Has hablado con ChatGPT alguna vez y te ha resuelto el día, pero hay una trampa que casi nadie cuenta. Cuando chateas con esta IA, en el cliente en línea o en la versión de escritorio, lo haces en un servicio web con límites reales. WeLiveSecurity, de ESET, viene avisando desde 2024, y su mensaje es claro: hay preguntas que nunca deberías plantear aquí.
La popularidad de ChatGPT y de herramientas similares ha cambiado cómo buscas datos y cómo tomas decisiones rápidas. Conversas en tiempo real, saltas de un tema a otro y parece magia. Falta un detalle que cambia las reglas: estas plataformas no están hechas para custodiar tu vida privada ni los secretos de tu trabajo, y eso tiene efectos concretos.
La primera señal está en la seguridad. Ninguna de estas IAs garantiza un entorno cifrado de extremo a extremo para tus datos, y su éxito las ha convertido en un objetivo prioritario para ciberdelincuentes. En 2023 y 2024, investigadores documentaron la venta de cuentas robadas de chatbots en foros de la dark web. Si alguien entra en tu cuenta, todo lo que escribiste puede quedar expuesto.
Ahí aparece el primer bloque de preguntas prohibidas. Nunca introduzcas contraseñas, números de tarjeta, identificaciones, datos bancarios o información médica en un chat de IA pública. Vas a poder redactar mejor un correo o un informe, sí, pero compartir datos sensibles abre dos riesgos: intrusiones externas y uso interno de esos textos para entrenar o mejorar servicios, incluso aunque luego borres la conversación.
El segundo bloque afecta a tu trabajo. No subas reportes financieros, listas de clientes, estrategias comerciales o documentos internos a ChatGPT. Esa información puede copiarse, filtrarse o almacenarse en servidores fuera de tu control. Aun con políticas que prometen protección, no existe un cifrado extremo a extremo, y una mala configuración de privacidad puede dejar abierta una puerta inesperada.
El tercer bloque tiene que ver con las decisiones importantes. Pedir a ChatGPT diagnósticos de salud, consejos legales o estrategias financieras “definitivas” es un error frecuente. La IA no conoce tu contexto, no valida con fuentes clínicas o jurídicas y puede sonar muy segura diciendo algo incorrecto. Aquí necesitas profesionales acreditados que revisen tu caso y te den un plan realista.
También te puede interesar:OpenAI Presenta un Agente para Investigación ProfundaHay otro matiz que conviene aterrizar. La IA no siente ni tiene conciencia, y sus “opiniones” o “valores” son simulaciones lingüísticas. Preguntarle qué haría “ella” ante un cambio laboral o una ruptura no sustituye el criterio humano, y su fluidez puede hacerte sobrevalorar consejos que, en el fondo, son respuestas probabilísticas. Para lo emocional, busca personas de confianza y, si procede, especialistas.
Piensa en tres grupos clave, porque son las fronteras que más protegen tu día a día. Si lo comparas con la app del banco o un despacho profesional, verás que aquí no hay el mismo marco de responsabilidad, y eso ya te da la pista.
En su lugar, vas a poder usar ChatGPT como punto de partida informativo sin comprometerte. Marca límites claros. Estos tres pasos ayudan y no rompen tu ritmo de trabajo:
En cualquier caso, el mejor filtro eres tú. Usa ChatGPT para lluvia de ideas, resúmenes públicos o borradores de bajo riesgo, y deja para profesionales lo que impacta a tu salud, tu bolsillo o tu legalidad. La toma de decisiones relevantes requiere análisis humano, contexto y responsabilidad.
Si mantienes esa disciplina, vas a ganar productividad con la IA sin pagar el precio de tu privacidad ni la seguridad del trabajo.
También te puede interesar:Relevance AI recauda $24 millones para expandir su plataforma de agentes de inteligencia artificialDirectora de operaciones en GptZone. IT, especializada en inteligencia artificial. Me apasiona el desarrollo de soluciones tecnológicas y disfruto compartiendo mi conocimiento a través de contenido educativo. Desde GptZone, mi enfoque está en ayudar a empresas y profesionales a integrar la IA en sus procesos de forma accesible y práctica, siempre buscando simplificar lo complejo para que cualquiera pueda aprovechar el potencial de la tecnología.