Una “IA” que ahora vale 1.000 millones empezó con algo que no esperas. La startup presentada como automática por sus fundadores en San Francisco se ha convertido este año en un unicornio, y te afecta por una razón clara: confías tu voz y tus reuniones a un asistente que debería ser transparente.
Hablamos de Fireflies AI, el servicio de transcripción de reuniones que toma notas en videollamadas y genera resúmenes. Sam Udotong, cofundador, lo contó en LinkedIn hace unos días y recalcó que la automatización real llegó en 2017. Hasta entonces, la “magia” funcionaba, pero no como pensabas.
En los primeros meses, el asistente que decía unirse a tus reuniones no era un bot. Eran los dos cofundadores conectándose en silencio con un alias, tomando notas a mano y enviando el acta unos diez minutos después. La operación era artesanal y, Lograron cubrir alrededor de cien reuniones.
Durante ese tramo inicial cobraban 100 dólares al mes, dormían en sofás y tiraban de pizza para aguantar. Venían de seis fracasos previos, incluido un plan de entrega de comida con criptomonedas. A veces el cansancio les vencía y alguno se quedaba dormido en plena videollamada. Duro, pero con intención.
La clave no era el truco, sino la pregunta: ¿hay demanda real por una herramienta de transcripción automática? Su respuesta fue convertirse en el producto. Cuando lograron ingresos suficientes para pagar un alquiler de 750 dólares en un pequeño salón de San Francisco, decidieron construir el sistema que prometían.
Desde 2017 dejaron de intervenir manualmente y pasaron a la automatización completa. A partir de ahí, seguridad, privacidad y protección de datos se volvieron el eje del desarrollo. El giro deja una lección para ti: qué se graba, quién lo escucha y cómo se guarda importa tanto como el algoritmo.
La cronología encaja con su salto de tracción. Este año, la valoración de Fireflies AI ronda los 1.000 millones de dólares, impulsada por un asistente que resume, etiqueta y comparte acuerdos. Lo llamativo es que esa validación inicial sin código evitó lo que habría sido su séptimo fracaso, según el propio Udotong.

El método también tiene un reverso que ya has visto en otras tecnológicas. Empleados de Apple, Google y Amazon llegaron a escuchar fragmentos de grabaciones de Siri, Asistente de Google y Alexa para mejorar resultados sin avisar antes a los usuarios. Y las tiendas de Amazon que parecían 100% automáticas, dependían en realidad de un millar de personas en la India supervisando compras.
Si lo comparas con una app móvil de notas, aquí cedes audio de terceros, decisiones y contexto de negocio. Por eso necesitas políticas claras y controles visibles. Tres comprobaciones rápidas ayudan a reducir el riesgo sin renunciar a la comodidad de Fireflies AI:
Por qué importa ahora: el uso de asistentes en reuniones crece y, con él, la exposición de información sensible. Si mañana ves que un bot entra con un nombre genérico, pregunta quién accede a lo grabado y con qué fin. Vas a poder aprovechar la productividad del resumen automático sin perder control.
Sin ingresos estables al principio, encadenando fracasos y durmiendo en sofás, optaron por un “concierge MVP” para probar si alguien pagaría por el servicio. Cuando la señal fue clara, construyeron lo prometido y llevaron Fireflies AI a escala.
De aquí en adelante, el siguiente hito no es una fecha concreta, sino señales: más controles de consentimiento en vivo, auditorías externas de privacidad y mejoras de calidad en idiomas. Si ves que Fireflies AI publica reportes de seguridad o añade borrado automático granular, sabrás que el rumbo apunta bien.
La moraleja es simple: Fireflies AI triunfó porque resolvió una necesidad real, aunque su arranque fuese manual y agotador. Como usuario, te quedas con lo útil del asistente y con una alerta sana sobre transparencia y datos. Si el servicio mantiene esa prioridad en privacidad que afirma desde 2017, vas a poder usarlo con más confianza en tus reuniones.

Directora de operaciones en GptZone. IT, especializada en inteligencia artificial. Me apasiona el desarrollo de soluciones tecnológicas y disfruto compartiendo mi conocimiento a través de contenido educativo. Desde GptZone, mi enfoque está en ayudar a empresas y profesionales a integrar la IA en sus procesos de forma accesible y práctica, siempre buscando simplificar lo complejo para que cualquiera pueda aprovechar el potencial de la tecnología.