OpenAI da un paso que puede cambiar el cine: impulsa Critterz, una película hecha con inteligencia artificial que aspira a competir con los ritmos y costes de Hollywood. El plan es estrenarla en mayo del próximo año durante el Festival de Cine de Cannes. Falta un detalle que va a marcar la diferencia, y no es solo la tecnología.
El proyecto lo lidera Chad Nelson, especialista creativo de OpenAI, y nace de un experimento de hace tres años con DALL-E. Lo que empezó como un cortometraje ha crecido hasta convertirse en largometraje, con producción desde Londres y Los Ángeles junto a Vertigo Films y Native Foreign. La historia sigue a unas criaturas del bosque cuando un extraño llega a su aldea y lo cambia todo.
La ambición no es menor: demostrar que una película hecha con inteligencia artificial puede pasar de idea a pantalla en tiempo récord y con menos dinero. Vertigo calcula acabar en unos nueve meses, frente a los tres años habituales en animación.
James Richardson, cofundador de Vertigo, lo resume sin rodeos: “Esperamos completar la película en unos nueve meses.” Ese calendario contrasta con el estándar del sector y encaja con otra cifra clave. El presupuesto queda por debajo de los 30 millones de dólares, muy por debajo de la media en animación, lo que abre una ventana para estudios medianos que no pueden asumir apuestas de 150 millones.
¿Cómo lo logran? Con un flujo mixto: GPT‑5 y modelos de imagen de OpenAI, equipo artístico tradicional para bocetos y actores humanos para las voces. Aun así, vas a poder notar la mano humana en diseño y interpretación, y la velocidad de la IA en iteraciones y escenas. La financiación viene de Federation Studios (París) y se plantea un reparto de beneficios para unas 30 personas del equipo.
Los datos proceden de productores de Vertigo Films, del estudio Native Foreign y de portavoces de OpenAI, contrastados con la hoja de ruta hacia el Festival de Cine de Cannes y con el origen del proyecto en DALL-E. Nelson insiste en lo práctico: el valor real llega cuando ves películas, no solo demos. Un portavoz de OpenAI añade que la iniciativa encaja con su espíritu de creatividad y exploración.
También te puede interesar:OpenAI Refuerza su Equipo de Robótica para Impulsar la Inteligencia Artificial GeneralSi lo comparamos con la animación clásica, la ventaja se entiende mejor con tres claves muy concretas. No es magia, es un proceso más corto que mantiene control creativo y calidad final. El reto llega después, con el marketing y la recepción de gremios.
Queda la cuestión legal. Nik Kleverov, cofundador de Native Foreign, defiende un enfoque mixto. Al involucrar voces humanas y arte original, la obra puede ser elegible para protección de derechos de autor, algo que no siempre ocurre con contenidos generados íntegramente por IA. Aquí, la inteligencia artificial acelera, y la intervención humana blinda autoría.
El sector ya se mueve. Disney y Netflix prueban IA para producción, experiencia de usuario y marketing, aunque avanzan con cautela por tensión con actores y guionistas. Y hay frentes abiertos: en junio de 2025, Disney y Universal (Comcast) denunciaron a Midjourney por copiar propiedades con derechos mediante IA; la empresa lo niega, y Warner Bros. Discovery presentó otra demanda similar. Los procesos siguen en curso.
¿Y el marketing de Critterz? James Richardson admite que es pronto para fijar un plan, y no está claro si OpenAI participará. Aquí hay otra prueba de fuego: una película hecha con inteligencia artificial puede producirse en meses, pero necesita distribución, campaña y ventanas internacionales para medirse con los grandes estudios.
También te puede interesar:OpenAI Lanza el Modo Visión en Tiempo Real y Compartir Pantalla en EuropaDirectora de operaciones en GptZone. IT, especializada en inteligencia artificial. Me apasiona el desarrollo de soluciones tecnológicas y disfruto compartiendo mi conocimiento a través de contenido educativo. Desde GptZone, mi enfoque está en ayudar a empresas y profesionales a integrar la IA en sus procesos de forma accesible y práctica, siempre buscando simplificar lo complejo para que cualquiera pueda aprovechar el potencial de la tecnología.