China se ha topado con un problema silencioso, pero clave en 2025: la electricidad. Desde septiembre, Pekín impide a Alibaba, ByteDance y Tencent comprar chips de Nvidia en Estados Unidos, y eso ha movido todo el tablero.
El veto empujó a las grandes tecnológicas a usar procesadores nacionales. Esos chips consumen entre un 30% y un 50% más de electricidad que el Nvidia H20 para procesar el mismo volumen de tokens. El resultado es sencillo de leer en la factura: sube mes a mes. Las compañías se quejaron ante los reguladores por el coste energético, y ahí entró en juego el Estado.

Gobiernos locales lanzaron una electricidad subvencionada para centros de datos que usan hardware producido en China. Las ayudas pueden cubrir hasta un año de costes operativos y añaden descuentos de hasta el 50% en la electricidad. Sin embargo, quedan fuera los centros que operen con procesadores extranjeros, como los de Nvidia o AMD. El objetivo es nivelar el coste frente al silicio foráneo.
La rebaja se apoya en geografía y músculo fiscal. En provincias del interior, la electricidad industrial ya era un 30% más barata que en la costa. Con la subvención, el precio cae hasta 0,4 yuanes por kilovatio-hora, un mínimo histórico para el sector. El gobierno central inyecta fondos a esas regiones ricas en hidroeléctrica y carbón, y eso acelera nuevos clústeres en Guizhou, Gansu y Mongolia Interior.
Vas a poder ver el efecto en las obras: Alibaba y Tencent levantan infraestructuras allí para ejecutar modelos de inteligencia artificial generativa. La electricidad barata no solo reduce la factura, también permite escalar entrenamiento e inferencia sin frenar la hoja de ruta. Con todo, la trampa está en la eficiencia: si el chip chupa más vatios, necesitas más megavatios para empatar rendimiento.
El verdadero cuello de botella de la IA es la electricidad, no los datos ni los chips. Según el Financial Times, la subvención busca igualar los costes de centros con semiconductores domésticos respecto a los extranjeros, a la espera de mejorar eficiencia. Los datos proceden de documentos provinciales y reportes regulatorios revisados por el FT y analistas del sector.
También te puede interesar:La IA de DeepSeek evita responder al 85% de los prompts sobre 'temas sensibles' relacionados con ChinaChina combina tres prioridades en una sola política: abaratar la electricidad, impulsar chips domésticos y reforzar la soberanía tecnológica. Es una respuesta directa a las restricciones de Estados Unidos y forma parte de una “movilización de toda la sociedad” para acelerar la IA. Actualmente, el país lidera en patentes y publicaciones científicas, y cada año se estrecha la distancia con Estados Unidos en aplicaciones reales.
El analista Dan Wang apunta a un equilibrio poco común entre capacidad de ingeniería, control estatal y despliegue industrial masivo. Con ese cóctel, vas a poder ver cómo China convierte teoría en fábricas, centros de datos y software. Estados Unidos conserva la ventaja en fabricación de chips avanzados y talento, algo que pesa en eficiencia y tiempos de entrenamiento.
En Occidente, el guion es otro. Satya Nadella, CEO de Microsoft, insiste en que el límite está en la electricidad disponible, no en el stock de chips. "El cuello de botella ya no son los chips, es la electricidad", dijo en 2024. Microsoft y Google acumulan procesadores que no pueden encender por falta de potencia y estudian reactores nucleares modulares para alimentar futuros centros de datos.
En este pulso, la asimetría es evidente. China usa intervención estatal para garantizar electricidad abundante y barata, mientras Silicon Valley confía en el mercado y en grandes obras privadas. Ambos persiguen lo mismo: sostener el auge de la inteligencia artificial con más megavatios, más servidores y más capacidad de red.
Queda otra pieza: el software. Arnaud Bertrand defiende que las restricciones empujaron a China hacia un modelo más eficiente, abierto y colectivo. Las empresas han aprendido a optimizar recursos y a compartir modelos como Qwen o DeepSeek, lo que favorece una adopción global rápida sin depender de una nube concreta.
La electricidad subvencionada actúa como puente. Compensa la menor eficiencia de los chips locales hoy, reduce la dependencia de importaciones y compra tiempo para que los fabricantes nacionales mejoren. Si la brecha energética se mantiene, la demanda eléctrica seguirá creciendo y hará falta más red, más almacenamiento y, quizá, más nuclear.
Por último, recuerda el fondo del asunto: China no solo fabrica los chips para su IA, también está construyendo la infraestructura de electricidad para sostenerlos. Si ves a Guizhou, Gansu o Mongolia Interior ganar más centros, prepárate para más modelos abiertos, más tokens procesados y una competencia que se decidirá kilovatio a kilovatio.
Para ti, la lectura es directa: la electricidad explica por qué China puede competir sin chips de Nvidia mientras Estados Unidos busca más potencia. Si 2025 trae más descuentos y más clústeres, este enfoque puede consolidarse. En la carrera por la inteligencia artificial, quien controle la red eléctrica y su coste puede acabar controlando el futuro del sector.

Directora de operaciones en GptZone. IT, especializada en inteligencia artificial. Me apasiona el desarrollo de soluciones tecnológicas y disfruto compartiendo mi conocimiento a través de contenido educativo. Desde GptZone, mi enfoque está en ayudar a empresas y profesionales a integrar la IA en sus procesos de forma accesible y práctica, siempre buscando simplificar lo complejo para que cualquiera pueda aprovechar el potencial de la tecnología.