Josh Wallace Kerrigan pasó semanas intentando que Tiggy, un alienígena creado con inteligencia artificial, girase la cabeza como debía. No lo consiguió al primer intento, ni al quinto. Importa porque ese tropiezo explica por qué el vídeo generado con IA puede ser cine de verdad cuando hay oficio detrás, y no solo un truco llamativo.
Kerrigan, cineasta texano afincado en Los Ángeles, arrancó en 2024 el proyecto Neural Viz. ¿El dónde? En YouTube, TikTok, Instagram y Reddit, donde prendió un fenómeno de culto. Falta un detalle: cómo esos fallos constantes se convirtieron en el motor de una historia que sigue creciendo.
Para dar vida a Tiggy y a otros glurones, Kerrigan encadenó herramientas: Midjourney para imágenes, FLUX Kontext para variaciones, ElevenLabs para voces y Runway para planos y captura facial. El vídeo generado con IA devolvía errores a cada rato, interpretaba mal órdenes y activaba salvaguardas por palabras como “sin camiseta”. Logró montar ocho minutos originales que ya apuntaban a algo más grande.
Ese “algo” fue Unanswered Oddities: un falso documental ambientado en un futuro donde criaturas llamadas glurones especulan sobre los humanos desaparecidos. Cada episodio disecciona, con nombres mal pronunciados y humor seco, Estados Unidos, el ejercicio o la NFL. Pronto llegaron podcasts, entrevistas callejeras y programas derivados emitidos en la ficticia cadena gluron Monovisión.
El universo —el “Monoverso”— creció con documentales policiales (The Cop Files), shows de lucha, y Human Hunters. Aparecieron romances, sectas y misterios sobre el exterminio humano. La trampa estaba en los defectos visuales y sonoros: Kerrigan los integró en la trama como “inhibidores de morph”, y algunos tics de voz se quedaron como rasgos de personajes recurrentes. Convertir fallos en lenguaje narrativo es la jugada.
La clave no es la moda, es el método. Kerrigan escribe guiones a mano, dibuja storyboards y prepara fotogramas guía. Luego usa el vídeo generado con IA como herramienta de producción, no como atajo creativo. Se interpreta a sí mismo y se “enmascara” con la captura facial de Runway, lo que le permite controlar gestos y ritmo.
Para sumar realismo, filma la pantalla con su móvil y transfiere ese movimiento a las escenas generadas. Ajusta proporciones, posiciones y comportamientos de cada personaje hasta que todo encaja. Hay límites: muchas apps priorizan la producción masiva y dejan menos espacio al matiz. Por eso se apoya en las que permiten ajuste fino humano.
Con Runway Act-Two, la captura de microexpresiones mejoró y los personajes ganaron matices. Herramientas como Sora o Veo 2 impactaron el estilo y los defectos. Kerrigan no los esconde: los usa para empujar la historia. En su mundo, las tecnologías dan y quitan, y el vídeo generado con IA marca esa sensación de progreso torpe pero imparable.
Lo que empezó con Tiggy acabó en cientos de miles de vistas en YouTube y millones en TikTok e Instagram durante 2024. En Reddit y Twitter, Neural Viz fue éxito de culto. El mérito no fue “se ve bien”, sino “se cuenta bien”: guion, puesta en escena y una estética de televisión “antigüita” para domar las carencias del vídeo generado con IA.
Su recorrido ayuda a explicarlo. Texano, formado en cine, trabajó en Los Ángeles para YouTube, Funny or Die, Disney y piezas promocionales. La pandemia, el pinchazo del streaming y las huelgas en Hollywood cerraron puertas. En 2023 probó modelado 3D y descubrió que ciertas tareas pesadas se podían automatizar con IA.
Mientras otros buscaban ideas extravagantes pero genéricas, él decidió jugar a favor de las limitaciones: documentales sobre criaturas no humanas y textura de archivo televisivo. Así el vídeo generado con IA no tenía que “engañar”, solo encajar. Los primeros episodios fijaron el tono con el Monolito Divino, la Resistencia y conspiraciones gluron.
Hollywood acelera la integración de IA en sus flujos. Nombres como James Cameron o Darren Aronofsky participan en startups del sector. En paralelo, las negociaciones sindicales de 2024 reflejaron un temor real: pérdida de empleos y necesidad de blindaje contractual. El debate no es solo técnico, es laboral y ético.
Kerrigan lo reconoce. La IA puede desplazar puestos, pero también da independencia. Prefirió no entrar a plantilla en un estudio y producir su propio piloto, financiado por su canal y otros proyectos. Avisa del coste personal: la autonomía sube, y la presión por ritmos altos también.
La conversación pública se calienta. Otros creadores con IA, como TalkBoys Studio o Gossip Goblin, encajan críticas por “destruir empleos” o “no hacer arte real”. Ya lo vimos con el salto a la animación 3D. Hoy, el choque enfrenta a artesanos con ideólogos. Quien domine las herramientas y el relato liderará el nuevo ecosistema del vídeo generado con IA.
Mientras tanto, la mayoría del contenido con IA en redes sigue siendo llamativo pero superficial. Piezas memorables existen y son minoría. Aquí destaca el enfoque de Kerrigan: el guion manda y la IA acompaña. Con Act-Two captura matices interpretativos, y con trucos de cámara aporta “peso” a la animación. Cada plano incluye detalles visuales y metacomentarios, como esa idea de que la humanidad cayó por sus invenciones absurdas.
La evolución tecnológica trae señales claras. Si ves mejoras en captura de movimiento y control de cámara, vas a poder esperar más historias personales con vídeo generado con IA. Si las plataformas endurecen políticas de derechos, el ritmo bajará pero la propiedad del creador subirá. Y si Runway, Sora o Veo 2 dan más control cuadro a cuadro, la frontera entre animación y rodaje se difuminará.
Todo empezó con una cabeza que no giraba bien. Hoy, si miras Neural Viz, vas a poder comprobar que el vídeo generado con IA no sustituye la creatividad, la amplifica cuando hay visión, guion y paciencia. El próximo gran salto no será un filtro nuevo, será una historia mejor contada. Y ahí, el futuro del cine no pinta perdido, pinta abierto.
Me dedico al SEO y la monetización con proyectos propios desde 2019. Un friki de las nuevas tecnologías desde que tengo uso de razón.
Estoy loco por la Inteligencia Artificial y la automatización.