Una frase en una conferencia puede mover el tablero del empleo. En la 27ª Conferencia Global Anual del Milken Institute, Elon Musk lanzó una predicción incómoda: “la inteligencia biológica será menos del 1% del total”, y ese porcentaje cae cada mes. Según su visión, se alimenta de autoaprendizaje y datos sintéticos, se evalúa sola y sigue aprendiendo sin parar. Eso significa que vas a poder delegar más tareas cognitivas, pero también perderás control si no hay límites claros.
La trampa está en el hardware. El empresario advirtió que las placas de silicio son frágiles y no rinden bien a la intemperie. Si la base física falla, el crecimiento masivo de la inteligencia artificial se ralentiza. Aquí Musk dejó una puerta útil: “la inteligencia biológica puede funcionar como respaldo y amortiguador” para sostener el conocimiento cuando el sistema falle o se quede corto.
Más allá del ritmo, pidió reglas. Musk defendió regular la inteligencia artificial para evitar riesgos y reclamó colaboración público‑privada. Puso el foco en Argentina y, con nombre propio, elogió a Javier Milei. Dijo que, si no se le bloquea, el país podría acelerar su crecimiento y recomendó mantener el rumbo pro‑innovación y emprendimiento. La regulación marcará qué se puede hacer y a qué velocidad.
Mientras Musk miraba al largo plazo, Citigroup puso números al impacto inmediato. Un informe del banco advierte que la inteligencia artificial tiene alto potencial para automatizar gran parte del trabajo en banca: el 54% de los puestos presenta alta automatización posible y un 12% de roles podría verse potenciado, con mejoras de rentabilidad, procesos más finos y empleados más productivos.
El director de tecnología de Citigroup comparó el salto con la máquina de vapor y con Internet. El mensaje es que la curva no es incremental, es de cambio de era. “La IA puede comercializar la inteligencia humana”, dijo, explicando que vas a poder empaquetar análisis, revisión documental y respuesta al cliente como si fueran servicios listos para escalar.
¿Dónde te toca primero? En banca y servicios financieros, la inteligencia artificial entra por back‑office, análisis de riesgo y atención en canal digital. Si lo comparamos con la app móvil de un banco, la IA ya entiende consultas, rellena informes y propone decisiones iniciales. La validación humana sigue siendo clave cuando hay normativa, sesgos o datos incompletos.
También te puede interesar:Sam Altman ataca: ChatGPT vs. Grok, imparcialidad en duda tras la victoria de TrumpEn paralelo, Musk pidió reglas claras y cooperación entre empresas y gobiernos. Lo aplicó a Argentina, donde animó a seguir un marco pro‑innovación. Ese entorno regulado no frena por frenar, al contrario, da certidumbre para que adoptes inteligencia artificial sin jugarte la reputación, los datos o el cumplimiento normativo. Si aparece una guía sectorial práctica, la adopción se acelera sin sorpresas.
Si miras los próximos meses, hay tres señales que deberías vigilar para calibrar el impacto real:
El escenario central combina avances rápidos y límites claros. El mejor caso llega si el hardware se hace más robusto y la regulación permite sandbox ágil. El peor aparece si el despliegue ignora sesgos y calidad del dato, y si la inteligencia artificial falla en producción sin planes de respaldo. Con control humano y métricas, vas a poder capturar productividad sin perder seguridad.
Musk ve una década en la que la inteligencia artificial gane peso hasta que la inteligencia biológica represente menos del 1%, pero admite que el hardware puede frenar la carrera. Citigroup concreta dónde pega primero, con un 54% de puestos bancarios automatizables y un 12% mejorable. Entre regulación, colaboración y buen criterio técnico, tú vas a poder aprovechar la ola sin quedarte expuesto.
También te puede interesar:Elon Musk y Sam Altman se enfrentan en X por el proyecto Stargate de OpenAIDirectora de operaciones en GptZone. IT, especializada en inteligencia artificial. Me apasiona el desarrollo de soluciones tecnológicas y disfruto compartiendo mi conocimiento a través de contenido educativo. Desde GptZone, mi enfoque está en ayudar a empresas y profesionales a integrar la IA en sus procesos de forma accesible y práctica, siempre buscando simplificar lo complejo para que cualquiera pueda aprovechar el potencial de la tecnología.