En las últimas semanas, OpenAI ha firmado compromisos por más de un billón de dólares con NVIDIA, Oracle, AMD y CoreWeave. No es rentable y no espera serlo hasta, como mínimo, 2030. Esto importa porque o se convierte en el “Windows de la IA” o el castillo financiero se cae. Falta un detalle clave que condiciona todo: quién controla al usuario y a los desarrolladores.
La compañía con sede en San Francisco ha movido ficha a un ritmo inédito. Hay cifras gigantes, nombres muy concretos y una hoja de ruta que no admite medias tintas. El plan solo encaja si ChatGPT se convierte en la puerta de entrada a la IA para casi todo, y en breve vas a ver por qué.
Las cantidades impresionan: NVIDIA invertirá hasta 100.000 millones de dólares en 2025 y, a cambio, OpenAI equipará centros de datos con millones de sus chips. El acuerdo con Oracle asciende a 300.000 millones, y Oracle a su vez mete miles de millones en procesadores de NVIDIA.
El trato con AMD suma decenas de miles de millones y da a OpenAI warrants para comprar hasta el 10% de la compañía. Con CoreWeave hay contratos por 22.400 millones. Con todo, el pacto con AMD se aceleró tras la potente inversión de NVIDIA unas semanas antes.
¿Por qué este salto? Porque OpenAI quiere ser el sistema operativo de la IA, no un simple proveedor de software. El analista Ben Thompson compara la jugada con Microsoft en los 80 y 90: capturas usuarios, atraes desarrolladores y te conviertes en estándar. “La meta no es la app, es la plataforma”.
La pista más clara está dentro de ChatGPT. Ya puedes abrir aplicaciones nativas como Canva, Zillow, Spotify, Uber y Booking directamente en el chatbot, sin salir a sitios externos. Primero capturas a los usuarios y luego los desarrolladores vienen solos. ChatGPT tiene cientos de millones de usuarios, y ese acceso es oro puro. Hay una trampa: el hardware es carísimo y NVIDIA marca el paso.
También te puede interesar:OpenAI Lanza el Modo Visión en Tiempo Real y Compartir Pantalla en EuropaSi la jugada sale, OpenAI controlará la distribución de la IA: tú entrarás por ChatGPT, las empresas integrarán ahí sus servicios y los desarrolladores construirán encima. El dinero no estará solo en vender chips o nubes, sino en ser la capa donde todo ocurre.
Aun así, si no hay dominio de plataforma, los contratos cruzados se vuelven insostenibles. La propia empresa admite que no será rentable al menos hasta 2030.
Las señales del mercado ya muestran tensión. Oracle comunicó márgenes del 14% en su negocio cloud en 2025, apenas 14 céntimos por dólar, y sus acciones cayeron. Paulo Carvao, profesor en Harvard, advierte que “estos acuerdos circulares recuerdan a la puntocom”. Hay productos reales, sí, pero el gasto supera lo que hoy se puede monetizar.
La diferencia con 2000 es el usuario. OpenAI ya tiene una base instalada enorme con ChatGPT. Microsoft tardó una década en empatar al Mac en funciones, pero la presencia de DOS anuló la ventaja técnica de Apple.
Aquí pasa algo parecido: si tú ya usas ChatGPT cada día, la inercia pesa más que la superioridad puntual de otro modelo. Y, por ahora, el crecimiento es explosivo y no muestra declive.
El sector está en modo burbuja, y la incógnita es qué infraestructura quedará cuando algunas compañías fallen. Ni los chips ni los centros de datos bastan para justificar inversiones de este tamaño durante décadas. Lo duradero sería ampliar la generación eléctrica, la base real que sostiene modelos más grandes y servicios más intensivos.
También te puede interesar:OpenAI une fuerzas con los Laboratorios Nacionales de EEUU para transformar la investigación científicaSam Altman lo reconoció hace poco: hoy toca invertir, mañana habrá que ganar dinero. “En algún momento tendremos que ser rentables”. La apuesta supera el billón de dólares y solo encaja si ChatGPT se vuelve tan indispensable como Windows en los 90. Entre ser la capa donde todo pasa o colapsar, no hay término medio posible.
En lo inmediato, vigila nuevos pactos de chips y, sobre todo, acuerdos de energía a largo plazo. Si ves a OpenAI controlando más acceso a usuarios, sumando integraciones y cerrando electricidad barata, el plan de plataforma gana fuerza. Si no, el riesgo de “madre de todas las burbujas” crece. Hoy, la balanza se inclina por su base de usuarios y su ritmo de producto, pero el reloj corre hacia 2030.
Directora de operaciones en GptZone. IT, especializada en inteligencia artificial. Me apasiona el desarrollo de soluciones tecnológicas y disfruto compartiendo mi conocimiento a través de contenido educativo. Desde GptZone, mi enfoque está en ayudar a empresas y profesionales a integrar la IA en sus procesos de forma accesible y práctica, siempre buscando simplificar lo complejo para que cualquiera pueda aprovechar el potencial de la tecnología.