La inteligencia artificial está penetrando en espacios insospechados, y uno de ellos es la espiritualidad. De acuerdo con un reportaje publicado por el New York Times, aplicaciones y chatbots impulsados por IA están ganando protagonismo en la vida religiosa de millones de personas en todo el mundo.
Herramientas como Bible Chat, que acumula más de 30 millones de descargas, y Hallow, que en 2024 llegó al primer puesto de la App Store de Apple, se han posicionado como referentes en un mercado donde la fe y la tecnología comienzan a entrelazarse de manera inédita.
Estos programas, en teoría, buscan ofrecer orientación a partir de las escrituras y la doctrina religiosa, sirviendo como apoyo para quienes buscan respuestas espirituales inmediatas. Incluso existen propuestas más arriesgadas, como Chat with God, una plataforma que asegura permitir a los usuarios “conversar” directamente con Dios.
El rabino Jonathan Roman destacó que este tipo de experiencias digitales pueden representar un “camino hacia la fe” para quienes nunca han pisado una iglesia o sinagoga, lo que abre un debate sobre el papel de la IA en la construcción de comunidades espirituales.
A pesar del entusiasmo, las críticas no se han hecho esperar. Expertos en la intersección entre religión y cultura digital advierten que estos chatbots, lejos de aplicar un verdadero discernimiento espiritual, funcionan bajo la lógica de los modelos de lenguaje, diseñados para identificar patrones y validar opiniones.
La profesora Heidi Campbell, de la Universidad Texas A&M, alertó que este tipo de herramientas “nos dicen lo que queremos escuchar”, lo que puede derivar en la validación de pensamientos delirantes o conspirativos en lugar de fomentar una reflexión crítica o profunda sobre la fe.
En este sentido, los riesgos no se limitan únicamente a la interpretación doctrinal. Los algoritmos pueden reforzar sesgos, moldear creencias sin supervisión y, en última instancia, reemplazar el acompañamiento humano y pastoral por interacciones con una máquina que carece de empatía real.
Tal como señala un análisis de TechCrunch, los sistemas de IA están diseñados para maximizar la satisfacción del usuario, no para evaluar la veracidad o la dimensión ética de una respuesta.
La expansión de los chatbots religiosos plantea interrogantes profundos sobre el futuro de la espiritualidad en la era digital. ¿Puede una IA entrenada con datos y patrones sustituir el rol humano en la guía espiritual? ¿Hasta qué punto la conveniencia de respuestas inmediatas justifica el riesgo de recibir consejos superficiales o sesgados?
Por ahora, lo cierto es que millones de personas ya encuentran en estas aplicaciones un espacio de refugio espiritual, aunque sea a través de una pantalla. Sin embargo, el crecimiento acelerado de esta tendencia obliga a replantear el papel de la tecnología en ámbitos donde la interpretación, la empatía y el discernimiento humano han sido históricamente esenciales.
Mientras algunos ven en los chatbots una herramienta para acercar la fe a nuevas generaciones, otros advierten que la espiritualidad mediada por algoritmos puede terminar siendo una experiencia vacía, diseñada más para complacer que para guiar.
Me dedico al SEO y la monetización con proyectos propios desde 2019. Un friki de las nuevas tecnologías desde que tengo uso de razón.
Estoy loco por la Inteligencia Artificial y la automatización.