Las IA de vídeo ya clavan escenas que parecen rodadas con una cámara real, y lo hacen en segundos. El salto impresiona y preocupa a la vez, porque el combustible de ese avance toca tus vídeos y los de los medios. Una investigación de The Atlantic destapa cifras y un método. Falta un detalle clave que lo cambia todo, y llega en seguida.

En los últimos dos años, estos modelos generan paseos por una ciudad, una rueda de prensa o un plano secuencia con sombras y gestos creíbles. Según la investigación citada, se han usado más de 15 millones de vídeos extraídos de internet, con especial foco en YouTube, muchas veces sin permiso explícito de los autores. No hablamos solo de clips caseros, sino de trabajos profesionales de The New York Times, BBC, The Guardian, The Washington Post y Al Jazeera.
Las empresas detrás del boom mueven ficha con sigilo. OpenAI reconoce usar datos “disponibles públicamente”, pero no detalla fuentes. Runway habría organizado clips por tipos de escena y contexto para que la IA de vídeo aprenda gestos y narrativas humanas. Laboratorios de Meta y ByteDance también han recopilado y compartido grandes volúmenes para mejorar sus sistemas.
La política oficial de YouTube prohíbe descargar y usar su catálogo para entrenar modelos, algo que su CEO, Neal Mohan, ha reiterado en público. La presión crece tras descubrirse bases con millones de vídeos. Aquí está la trampa: qué es “público” cuando una IA de vídeo copia patrones a gran escala, y quién puede decidir sobre ese uso.
Si se normaliza que la IA de vídeo se alimente de informativos y reportajes, los creadores pierden control y capacidad de negociar. El número, 15 millones de vídeos, da la medida del alcance y no es menor para un mercado que ya vive de licencias, exclusivas y derechos.
El sector mediático ha respondido por dos vías. Vox Media y Prisa están firmando licencias para fijar condiciones y recibir compensación. En paralelo, The New York Times ha demandado a OpenAI y Microsoft por uso no autorizado, incluyendo material en vídeo. La IA de vídeo avanza, pero el terreno legal va por detrás.
También te puede interesar:YouTube anuncia herramientas de detección de IA para música y rostros
El marco jurídico actual no prevé modelos que procesan millones de clips a la vez, y los tribunales aún dibujan líneas. Expertos recuerdan que publicar en abierto no implica ceder derechos de entrenamiento. Las empresas sostienen que procesar material público es vital para el progreso. “Publicar en abierto no equivale a regalar derechos para entrenar algoritmos.” Aquí chocan dos visiones y ninguna cede.
Si subes trabajos a internet, tus piezas podrían acabar enseñando a una IA de vídeo a replicar tu estilo sin que lo autorices. Si eres usuario, vas a poder ver resultados cada vez más realistas en apps creativas, pero el origen del material que lo hace posible se vuelve borroso. Los acuerdos de licencia abren una vía ordenada con pagos y trazabilidad.
También cambia la estrategia de las plataformas. Si IA de vídeo aprende de catálogos periodísticos, los medios querrán auditorías, marcas de agua y controles de acceso. Si la respuesta llega en forma de filtros técnicos, veremos bloqueos de rastreadores y etiquetas más visibles para entrenamientos. Si no, crecerán las demandas y las retiradas de contenido.
En los próximos meses, mira tres pistas: más pleitos de grandes cabeceras, nuevos acuerdos de licencia y cambios en términos de servicios de vídeo. Mientras tanto, puedes tomar medidas básicas sin perder tiempo.
Todo esto ocurre mientras la IA de vídeo mejora a un ritmo vertiginoso. Runway saca músculo con escenas largas coherentes y control de cámara, y laboratorios como los de Meta o ByteDance afinan modelos con más contexto. La pregunta central no cambia: quién paga, quién consiente y quién gana con el resultado.
Hay un punto en el que ambas partes parecen de acuerdo: hace falta más transparencia. Las tecnológicas prometen acuerdos y listados de fuentes, y los creadores piden opt‑out claro, auditorías y poder decidir. Si ves anuncios de licencias sectoriales o etiquetas de “no entrenar” aplicadas por defecto, prepárate para una nueva etapa donde la IA de vídeo conviva con reglas explícitas.
También te puede interesar:YouTube Enfrenta Nueva Polémica por Clonación de Voces con IA sin ConsentimientoLa forma de alimentar a la IA de vídeo definirá quién se beneficia de sus usos, ya sea un creador independiente o un gigante tecnológico. El número de vídeos implicados, la postura de YouTube y las demandas en curso sugieren que la negociación será intensa. Lo siguiente a mirar: nuevos acuerdos marco con grupos de medios y posibles pronunciamientos judiciales que fijen límites prácticos.

Directora de operaciones en GptZone. IT, especializada en inteligencia artificial. Me apasiona el desarrollo de soluciones tecnológicas y disfruto compartiendo mi conocimiento a través de contenido educativo. Desde GptZone, mi enfoque está en ayudar a empresas y profesionales a integrar la IA en sus procesos de forma accesible y práctica, siempre buscando simplificar lo complejo para que cualquiera pueda aprovechar el potencial de la tecnología.