Cada Vez más Alumnos Copian con IA y las Universidades se Ven Obligadas a Reaccionar

El auge de herramientas como ChatGPT ha desencadenado una crisis en la educación superior. Cada vez más estudiantes utilizan inteligencia artificial para redactar ensayos, resolver tareas e incluso participar en clase, lo que ha puesto en entredicho los métodos tradicionales de evaluación.

Profesores de instituciones como la Universidad de Nueva York en Abu Dabi han reconocido que incluso alumnos responsables y participativos recurren a estas tecnologías, debilitando el esfuerzo cognitivo que garantiza un verdadero aprendizaje.

Las estrategias iniciales para fomentar un uso “constructivo” de la IA no han dado resultado. Pedir a los alumnos que critiquen o corrijan los textos generados por la máquina es inútil, ya que también pueden automatizar esa tarea. Los detectores de IA, por su parte, son poco fiables: acusan falsamente a algunos estudiantes y no detectan textos apenas editados.

El regreso de viejas prácticas educativas en pleno 2025

Ante este escenario, universidades de Estados Unidos y Europa están recuperando prácticas antiguas como exámenes orales, ensayos escritos en clase y consultas presenciales obligatorias. Se busca que los estudiantes demuestren sus conocimientos en tiempo real y sin asistencia tecnológica.

Hoy, la transición apunta a recuperar ese carácter interpersonal, con diálogos directos entre profesores y alumnos. No obstante, surgen retos de escala: en clases con cientos de estudiantes, el sistema resulta difícil de implementar y obliga a diseñar nuevas dinámicas de trabajo en grupos reducidos o bajo estricta supervisión tecnológica.

Para los docentes, el cambio implica rediseñar planes de estudio y reorganizar su tiempo. Para los estudiantes, supone enfrentarse a un modelo más exigente y menos dependiente de la tecnología, algo que muchos perciben como un retroceso.

A casi 1000 días del lanzamiento de ChatGPT, está claro que la escritura automatizada llegó para quedarse. Aun así, la universidad busca reinventarse, combinando prácticas tradicionales con nuevas metodologías. El objetivo: preservar el valor del esfuerzo intelectual y mantener la esencia de la formación académica en la era digital.