Adobe Firefly Pro o Plan Gratuito: Qué Incluye Cada Uno y Cuántos Créditos de IA Consigues

Adobe Firefly es una aplicación web que reúne en un mismo lugar modelos de IA (algoritmos que generan contenido) de Adobe y de socios como Google, OpenAI, ElevenLabs o Topaz, bajo una sola interfaz.

Además, Adobe integra Firefly con su ecosistema, como Photoshop Web y Adobe Express. La promesa es clara: menos saltos entre herramientas y más continuidad entre lo que se imagina, se produce y se publica.

Ahora bien, esa centralización tiene una pieza clave: el sistema de créditos generativos (un “saldo” que se consume al usar funciones de IA generativa). Firefly y el resto de apps de Adobe comparten ese bolsillo, así que un efecto en Photoshop puede impactar en lo que queda disponible para un video.

Para entenderlo sin tecnicismos, Firefly se parece menos a “una app mágica” y más a una casa con un tablero eléctrico.

En esa casa, cada habitación es un tipo de tarea: ideación, generación, producción y acciones rápidas. Y cada vez que se enciende un artefacto potente —por ejemplo, un modelo de video— el medidor corre más rápido. Los créditos son el interruptor que te dice cuánta energía estás usando.

Por eso, Firefly no se limita al texto a imagen. También permite texto a video, texto a voz, imagen a video, texto a vector y más. Incluso ofrece Boards, tableros de desplazamiento infinito donde se mezcla material propio con contenido generado y se aplican flujos de trabajo predefinidos, como “try on” para visualizar prendas sobre poses.

¿Cómo se usa Firefly sin perderse en el “cableado”?

El uso básico es directo: se entra desde el navegador, se inicia sesión con una cuenta de Adobe y aparece una pantalla con un campo de texto y accesos sugeridos. Luego, en “Nuevo”, se elige “Imagen” dentro de “Generar”.

Ahí se selecciona modelo, relación de aspecto y, si hace falta, una imagen de referencia (una foto guía para acercarse a un estilo o composición). En el mismo campo donde se escribe el prompt (la instrucción en lenguaje natural), Firefly indica cuántos créditos costará generar.

Si el resultado no convence, se puede pedir variantes con “Generar más”. Y si está cerca, pero no perfecto, se puede editar con texto o reutilizar esa salida como referencia. Firefly, además, guarda un historial para retomar recursos más tarde, como si fuera una alacena ordenada de intentos anteriores.

Para video, el camino es similar: “Nuevo” → “Video”, y se definen modelo, resolución, fotogramas por segundo y duración. También se puede partir de un fotograma inicial y pedir movimiento. Modelos como Veo 3.1 (generación de video con movimiento) pueden producir bucles con animación natural desde una imagen y una instrucción simple.

El dato práctico: cuánto “cuesta” cada idea

El consumo de créditos varía por modelo y puede cambiar con el tiempo. Hoy, por ejemplo, Nano Banana de Google cuesta 10 créditos por generación, e Imagen 4, 20 créditos durante un periodo limitado. En escalado, Topaz Gigapixel consume 10 créditos hasta 25 megapíxeles y 20 por encima de esa resolución.

En video, el medidor se acelera: Luma AI Ray2 cuesta 50 créditos por segundo a 720p y 150 por segundo si se pide 4K. Adobe sostiene que esos costes pueden bajar si los modelos requieren menos recursos informáticos.

La clave está en la letra chica del plan. En el plan gratuito, cualquier función generativa consume créditos (aunque muchas estándar cuestan solo 1). En planes pagos de Firefly o con Creative Cloud Pro, las funciones estándar son ilimitadas y los créditos se reservan para las premium, como “Extensión generativa” en Premiere Pro.

Si el saldo se agota, queda esperar la renovación o comprar paquetes: 2.000 créditos por 10 dólares al mes, 7.000 por 30, o 50.000 por 200, con 100 GB extra de nube incluidos.

En el día a día, Firefly funciona como un central que ordena herramientas y decisiones: qué modelo usar, cuánto gastar y qué tan seguro es el uso comercial según el motor elegido. Y, para muchos, esa claridad vale tanto como la imagen final.