo se publicó en la revista Journal of Social and Personal Relationships y pone el foco en una pregunta incómoda: ¿la inteligencia artificial empeora la salud mental o son las personas ya vulnerables las que acaban recurriendo a ella?
Seguramente conozcas a alguien que habla con un chatbot de inteligencia artificial como si fuera una persona más. Le pone mote, le cuenta problemas del trabajo, le consulta dudas de pareja y, en algunos casos, paga versiones premium para desbloquear más funciones. Hasta ahora había muy pocos datos sólidos sobre qué significa esto realmente para el bienestar psicológico.
El nuevo estudio intenta cubrir ese hueco. Los investigadores querían saber, con números, si quienes usan estos chatbots sociales se sienten, de media, mejor o peor que quienes no los usan. Y sobre todo, querían comprobar si ese patrón se repetía en varios países, no solo en un lugar concreto con una cultura muy específica.
Para ello, el equipo de Iina Savolainen analizó datos de una encuesta en línea realizada en 2023 con 5.663 adultos de seis países europeos: Finlandia, Francia, Alemania, Irlanda, Italia y Polonia. Estas personas respondieron preguntas sobre su uso de servicios de “amigos chatbots” basados en inteligencia artificial, y también sobre su estado de salud mental. A partir de ahí llegó el resultado que ha encendido las alarmas.
El nivel de malestar se midió con el Inventario de Salud Mental, una herramienta estandarizada que se usa en psicología para evaluar el bienestar. No se basaron en impresiones sueltas, sino en un cuestionario validado que permite comparar grupos. Después, los investigadores contrastaron las puntuaciones de quienes usaban chatbots de IA con las de quienes no los usaban en absoluto.
Lo que encontraron fue una correlación clara: las personas que usan chatbots sociales de inteligencia artificial muestran, de media, más angustia psicológica que quienes no los usan. Hablamos de más síntomas de ansiedad, más sensación de tristeza y peor percepción general de su bienestar mental. Lo llamativo es que este patrón no apareció solo en un país o en un segmento pequeño de la muestra.
La relación entre uso de chatbots y peor bienestar mental se repitió de forma constante en los seis países estudiados, lo que sorprendió al propio equipo. Esta consistencia intercultural refuerza la idea de que no estamos ante un efecto raro o aislado. Como resume la propia Savolainen en la nota técnica del estudio, “los humanos necesitamos relaciones, y cada vez más las construimos a través de pantallas y algoritmos”.
Aquí está la trampa que no puedes perder de vista: que haya correlación no significa que haya causalidad. Los autores lo remarcan varias veces. El estudio solo permite hablar de asociaciones, así que no se puede asegurar que los chatbots de inteligencia artificial causen directamente un deterioro en la salud mental. Es posible que, simplemente, las personas con más malestar sean las que buscan compañía en estos sistemas.
Muchas personas recurren a chatbots de inteligencia artificial para cosas muy concretas: hablar de sus miedos sin sentirse juzgadas, pasar el rato cuando viven solas o practicar conversaciones si les cuesta relacionarse cara a cara. Vas a poder reconocer varios de estos patrones en tu entorno más cercano.
En este contexto, Savolainen recuerda que tenemos una necesidad innata de crear y mantener relaciones, y que ahora esa necesidad se canaliza, en buena parte, a través de la tecnología. Antes era un foro o una red social, hoy puede ser un chatbot que responde a cualquier hora, que nunca se enfada y que siempre devuelve un “una especie de 'ping'” de atención inmediata. Eso resulta muy atractivo si te sientes solo o desbordado.
Con el auge reciente de la inteligencia artificial, cada vez más gente prueba estos chatbots sociales como forma de compañía o apoyo emocional. Hay quien solo los usa para charlar un rato antes de dormir, y hay quien termina construyendo una relación casi diaria con ellos. Los autores recuerdan que todavía hay sorprendentemente pocos estudios empíricos que expliquen quién los usa, cómo los usa y qué efectos tiene eso a medio plazo.
La propia metodología de este trabajo ayuda a poner orden en el debate. No se trata de un experimento de laboratorio con pocas personas, sino de una encuesta con miles de adultos en seis países distintos, realizada a finales de 2023. Esa fecha tiene truco: fue menos de un año después del lanzamiento de ChatGPT de OpenAI, en una fase muy temprana de adopción masiva de la inteligencia artificial.
Uno de los puntos que el equipo señala como limitación es, precisamente, esa antigüedad relativa de los datos. La encuesta se hizo cuando la fiebre por los chatbots de IA empezaba a despegar, pero todavía no estaban tan integrados en apps, móviles y servicios web como ahora. Por eso, los investigadores admiten que los patrones de uso y sus efectos podrían haber cambiado desde entonces.
El valor del estudio está en que ofrece una primera foto global de la relación entre chatbots sociales e indicadores de salud mental. Pone en cifras algo que ya se intuía: cuando una persona está muy enganchada a la inteligencia artificial como compañía, es más probable que arrastre un malestar previo o que esté pasando por un momento delicado.
Si en los próximos años ves más investigaciones que replican estos resultados, sobre todo con datos de 2024 y 2025, será una señal clara de que el vínculo entre uso intensivo de chatbots de IA y angustia psicológica se mantiene. Si, por el contrario, surgen estudios que muestran un efecto más moderado o incluso neutro, quizá estemos ante una fase de adaptación inicial que luego se estabiliza.
Por ahora, lo prudente es quedarte con dos ideas. Primera, el uso frecuente de chatbots de inteligencia artificial se asocia a mayor malestar psicológico, al menos en los datos recogidos en Europa a finales de 2023. Segunda, esta asociación no significa que la IA te “rompa la cabeza” por sí sola, pero sí apunta a que conviene vigilar cómo y por qué la usas, sobre todo si empiezas a sustituir relaciones reales por pantallas que siempre contestan.
Directora de operaciones en GptZone. IT, especializada en inteligencia artificial. Me apasiona el desarrollo de soluciones tecnológicas y disfruto compartiendo mi conocimiento a través de contenido educativo. Desde GptZone, mi enfoque está en ayudar a empresas y profesionales a integrar la IA en sus procesos de forma accesible y práctica, siempre buscando simplificar lo complejo para que cualquiera pueda aprovechar el potencial de la tecnología.
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