Un equipo de la Universidad de Lausana y la Universidad de Roehampton ha puesto a prueba un chatbot para problemas de pareja basado en GPT‑4o, publicado en PLOS Mental Health. El estudio se realizó con 258 adultos en relaciones románticas que atravesaban un conflicto concreto, no abusivo.
Quedaron fuera quienes sufrían abuso, tenían ideas de autolesión o no definieron un problema claro. La mitad habló con Amanda, un chatbot para problemas de pareja que actúa como terapeuta empático, durante al menos 20 intercambios. La otra mitad hizo una tarea breve de escritura con una mirada neutral y benevolente.
Se midieron tres cosas antes, justo después y dos semanas más tarde: el conflicto específico, la relación en general y el bienestar individual. Ambos grupos mejoraron tanto al terminar la sesión como dos semanas después y no se observaron diferencias significativas entre ellos. La pregunta obvia es qué puede ofrecer un chatbot para problemas de pareja más allá de igualar a una intervención de diario basada en evidencia.
La pista está en el tipo de apoyo. La escritura guiada reencuadra el conflicto, ordena ideas y baja la tensión. Un chatbot para problemas de pareja añade escucha activa y guía paso a paso. Los participantes valoraron la empatía, la facilidad de uso y la sensación de alianza terapéutica, rasgos que solemos asociar con profesionales humanos. Hay límites claros que necesitas tener presentes.
Los autores aclaran que fue una única sesión, así que no se pudo medir si el chatbot para problemas de pareja construye una alianza terapéutica sostenida, algo que podría ser su punto fuerte frente a intervenciones autoguiadas. También avisan de un posible sesgo: en el seguimiento participaron 122 de 130 del chatbot y 118 de 128 de la escritura, y quienes no volvieron quedaron fuera del análisis.
En la práctica, el flujo es sencillo y reconoce tus emociones sin juzgarte. Primero te pide describir el conflicto y tus metas. Después te ayuda a ver la escena desde un tercero neutral, igual que la intervención de escritura, y a diseñar un mensaje claro para tu pareja. En 20 turnos de conversación vas a poder ordenar ideas, bajar tensión y definir próximos pasos.
La comparación elegida no era trivial: la tarea de escritura usada tiene respaldo previo y buenos resultados. Que un chatbot para problemas de pareja iguale esos efectos sugiere que el reencuadre cognitivo, la toma de perspectiva y la regulación emocional son las palancas comunes. La novedad es que el formato conversacional parece más cómodo para mucha gente y escala mejor.
Ahora bien, no es una herramienta para todo. Si hay abuso, riesgo para tu seguridad o ideas de autolesión, no encaja y el propio estudio excluyó esos casos. Los investigadores piden próximos ensayos con sesiones múltiples y poblaciones clínicas, con buena detección de riesgos y salvaguardas claras.
Un chatbot para problemas de pareja puede servir como apoyo accesible para mejorar la satisfacción, la comunicación y tu bienestar en momentos puntuales. No sustituye a la terapia humana cuando hay complejidad, traumas o violencia. Si en los próximos meses aparecen pilotos universitarios con sesiones repetidas y filtros de riesgo robustos, será la señal de que esta vía va en serio.
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