El Castillo de Windsor fue el escenario de una cena poco habitual: durante la segunda visita oficial de Donald Trump al Reino Unido, el banquete real reunió a los nombres más potentes de la tecnología. El foco dejó de estar en el glamour para pasar a la innovación, y ese giro no fue solo simbólico.
En la mesa principal se sentaron Tim Cook (Apple), Jensen Huang (Nvidia), Satya Nadella (Microsoft), Ruth Porat (Alphabet y Google), Marc Benioff (Salesforce), Sam Altman (OpenAI) y David Sacks, hoy responsable de IA y tecnologías cripto en la Casa Blanca. Compartieron velada con políticos y miembros de la realeza en Windsor, y esa composición del salón dijo más que cualquier discurso.
Si recuerdas otras cenas de Estado, predominaban actores y estrellas. Esta vez, los lugares de honor fueron para ejecutivos de grandes tecnológicas. La señal es directa: Estados Unidos y Reino Unido mueven su diplomacia hacia la inteligencia artificial. En el banquete real se preparó la escena, pero el propósito concreto se conocería poco después.
También se anunció el Tech Prosperity Deal tras la reunión. Es un acuerdo bilateral para impulsar, de forma coordinada, tres pilares: inteligencia artificial, computación cuántica y energía nuclear civil. Los dos gobiernos califican estas áreas como esenciales para el crecimiento científico, la seguridad energética y la economía que tú vas a vivir en la próxima década.
Las “big tech” estadounidenses prometieron inversiones por 31.000 millones de libras (42.000 millones de dólares) para reforzar infraestructuras de IA en Reino Unido. Nvidia liderará la mayor expansión de procesadores gráficos en Europa con 120.000 GPUs instaladas en el país.
Y junto a Nscale desplegará 60.000 chips Grace Blackwell Ultra para proyectos de OpenAI y para construir, con Microsoft, un superordenador de IA a gran escala.
Satya Nadella concretó el esfuerzo de Microsoft: 22.000 millones de libras en infraestructuras cloud, nuevos centros de datos y desarrollo de supercomputadoras, con proyectos destacados en Loughton, al noreste de Londres. El banquete real fue, en la práctica, el preludio de esta hoja de ruta tecnológica que vas a ver en obra civil, fibra, energía y talento.
Google también puso números sobre la mesa: 5.000 millones de libras para nuevos centros de datos y para reforzar la investigación en IA en territorio británico. Y la nube especializada en computación acelerada CoreWeave elevará su apuesta hasta 2.500 millones de libras para centros de datos eficientes en alianza con la escocesa DataVita. Con todo, el mapa resultante es un corredor de cómputo que servirá a empresas, universidades y servicios públicos.
Más cómputo significa modelos más capaces y tiempos de espera más cortos. El coste energético y la disponibilidad de personal cualificado serán cuellos de botella que pueden marcar ritmos y precios.
Este giro diplomático también encaja con la agenda política de Trump. La Casa Blanca ha situado la tecnología como prioridad, con reglas para la inteligencia artificial y medidas para limitar programas que considera ilegales. Que los líderes tecnológicos desplazaran a las celebridades habituales en el banquete real refleja un cambio profundo: la tecnología pesa más que el escaparate en las decisiones económicas de ambos países.
En cualquier caso, la lectura es clara: el banquete real no fue una foto más, sino una mesa de trabajo con consecuencias medibles. Tú vas a poder beneficiarte de una IA más disponible y de una economía que empuja ciencia, seguridad energética y empleo especializado. Falta ver el calendario fino de cada obra, pero el dinero, los chips y los acuerdos ya están comprometidos.
Directora de operaciones en GptZone. IT, especializada en inteligencia artificial. Me apasiona el desarrollo de soluciones tecnológicas y disfruto compartiendo mi conocimiento a través de contenido educativo. Desde GptZone, mi enfoque está en ayudar a empresas y profesionales a integrar la IA en sus procesos de forma accesible y práctica, siempre buscando simplificar lo complejo para que cualquiera pueda aprovechar el potencial de la tecnología.