Una mujer de Michigan, criada en Texas y con media vida entre Francia y Estados Unidos, tomó una decisión que te va a sorprender: dejar la elección del destino en manos de ChatGPT para empezar de cero. Ocurrió hace pocos meses y el lugar es un pueblo del sur de Francia.

Ella es Julie Neis, hoy instalada en Uzès, y lo cuenta sin rodeos: la IA le quitó el agobio de elegir. Venía de una carrera tecnológica puntera en EE. UU., buenos sueldos y un currículum brillante, pero también de ansiedad, depresión y fatiga crónica. Había vivido en París desde 2004 durante casi cinco años, y su vínculo con Francia empezó en el colegio, estudiando el idioma.
Tras regresar a Estados Unidos, se volcó en la tecnología, subió de nivel y de salario, y pagó un coste alto en salud: agotamiento, ataques de ansiedad y dolor de espalda. Su brújula interna apuntaba otra vez a Francia. Dejó el empleo corporativo, volvió a París, y descubrió algo incómodo: la capital era demasiado estimulante para lo que necesitaba entonces. Le faltaba calma y un barrio que se sintiese propio.
Sin saber en qué parte del país quedarse, abrió ChatGPT y le contó su historia, sus valores y lo que buscaba en el día a día. El chatbot propuso dos destinos: Sarlat-la-Canéda y Uzès. Eligió Uzès por cercanía y por ajuste fino a su vida real. No lo dejó todo en manos de la máquina: preguntó a amigos y revisó fuentes en línea, pero le convencieron las respuestas concisas y claras que obtuvo con ChatGPT para terminar de decidir.
La mudanza fue rápida: en marzo llegó con dos maletas y una bolsa de viaje, alquiló un coche en Aviñón y condujo hasta el casco antiguo. Al poco, encontró un apartamento amueblado de un dormitorio, con techos abovedados y vistas a una torre medieval. Valora poder cruzar el centro en minutos y el clima amable. “La IA eligió bien”, resume ahora con una mezcla de alivio y convicción.
Le preocupaba la soledad. Ya se había mudado sola a Francia años atrás, y el miedo al aislamiento pesa. Al principio la llamaban “la estadounidense que siempre estaba sola”. Su canal de YouTube, French Julie Travels, fue puente: conectó con residentes internacionales, sobre todo jubilados, y poco a poco con vecinos de su edad. Empezó a construir comunidad, una conversación a la vez.
En las primeras impresiones sociales notó otra diferencia. En Francia nadie te pregunta de inmediato “¿a qué te dedicas?”. Eso le quitó presión. Julie valora que el trabajo no marque la primera etiqueta. Ahí empezó a volver a sentirse bien consigo misma, algo que antes creía imposible. Dice que el descanso mental y la rutina tranquila hicieron más por su salud que cualquier ascenso.
Hoy, su día a día en Uzès es distinto. Documenta su vida en el canal, organiza retiros de una semana y paseos gastronómicos, y mantiene un pie en su pasado con visitas a EE. UU. una o dos veces al año. No planea volver de forma permanente. Siente que Uzès es su lugar, quizá temporal, quizá definitivo, y ese “ya veremos” suena a paz más que a duda.

Si tú también barajas un cambio, esta historia deja un método simple. ChatGPT funciona cuando le das contexto real y pides razones comparables. Conviene cruzar señales humanas y prácticas.
La apuesta de Julie fue arriesgada por un motivo que conoces bien: renunció a un sueldo estable en tecnología por un futuro incierto. El cálculo le salió: se siente más feliz y con control de su vida. Si un consejo práctico te sirve, fíjate en señales como el tamaño del pueblo, la facilidad para moverte a pie y la posibilidad de crear comunidad.
La historia de Julie condensa una idea útil: cuando te bloqueas, una buena pregunta a ChatGPT, sumada a tu criterio y a voces de confianza, puede abrir camino. El lugar no lo elige un algoritmo, lo elige tu cuerpo cuando, al llegar, respiras mejor. Aquí, Uzès le dio justo eso.

Directora de operaciones en GptZone. IT, especializada en inteligencia artificial. Me apasiona el desarrollo de soluciones tecnológicas y disfruto compartiendo mi conocimiento a través de contenido educativo. Desde GptZone, mi enfoque está en ayudar a empresas y profesionales a integrar la IA en sus procesos de forma accesible y práctica, siempre buscando simplificar lo complejo para que cualquiera pueda aprovechar el potencial de la tecnología.