Este otoño, OpenAI, Google y Amazon han acelerado los planes para que compres con un par de mensajes desde el móvil. La promesa es fuerte: delegar en la máquina la búsqueda y el pago de regalos.
Durante las primeras pruebas públicas, como Instant Checkout, llegan de colaboraciones entre gigantes de IA y socios minoristas en Estados Unidos, con Walmart, PayPal o Shopify en la lista. Google, por su parte, muestra agentes capaces de rellenar formularios y llamar a tiendas para confirmar precios. Aun así, los agentes de IA siguen pidiendo tu mano en cada paso clave, y esa es la grieta que vamos a ver.

Hoy, estos bots funcionan con lentitud y solo para un puñado de artículos. Un ejemplo concreto: en una prueba reciente, un agente integrado en el navegador Opera tardó 45 segundos en añadir huevos al carrito de Amazon, cuando hacerlo tú desde la app lleva un tercio de ese tiempo. Con todo, los consumidores esperan magia navideña y podrían llevarse una decepción.
El interés existe y crece. Encuestas recientes en EEUU señalan que el 60% planea apoyarse en esta tecnología para comprar, un 20% dejaría que un agente hiciera compras rutinarias en su nombre y un 25% preferiría evitarla. Y la pista del dinero es clara: McKinsey proyecta hasta un billón de dólares en ventas asistidas por IA para 2030 solo en Estados Unidos.
¿Dónde se atasca? En los acuerdos. OpenAI, Google, Amazon y otros negocian con grandes minoristas para limitar errores costosos y pactar qué datos de productos e historial de chat se comparten. El dinero y los datos están en el centro. Empresas de IA buscan comisiones por facilitar compras, y OpenAI ya cobra “una pequeña comisión” a socios como Etsy en pagos instantáneos. Proteger la confianza pesa más que cerrar rápido un trato.
El intercambio de información es delicado: los comercios cuidan sus datos de precios y clientes, y las tecnológicas protegen el historial de conversación para mantener la cercanía del chatbot. Para que los agentes de IA respondan bien, necesitan información en tiempo real; mientras, los minoristas piden más contexto del comprador. Hoy, la función de apps de OpenAI permite que socios como Expedia reciban la IP y consultas relevantes de ChatGPT, y Expedia aspira a más datos si tú das tu consentimiento.
También te puede interesar:Amazon lanza guías de compra impulsadas por IA para mejorar la experiencia del usuarioLa ambición es alta, pero el listón también. “Lograr una experiencia de compra con IA que sea realmente funcional y ‘mágica’ todavía enfrenta grandes retos”, resume Talia Goldberg (Bessemer). En paralelo, el CEO de Amazon, Andy Jassy, critica la baja personalización, la falta de historial útil y errores en información de entregas y precios en plataformas actuales.
Hay avances parciales. OpenAI ha anunciado su alianza con Walmart para comprar desde ChatGPT, y tanto OpenAI como Perplexity han cerrado acuerdos con PayPal y Shopify. Google enseña agentes que completan pagos en webs.

Y la app de Expedia en ChatGPT ya ofrece precios de vuelos y hoteles en tiempo real, aunque la reserva la haces tú. Expedia reconoce que su integración con IA vende más de lo previsto, lo que confirma el potencial inmediato como herramienta de investigación.
Esta Navidad, vas a poder pedir a un bot que seleccione regalos, los añada por ti e incluso pague al instante en ciertos casos. El control final seguirá siendo humano, y eso es clave cuando un fallo cuesta caro. Nelson, de Expedia, lo explica con un ejemplo claro: una ruta mal reservada puede arruinar unas vacaciones familiares, y nadie quiere delegar eso por completo.
El “comercio social” de TikTok o Instagram no despega en EEUU por la desconfianza de consumidores y minoristas hacia las grandes plataformas. En respuesta, VISA y startups como New Generation cierran acuerdos técnicos con tiendas para ganar confianza. Adam Behrens (New Generation) lo resume: un proveedor externo puede ganársela más rápido, y ese paso es clave para que los agentes de IA entren en caja. Opera, por su parte, organiza talleres con socios sobre seguridad y diseño; su ejecutivo Per Wetterdal insiste en que los agentes deben trabajar con los sitios más usados por ti y evitar errores de cantidad o destino.
También hay fricciones legales. Este mes, Amazon demandó a Perplexity por usar agentes para comprar en nombre de usuarios, alegando interferencia. Perplexity dice que contestará. Al mismo tiempo, Amazon prueba “Comprar por mí”, un agente que añade productos en webs de terceros cuando no hay stock en la tienda de Amazon. Tú pagas con tu cuenta de Amazon, la tienda no ve tu correo real y puede pedir a Amazon que el agente no intervenga.
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Los pequeños van con cautela. CoInvent AI no integra compras directas por la complejidad de asegurar transacciones correctas. Su CEO, Archit Karandikar, recuerda que manejar tu dinero exige una precisión que hoy no está garantizada.
Por eso, su chatbot Airial recomienda opciones y cobra comisión si te redirige, pero no toca el pago. Un ejecutivo de una cadena de ropa en California lo confirma: hay tráfico gracias a los chatbots, pero aún falta una solución sólida.
De momento, los agentes de IA brillan como copilotos: investigan productos, validan precios y reducen errores al centralizar información, y pueden aliviar el consumo de recursos cuando gestionan pedidos online con socios oficiales.
Aun así, la compra autónoma total no está lista. Esta temporada vas a poder delegar partes del proceso, mantener el volante y, si el regalo no encaja, quizá culpar al bot con una sonrisa. Pero hasta que la fiabilidad mejore y los acuerdos de datos maduren, la última palabra seguirá siendo tuya.

Directora de operaciones en GptZone. IT, especializada en inteligencia artificial. Me apasiona el desarrollo de soluciones tecnológicas y disfruto compartiendo mi conocimiento a través de contenido educativo. Desde GptZone, mi enfoque está en ayudar a empresas y profesionales a integrar la IA en sus procesos de forma accesible y práctica, siempre buscando simplificar lo complejo para que cualquiera pueda aprovechar el potencial de la tecnología.