OpenAI y Disney han firmado un acuerdo de tres años que, si todo sale como esperan, va a cambiar la forma en la que creas y compartes vídeos con personajes famosos. La clave no es solo la tecnología, sino algo mucho más terrenal: memes, virales y atención constante en redes sociales.
El pacto se ha anunciado como una alianza estratégica entre Disney y OpenAI, con un plazo inicial de tres años y alcance global. Afecta directamente a Sora, la plataforma de generación de vídeo por IA de OpenAI, y a ChatGPT, que se convertirá en una especie de “taller gráfico” para las franquicias de la compañía.

Lo que se ha acordado es que, a partir de principios de 2026, podrás crear vídeos cortos en Sora con más de 200 personajes del universo Disney, Marvel, Pixar y Star Wars. Hablamos de nombres tan reconocibles como Mickey Mouse, Iron Man, Darth Vader, Elsa, Simba o Groot, todos listos para aparecer en clips pensados para TikTok, Reels o Shorts.
Junto a los personajes, el acuerdo abre la puerta a vestuarios, accesorios, vehículos y escenarios oficiales de estas franquicias. Así, no solo vas a poder generar un vídeo con un superhéroe, sino situarlo en una ciudad concreta, con su traje original y rodeado de elementos que reconoces al instante. Ese nivel de detalle es justo lo que busca OpenAI para mantenerte dentro de su ecosistema.
Desde ChatGPT, el plan es parecido, pero en formato estático. Podrás escribir una instrucción de texto y obtener imágenes de esos mismos personajes y universos, listas para compartir en redes o para usarlas como base de otros contenidos. Hay una línea roja clara que ni ChatGPT ni Sora van a cruzar.
El acuerdo excluye expresamente el uso de caras y voces de actores reales. No vas a poder recrear la voz de un actor famoso ni clonar su rostro para ponerlo en nuevas escenas. Disney y OpenAI quieren evitar el conflicto directo con intérpretes y sindicatos, y al mismo tiempo cerrar una de las principales vías de abuso de la IA generativa.
También te puede interesar:Disney Exige a Google el Cese por una Masiva Infracción de Copyright en su IAEsta vez, la jugada de Disney va justo en sentido opuesto a lo que veníamos viendo. Hasta hace poco, la compañía había demandado o amenazado legalmente a plataformas de IA como Midjourney o Character.AI por usar sus personajes sin permiso. Ahora acepta que la imitación no va a desaparecer, pero prefiere monetizarla y controlarla desde dentro.
Ese giro estratégico convierte a Disney en el primer gran socio de licencias de contenido para OpenAI. En vez de pelearse con cada modelo que genera imágenes parecidas a sus personajes, la compañía busca que, si vas a crear contenido con su propiedad intelectual, lo hagas en un entorno que ellos puedan vigilar, explotar económicamente y corregir si algo se desmadra.
Para OpenAI, el acuerdo con Disney encaja en una idea muy simple: para que ChatGPT y Sora sean negocio, necesitas entrar todos los días, reírte, compartir cosas y quedarte un rato más. Los personajes de Disney y sus franquicias son combustible perfecto para memes, virales y cadenas infinitas de vídeos reenviados entre amigos.
La empresa está dispuesta a pagar por ello. Disney va a invertir 1.000 millones de dólares en OpenAI en forma de capital, y a cambio recibirá también warrants, es decir, opciones para comprar participaciones adicionales en la compañía más adelante. Es un matrimonio financiero y de producto al mismo tiempo, que les ata de forma bastante clara a medio plazo.
Los términos del acuerdo aún dependen de la firma de contratos definitivos y de las aprobaciones regulatorias habituales antes de su cierre. Eso significa que el despliegue completo de estos servicios puede variar ligeramente en fechas o condiciones, pero la hoja de ruta ya está marcada: 2026 como inicio para la generación masiva de vídeos cortos con personajes oficiales en Sora.

Más allá de las licencias, Disney también se convierte en un cliente corporativo importante de OpenAI. La compañía va a desplegar ChatGPT para uso interno de sus empleados, con el objetivo de agilizar tareas creativas, responder consultas de documentación, preparar materiales y acelerar flujos de trabajo que ahora mismo son manuales y lentos.
También te puede interesar:Disney+ Abre la Puerta a Que la IA Cree Series con sus Personajes, y Puede ser Brillante… o CatastróficoA esto se suma el uso de las API de OpenAI para construir nuevas herramientas, productos y experiencias propias. En la práctica, Disney va a poder integrar modelos de lenguaje e imagen en sus equipos de desarrollo y de contenido, desde marketing hasta producción, pasando por equipos técnicos que trabajan en parques temáticos o campañas globales.
Uno de los puntos más llamativos del acuerdo es lo que ocurre con Disney+. La compañía planea incorporar nuevas funciones vinculadas a la IA, apoyadas en la tecnología de OpenAI y en Sora. Entre ellas, una selección curada de vídeos generados con Sora se podrá reproducir directamente dentro de la plataforma de streaming.

No se trata de abrir la puerta a cualquier vídeo que un usuario genere, sino de elegir piezas con cierta calidad, potencial narrativo o tirón viral que encajen con la marca. Esos vídeos formarán parte de catálogos temáticos, eventos especiales o secciones experimentales pensadas para probar formatos de contenido generados por IA pero supervisados por equipos editoriales humanos.
Este enfoque conecta con lo que ha expresado Bob Iger, CEO de Disney, que ve el rápido avance de la IA como un momento clave para toda la industria del entretenimiento. Según Iger, la colaboración con OpenAI va a permitir “ampliar el alcance de las historias de Disney de una manera reflexiva y responsable”. Es decir, buscan llegar a más gente sin dejar la marca en manos del caos total.
En el otro lado, Sam Altman, CEO de OpenAI, vende el acuerdo como un caso práctico de colaboración entre empresas de IA y grandes líderes creativos. Su mensaje es que, si se hace con reglas claras, una alianza así puede impulsar nuevos formatos sin destruir el valor de los creadores originales. Ese equilibrio es frágil y todavía está en fase de prueba.

Para sostener ese discurso, Disney y OpenAI prometen “controles robustos” dentro de Sora y del resto de servicios. Eso incluye filtros para evitar la generación de contenido ilegal o dañino, respeto por los derechos de autor y protección de la voz y la imagen de las personas frente a usos indebidos. Son promesas que las dos compañías van a tener que demostrar con hechos.
OpenAI también se ha comprometido a aplicar políticas apropiadas por edad y otras medidas de seguridad específicas. La idea es que no tengas la misma experiencia si entras como menor que si te registras como adulto, y que no aparezcan combinaciones de personajes y escenas que choquen frontalmente con el público principal de Disney.
Todo esto ocurre en un contexto claro: OpenAI necesita que ChatGPT y Sora se conviertan en productos sostenibles en ingresos, sobre todo vía suscripciones. Para eso hace falta contenido que se comparta sin parar, que llene redes sociales de clips y capturas de pantalla generadas dentro de sus servicios, y que te empuje a pagar por las versiones de pago.

Los universos de Disney encajan muy bien con esta estrategia porque ya son virales por naturaleza. Un meme con Darth Vader, una escena absurda con Elsa o un montaje con Simba en una situación cotidiana circulan solos por redes sociales. Si esos contenidos salen de Sora y de ChatGPT, OpenAI gana visibilidad y, con suerte, nuevos usuarios de pago.
Disney, por su parte, no solo cobra por la licencia y entra en el capital de OpenAI, sino que también amplía el alcance de sus historias y personajes sin asumir todo el coste creativo. La compañía quiere mantener la imagen de custodio responsable de su propiedad intelectual, por lo que pone límites muy claros a lo que se puede hacer con las caras y voces de las personas reales.
Queda la duda de si este modelo de licencias entre estudios y empresas de IA se va a extender al resto del sector. Es probable que otros grandes propietarios de contenido –desde majors de Hollywood hasta grandes grupos de anime o música– observen de cerca la alianza entre Disney y OpenAI para decidir sus próximos pasos.
La “prueba de fuego” será la tracción real del contenido generado con Sora cuando lleguemos a 2026. Si los vídeos con personajes Disney explotan en redes sociales, si se integran bien en Disney+ y si ayudan a que ChatGPT gane suscriptores de pago, OpenAI podrá considerar el acuerdo como un paso clave hacia la rentabilidad. Si no, el sector repensará cuánto está dispuesto a pagar por estas licencias.

Directora de operaciones en GptZone. IT, especializada en inteligencia artificial. Me apasiona el desarrollo de soluciones tecnológicas y disfruto compartiendo mi conocimiento a través de contenido educativo. Desde GptZone, mi enfoque está en ayudar a empresas y profesionales a integrar la IA en sus procesos de forma accesible y práctica, siempre buscando simplificar lo complejo para que cualquiera pueda aprovechar el potencial de la tecnología.