Este año, Wimbledon ha dado un salto histórico al sustituir por completo a los jueces de línea humanos por un sistema electrónico de adjudicación de líneas basado en inteligencia artificial (ELC). La idea era clara: agilizar y, en teoría, ofrecer decisiones más objetivas sobre si la pelota entra o sale.
Sin embargo, desde el primer día, las dudas y críticas han sido protagonistas en la pista. Numerosos tenistas han cuestionado públicamente la precisión real de la tecnología de IA y cómo los errores están costando puntos e incluso partidos. ¿Es la máquina capaz de sustituir la experiencia humana?
Para muchos, la promesa de fiabilidad del ELC simplemente no se cumple. Emma Raducanu, una de las estrellas británicas, denunció muy indignada que el sistema no indicó fuera una pelota de su rival. En la televisión se veía claramente que la bola se iba, pero la IA no actuó y tuvo que seguir jugando.
No ha sido la única. Jack Draper, actual número uno británico, también ha dejado clara su postura: el sistema de inteligencia artificial “no es 100 % preciso”.
Este sentimiento generalizado de frustración se ha visto reforzado por otros jugadores que han sufrido decisiones dudosas. Alexander Zverev, número uno alemán durante parte de la temporada, fue tan lejos como mostrar en redes sociales una imagen donde una bola ‘dentro’ según la tecnología, en realidad estaba más allá de la línea, poniendo en entredicho la fiabilidad del sistema.
Como ves, estos ejemplos no son aislados, sino representativos de las dudas que circulan entre deportistas y aficionados sobre si la inteligencia artificial debería ir siempre por delante del juicio humano en un deporte tan rápido y ajustado como el tenis.
También te puede interesar:El CEO de Klarna usa un avatar de IA para presentar resultados financieros¿Funcionan siempre bien los sistemas automáticos? Ben Shelton se vio forzado a acelerar su partido al recibir el aviso de que la nueva tecnología de línea dejaría de funcionar si la luz solar descendía demasiado. Este tipo de detalles operativos, que a veces parecen menores, terminan alterando el ritmo de juego y presionando injustamente a los jugadores.
En cualquier caso, el sistema ELC depende de equipos electrónicos, cámaras y altavoces automatizados para comunicar sus decisiones. Varios deportistas se quejaron de no oír el aviso electrónico, lo que complicaba saber si una pelota estaba dentro o fuera, sobre todo cuando en el pasado los jueces de línea humanos lo indicaban a viva voz y con gestos claros.
¿Qué ocurre con jugadores que no pueden oír? Una tenista sorda expresó que, al desaparecer los gestos manuales de los jueces de línea humanos, no sabía cuándo había ganado un punto o si la bola había quedado dentro o fuera. Aquí la IA todavía tiene tareas pendientes en accesibilidad y empatía hacia todos los perfiles de jugadores.
Después del famoso fallo durante el partido entre Sonay Kartal y Anastasia Pavlyuchenkova, Wimbledon asumió la responsabilidad y calificó el error como “humano”. Se trataba de un apagado accidental del sistema, lo que obligó al árbitro a tomar el control, parar el juego y ordenar la repetición del punto.
La organización actuó rápido para ajustar la tecnología de IA y evitar que este tipo de fallos volviesen a repetirse en rondas siguientes. Pese a los avances técnicos, como puedes deducir, la participación y supervisión humana siguen siendo claves incluso cuando la IA parece tener el control total.
¿Se puede confiar plenamente en la inteligencia artificial en partidos de alto nivel? Debbie Jevans, presidenta del All England Club, respondió a los críticos recordando que, hace unos años, muchos reclamaban más tecnología porque se consideraba que los sistemas electrónicos eran más precisos que los jueces tradicionales. La realidad actual deja claro que la precisión no es absoluta y que la tecnología automática tampoco resuelve todos los dilemas.
También te puede interesar:Informe Revela los Riesgos Ocultos de la IA en el Desarrollo Emocional AdolescenteSi nos fijamos en otros torneos, las controversias no han sido menores cuando se han empleado sistemas similares. Esto demuestra que la tensión por sustituir personas por IA no es exclusiva de Wimbledon: cada vez más voces piden prudencia y un sistema mixto que combine supervisión humana con tecnología avanzada.
Estos debates en Wimbledon no ocurren solo en el tenis. Algunas empresas, como Klarna, han empezado a volver a contratar personal humano tras comprobar las limitaciones de confiar solo en la automatización. Todo esto refuerza que la combinación de juicio humano y precisión técnica puede ser clave para afrontar los retos del futuro, tanto en el deporte como en otras áreas.
El caso de Wimbledon 2025 abre un debate de fondo sobre la fiabilidad, precisión y justicia cuando la toma de decisiones en el deporte recae totalmente en sistemas automáticos. Lo que parecía un avance imparable ha demostrado puntos débiles, generando frustración tanto en jugadores como en aficionados.
Las críticas públicas de figuras como Raducanu, Draper o Zverev, así como situaciones insólitas por fallos técnicos, subrayan la importancia de mantener un control humano junto a la mejor tecnología. Más aún, surgen preguntas clave sobre la accesibilidad, la claridad de las decisiones y la presión emocional que experimentan los deportistas cuando el “juez” es una máquina y no una persona a pie de pista.
También te puede interesar:SEO automatizado con IA: Herramientas y estrategias eficacesMe dedico al SEO y la monetización con proyectos propios desde 2019. Un friki de las nuevas tecnologías desde que tengo uso de razón.
Estoy loco por la Inteligencia Artificial y la automatización.