Apps de inteligencia artificial como ChatGPT (OpenAI), Gemini (Google) y Claude (Anthropic) se han convertido en el mejor espejo de esa máxima que ya conoces: “si no pagas por el producto, eres el producto”. En 2025, esa idea importa más que nunca, porque tus chats no solo resuelven dudas, también alimentan modelos.
Esta regla nace en las apps gratuitas y se extiende a redes sociales, navegadores y GPS, pero en IA el impacto es mayor. Casi todas las aplicaciones gratis recopilan información personal y de uso para su negocio. En las políticas de privacidad de ChatGPT y Gemini se explica que compartir contenido de usuario ayuda a mejorar la precisión. Anthropic, que mantenía privadas las conversaciones, ha cambiado el rumbo y ya participa en esa carrera por más datos.
La urgencia por datos tiene una explicación: la IA ha devorado casi todo lo disponible. Al inicio se ingirió internet a gran escala, incluyendo libros e imágenes con derechos de autor. A finales de 2021 ya se hablaba de escasez de datos, y a principios de este año Elon Musk dijo que la IA “ha consumido todo el conocimiento humano disponible”, lo que frena el ritmo de avance. La industria no se ha quedado quieta.
Para seguir mejorando, las empresas buscan nuevas fuentes. OpenAI llegó a transcribir un millón de horas de vídeos de YouTube para entrenar GPT‑4, y Google ha determinado que usará cualquier información publicada en internet para perfeccionar sus sistemas. Musk, por su parte, empuja los datos sintéticos generados por la propia IA como vía complementaria.
Las alianzas para captar datos se multiplican, y no son casualidad. OpenAI se ha asociado con Shopee y ofrece su plan Plus a usuarios VIP en Indonesia, Vietnam y Tailandia a cambio de la actividad que generan. Google regala un año de Gemini Pro a estudiantes en India, mientras Perplexity Pro llega gratis mediante operadores, con acuerdos que incluyen a Airtel en India y Movistar en otros mercados.
China juega otra liga gracias al acceso a datos del sistema nacional de salud. Hablamos de información de más de 600 millones de personas, que ha dado ventaja a empresas de investigación farmacéutica con IA. Con esa potencia, han cerrado acuerdos millonarios con grandes farmacéuticas globales. El terreno sanitario exige límites claros que aún se están definiendo.
También te puede interesar:El Día que una IA Pasó del Laboratorio al Chantaje Personal: “Si me Apagas, Revelo…”La discusión regulatoria se acelera porque la frontera entre mejora y abuso es fina. Expertos como Sameer Patil, de la Observer Research Foundation, piden reglas exigentes, sobre todo en salud y finanzas. “Las empresas deben garantizar que los datos estén anonimizados y no sean personales”, resume.
Si quieres usar IA sin convertirte del todo en “el producto”, hay un ajuste que te interesa. Cada servicio cambia de nombre y ubicación, pero el patrón se repite. Prueba esto:
Hay matices que debes asumir. Algunos proveedores conservan metadatos limitados por seguridad o fraude, incluso con la mejora desactivada. Otros ofrecen exclusiones por chat o por espacio de trabajo. Si te preocupa la exposición, evita pegar datos sensibles y usa versiones de escritorio con controles de empresa cuando puedas.
¿Qué viene ahora? Verás más “regalos” de planes premium, nuevas asociaciones sectoriales y un empuje fuerte de datos sintéticos para suplir la escasez. Si detectas ofertas agresivas en colectivos muy concretos o cambios silenciosos en las políticas, prepárate para un nuevo ciclo de captación de datos. Y si en tu móvil llega una actualización que reenciende la opción de entrenamiento, revísala al momento.
También te puede interesar:OpenAI Lanza el Modo Visión en Tiempo Real y Compartir Pantalla en EuropaMe dedico al SEO y la monetización con proyectos propios desde 2019. Un friki de las nuevas tecnologías desde que tengo uso de razón.
Estoy loco por la Inteligencia Artificial y la automatización.