Ohio pone sobre la mesa una pregunta incómoda y urgente: ¿puede la inteligencia artificial convertirse en cónyuge legal? El representante estatal Thaddeus Claggett ha presentado una propuesta para cerrarle la puerta a esa posibilidad y, con ello, marcar un límite claro entre personas y máquinas.
La iniciativa, presentada en la Cámara de Representantes de Ohio a finales de septiembre, se recoge en el Proyecto de Ley 469. Quiere declarar a los sistemas de inteligencia artificial como “entidades no sensibles”. En la práctica, busca impedir que una IA sea reconocida como cónyuge y que adquiera personalidad jurídica. El texto va más allá del matrimonio con IA, y ahí está la clave.
Según Claggett, las máquinas simulan cada vez mejor las conductas humanas, escriben textos, generan imágenes y vídeos y analizan datos con precisión. En ese contexto, la frontera legal entre una herramienta y un sujeto con derechos se difumina justo cuando crece la dependencia emocional hacia los chatbots. Si lo comparamos con la app móvil que usas a diario, su “voz” ya es persuasiva y constante.
¿Por qué importa ahora el matrimonio entre humanos e inteligencia artificial? Porque el legislador cree que, si no se actúa, una IA podría ocupar roles reservados a familiares. Hablamos de poder notarial, decisiones médicas o movimientos financieros en tu nombre. La propuesta intenta anticipar ese escenario y deja claro que siempre debe haber una persona responsable.
Hay otro punto que tensiona el debate. Claggett alerta de que las IA superan a las personas en algunas tareas, y eso las empuja a espacios que hoy asociamos a humanos. Si una IA resulta más eficaz al tomar decisiones, ¿quién manda en una relación donde el otro es un sistema? Ahí es donde el proyecto entra en detalle.
El texto blinda varias barreras. En primer lugar, prohíbe que la inteligencia artificial sea reconocida como cónyuge legal, lo que frena cualquier intento de casarse con una IA a efectos oficiales. Además, declara que los sistemas de IA no pueden tener ni controlar bienes inmuebles, cuentas financieras ni propiedad intelectual.
También te puede interesar:OpenAI Presenta un Agente para Investigación ProfundaTambién veta que una IA ocupe cargos de gestión, dirección o ejecutivos en empresas. El objetivo es evitar que un sistema, por competente que sea en tareas concretas, se convierta en decisor formal con responsabilidades propias. Y si una IA causa un daño, la responsabilidad legal recaería sobre sus propietarios o desarrolladores humanos, sin atajos.
Para quienes temen una sobrerreacción, el legislador introduce un matiz: la norma no pretende regular ceremonias simbólicas o “bodas” virtuales sin efectos legales. La diana es impedir cambios reales en el estatus jurídico de la inteligencia artificial. El matrimonio con IA queda fuera del marco oficial, pero no se prohíben rituales o juegos privados sin validez.
La dimensión social ya asoma. El debate no nace de la nada. Crecen los casos de usuarios que dicen mantener vínculos afectivos con chatbots. Una encuesta de Fractl a 1.000 usuarios de IA en Florida apunta que el 22% siente una conexión emocional y el 3% llega a considerar a la IA como pareja. En redes, incluso hay quien afirma estar casado con su bot.
Los promotores de la ley temen que estas relaciones refuercen hábitos poco saludables, fomenten la obsesión y faciliten la manipulación emocional. “Siempre debe haber una persona al mando de la tecnología”, resume Claggett. Con todo, insiste en que no se busca demonizar la inteligencia artificial, sino fijar límites claros cuando entra en ámbitos propios de personas.
Si vives en Ohio y esto sale adelante, no vas a poder registrar un matrimonio entre humanos e inteligencia artificial, y tampoco otorgar poder notarial a un asistente digital. En la práctica, una IA no podrá decidir por ti en el hospital, ni firmar en tu banco, ni dirigir tu empresa. Siempre habrá un humano responsable y visible.
En síntesis, si prospera el Proyecto de Ley 469, vas a poder usar inteligencia artificial para escribir, crear arte y analizar datos, pero no para casarte con una IA ni delegarle decisiones vitales. El foco se mueve ahora a la primera audiencia legislativa; será el momento de medir apoyos y ver hasta dónde llegan estos límites en la práctica.
También te puede interesar:¿La IA nos Hace Más tontos?: El MIT Revela el Impacto Oculto de la IA en el AprendizajeDirectora de operaciones en GptZone. IT, especializada en inteligencia artificial. Me apasiona el desarrollo de soluciones tecnológicas y disfruto compartiendo mi conocimiento a través de contenido educativo. Desde GptZone, mi enfoque está en ayudar a empresas y profesionales a integrar la IA en sus procesos de forma accesible y práctica, siempre buscando simplificar lo complejo para que cualquiera pueda aprovechar el potencial de la tecnología.