Amazon presentó Alexa+, su renovado asistente virtual con tecnología de inteligencia artificial generativa, como una respuesta a la nueva era dominada por herramientas como ChatGPT, Claude y otros modelos conversacionales más avanzados.
Sin embargo, tras probar sus primeras funciones en condiciones reales, la promesa de una Alexa más inteligente, proactiva y útil aún se ve empañada por limitaciones, errores y una experiencia de usuario poco pulida.
Con el auge de los modelos conversacionales multimodales y capaces de razonar, crear contenido y realizar tareas online, Alexa había quedado rezagada. Amazon lo sabía, y en febrero de 2025 anunció una transformación radical: Alexa+, impulsada por modelos como Anthropic Claude, Amazon Nova, y otros, integrados de forma agnóstica, es decir, utilizando el mejor modelo disponible según la tarea.
Desde marzo, Alexa+ comenzó a desplegarse para “muchos millones” de usuarios, según Amazon. Esta nueva versión promete ir más allá de controlar luces o poner música: puede leer correos electrónicos, gestionar agendas, recordar información personal, procesar archivos e incluso resumir grabaciones de cámaras de seguridad.
También pretende ejecutar tareas como reservar restaurantes, pedir un Uber o comprar entradas para conciertos, gracias a nuevas integraciones con plataformas como OpenTable, Ticketmaster, Uber o Thumbtack.
En teoría, estamos ante un salto hacia una IA agente dentro del hogar. En la práctica, sin embargo, los primeros resultados dejan dudas.
También te puede interesar:Alexa 2.0: La IA de Anthropic, Claude, impulsa la nueva versión del asistente de AmazonLa instalación del dispositivo Echo Spot con Alexa+ resultó más sencilla que en versiones anteriores: un código QR da inicio al proceso, evitando pasos confusos del pasado. Sin embargo, la aplicación de Alexa sigue siendo un problema: con un diseño pobre, navegación confusa y errores evidentes, el usuario se enfrenta a una experiencia que no corresponde con el nivel tecnológico que Amazon intenta proyectar.
Por ejemplo, configurar un servicio de música predeterminado —en este caso, Spotify— no está donde uno esperaría. Tampoco es posible establecer un proveedor predeterminado para audiolibros, y al intentar usar Audible, la app devuelve un mensaje de error que sugiere que esa función ya no existe, pese a seguir visible en la interfaz.
La nueva Alexa puede enlazarse con cuentas de Google, dando acceso al calendario y correo del usuario. Pero incluso en funciones básicas como agendar eventos, la interacción es frustrante. Alexa interrumpe al usuario a mitad de la frase, solicita títulos antes de terminar el dictado y, en ocasiones, omite información relevante.
Cuando se le pidió agregar fechas importantes de un correo escolar al calendario, Alexa+ seleccionó solo tres, ignorando una lista más extensa con 12 fechas. Lo preocupante es que todas estaban etiquetadas bajo el título “Fechas importantes”, lo cual deja en evidencia que aún no comprende bien la estructura de los documentos.
Una de las funciones más promocionadas fue su capacidad para recordar datos personales, como números de viajero frecuente. Pero esta promesa también se rompe al ponerla a prueba. Al intentar guardar un número de SkyMiles, Alexa respondió que lo había guardado… para luego admitir que no lo tenía.
Cuando finalmente lo guardó, lo leyó de vuelta como un número completo, sin respetar el formato habitual, haciéndolo inservible para el usuario.
También te puede interesar:Amazon presenta Alexa+: Su nueva IA generativa Incluida en la Suscripción PrimeAquí, Alexa+ mostró una mejor cara. Al reenviarle un correo desde la cuenta asociada, fue capaz de resumir su contenido con precisión, reconocer remitentes e incluso listar eventos mencionados. Sin embargo, nuevamente falló en agregar todas las fechas relevantes al calendario de forma automática, seleccionando solo algunas sin criterio claro.
Además, cuando se le consultó sobre el historial de conversaciones de voz, Alexa dio una respuesta incorrecta, remitiendo al menú equivocado dentro de la aplicación. El historial estaba en otro apartado, lo que pone en duda su capacidad de autorreferencia.
Otra función interesante de Alexa+ es su supuesto rastreo de precios en Amazon. Al pedirle seguir productos como un sérum facial o un bolso Coach, el sistema configuró correctamente los “deal trackers” pero falló al proporcionar el precio actual.
Y cuando se preguntó por el estado de stock de un producto, omitió colores disponibles o simplemente quedó en silencio. En varios casos, Alexa no respondió o lo hizo con errores, dejando en evidencia que su integración con la propia tienda de Amazon es aún limitada.
Pese a su rebranding, Alexa+ parece todavía en fase de prueba. Tiene el potencial para convertirse en una asistente verdaderamente inteligente, con funciones contextuales, conectividad proactiva y control doméstico real. Pero hoy por hoy, la experiencia sigue siendo inconsistente, incompleta y frustrante para usuarios que esperan más que solo respuestas básicas.
Amazon ha apostado fuerte por la inteligencia artificial generativa y los agentes conversacionales, pero si quiere competir con plataformas como ChatGPT o Google Assistant con Gemini, necesita pulir urgentemente tanto la experiencia de usuario, como la precisión en las tareas más elementales.
Alexa+ es una promesa con forma de producto, pero con alma de prototipo. Tiene destellos de utilidad real, especialmente al leer correos o manejar tareas simples, pero está plagada de errores y desconexiones que hacen difícil confiar en ella como el cerebro del hogar inteligente. El potencial está ahí. La ejecución, todavía no.
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