El uso “clandestino” de IA en los entornos laborales ya no es un secreto a voces, sino una realidad confirmada por datos. Según el informe State of AI in Business 2025 elaborado por el MIT, más del 90% de los trabajadores recurre a soluciones como ChatGPT sin notificarlo a sus superiores ni a los departamentos de Tecnologías de la Información. Esto ocurre incluso en empresas donde existen políticas restrictivas o suscripciones oficiales a plataformas de IA.
El estudio, basado en el análisis de más de 300 iniciativas de inteligencia artificial y entrevistas con 52 compañías internacionales, refleja un panorama en el que la IA se infiltra en el día a día de las empresas de manera orgánica, sin depender de estrategias corporativas bien definidas.
Pese a ello, el 90% de los empleados encuestados asegura que las decisiones críticas deben seguir bajo control humano, lo que refleja una visión equilibrada: la IA es vista como un apoyo, no como reemplazo.
Una de las principales conclusiones del reporte es que las herramientas oficiales de IA desarrolladas internamente suelen ser poco atractivas para los trabajadores.
Interfaces rígidas, limitaciones de memoria y restricciones de seguridad hacen que su uso sea engorroso, mientras que soluciones de acceso abierto como ChatGPT, Claude o Gemini resultan más intuitivas, versátiles y rápidas para resolver tareas diarias.
De hecho, el 70% de los empleados señala que la IA es particularmente útil para redactar correos electrónicos, mientras que un 65% afirma que facilita análisis básicos de información, lo que sugiere que la tecnología se emplea mayormente en tareas repetitivas y no en procesos de alto riesgo.
También te puede interesar:El CEO de Klarna usa un avatar de IA para presentar resultados financierosLa paradoja es que las empresas gastan millones en soluciones corporativas, mientras que los trabajadores se inclinan por alternativas gratuitas o de bajo costo que simplemente funcionan mejor para sus necesidades.
El MIT advierte que gran parte del sector empresarial está atrapado en lo que denomina la “fase piloto permanente”. En números concretos, se estima que las compañías incluidas en el estudio concentran entre 30.000 y 40.000 millones de dólares en proyectos de inteligencia artificial.
Sin embargo, el 95% aún no ha obtenido beneficios directos para su negocio, lo que convierte a estas inversiones en gastos improductivos.
Este estancamiento tiene menos que ver con problemas técnicos o regulatorios y más con la incapacidad de las organizaciones para integrar la IA en sus procesos cotidianos. Las herramientas oficiales no consiguen adaptarse a la realidad de los trabajadores y, en consecuencia, la innovación se mueve desde abajo: son los empleados quienes, por iniciativa propia, buscan formas de mejorar su productividad.
La situación no es exclusiva de las empresas analizadas por el MIT. Un informe reciente de McKinsey respalda estas conclusiones: aunque el 72% de las compañías en todo el mundo ya ha incorporado algún tipo de IA en al menos una función de negocio, solo una minoría ha logrado escalar la tecnología a distintas áreas operativas.
Más aún, pocas organizaciones reportan que la IA generativa haya impactado de manera significativa en su rentabilidad, lo que confirma la brecha entre el entusiasmo inicial y la realidad empresarial. La mayoría de los casos de éxito siguen siendo puntuales y limitados, mientras que la integración a gran escala continúa siendo un desafío.
También te puede interesar:Informe Revela los Riesgos Ocultos de la IA en el Desarrollo Emocional AdolescenteEl fenómeno del uso de IA “en la sombra” abre un debate complejo. Por un lado, pone en evidencia una desconexión entre las estrategias corporativas y las prácticas reales de los trabajadores.
Por otro, revela un potencial enorme: si los empleados ya están utilizando estas herramientas de manera informal, ¿qué pasaría si las empresas abrazaran esta tendencia y la convirtieran en una política oficial?
Para los investigadores del MIT, las compañías que logren reconocer y aprovechar este patrón serán las que lideren la próxima fase de adopción empresarial. La clave no está en frenar a los trabajadores, sino en planear un escalamiento estratégico, rediseñar procesos y formar equipos especializados que permitan capitalizar la innovación sin perder control ni seguridad.
El informe del MIT pinta un escenario claro: la inteligencia artificial ya está dentro de las empresas, aunque muchas veces a espaldas de los directivos. Los trabajadores la utilizan porque les facilita el trabajo, aunque las organizaciones aún no sepan cómo convertir ese uso en beneficios medibles.
Mientras tanto, las compañías siguen invirtiendo miles de millones en sistemas que no logran despegar, atrapadas en pilotos que nunca llegan a consolidarse. En este contexto, el verdadero reto no es detener el uso clandestino de la IA, sino aprender a integrarlo de forma segura, eficiente y rentable.
La pregunta que queda en el aire es si los directivos podrán abandonar la mentalidad de control excesivo y confiar más en la iniciativa de sus empleados, o si la inteligencia artificial seguirá creciendo como un secreto incómodo dentro de las oficinas.
También te puede interesar:Perplexity ofrece comprar Chrome en medio de la presión legal contra GoogleDirectora de operaciones en GptZone. IT, especializada en inteligencia artificial. Me apasiona el desarrollo de soluciones tecnológicas y disfruto compartiendo mi conocimiento a través de contenido educativo. Desde GptZone, mi enfoque está en ayudar a empresas y profesionales a integrar la IA en sus procesos de forma accesible y práctica, siempre buscando simplificar lo complejo para que cualquiera pueda aprovechar el potencial de la tecnología.