Si te gusta la animación y sigues la IA, ya habrás visto imágenes y vídeos “al estilo Ghibli” hechos con generadores. Aquí aparece un choque legal que te interesa: cómo se entrenan estos modelos y qué obras usan sin pedir permiso. En las próximas líneas vas a entender por qué este debate puede golpear de lleno a OpenAI y Studio Ghibli, qué pide CODA y qué puede pasar a corto plazo.
La cuestión no es solo ética, también es jurídica. Hay dos marcos muy distintos en juego y una práctica que se ha vuelto cotidiana: entrenar sistemas con material protegido. Con todo, vamos a ver qué implicaciones tiene para ti como creador o usuario, y cómo moverte con cuidado cuando usas generadores de imágenes y vídeo.
La normativa japonesa exige, por regla general, permiso previo para usar obras con copyright, y no contempla “arreglarlo después” con objeciones tardías. Aquí está el núcleo del conflicto entre OpenAI y Studio Ghibli: entrenar IA con material protegido sin consentimiento podría interpretarse como infracción. Fuera de Japón, la lectura legal no es tan clara.

Según CODA, cuando un sistema replica o genera piezas muy parecidas a obras concretas, como se ha visto en lanzamientos de vídeo tipo Sora 2, la replicación durante el aprendizaje automático ya podría vulnerar derechos. En cualquier caso, el matiz técnico importa, porque el entrenamiento y la generación final no siempre se valoran igual ante un tribunal.
La organización japonesa CODA, que representa a editores y estudios como Studio Ghibli, ha enviado una carta a OpenAI pidiendo detener el entrenamiento con contenido protegido sin permiso. Esta solicitud no es simbólica, ya que Ghibli es un icono cultural y un objetivo frecuente en prompts de estilo artístico.
Con el acceso creciente a la app de vídeo Sora y al generador de imágenes integrado en ChatGPT, CODA ha intensificado la presión. A partir de ahora, OpenAI y Studio Ghibli quedan en el centro de un pulso que combina reputación, tecnología y cumplimiento normativo.
También te puede interesar:OpenAI Lanza el Modo Visión en Tiempo Real y Compartir Pantalla en EuropaEl generador de imágenes nativo de ChatGPT popularizó crear retratos “Ghiblificados” a partir de selfies o fotos de mascotas. Incluso el CEO de OpenAI, Sam Altman, cambió su foto en X por una versión “Ghiblificada”, un gesto que normalizó esa tendencia. Para Ghibli este uso masivo plantea dudas legítimas sobre control y derechos.
La situación se amplía con el generador de vídeo Sora, que permite secuencias con estética reconocible. En ese contexto, OpenAI y Studio Ghibli chocan por una cuestión básica: entrenar y permitir resultados de estilo específico sin permisos formales puede afectar a la explotación legítima de las obras.
El enfoque de OpenAI hacia contenido protegido se ha basado en ir rápido y ajustar más tarde. Esa práctica ha hecho muy fácil crear imágenes y vídeos de personajes con derechos o celebridades fallecidas, lo que ha disparado usos sensibles y copias reconocibles. Esta rapidez choca con exigencias legales más estrictas como las japonesas.
Para OpenAI y Studio Ghibli, la tensión no es solo estética, también comercial. La estética del estudio es valiosa y muy cuidada, así que ver su “sello” replicado por IA sin licencia abre un frente que va desde la protección de marca hasta la gestión del catálogo.
Instituciones como Nintendo y el legado de Martin Luther King, Jr. han presentado quejas por la facilidad para generar deepfakes en Sora. Estos casos muestran que el problema no afecta solo a OpenAI y Studio Ghibli, sino a cualquier titular de derechos cuya imagen o personaje se pueda emular con prompts.
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Para el usuario medio, la línea entre homenaje e infracción es difusa cuando la herramienta te permite recrear iconos en segundos. Con todo, las plataformas tendrán que reforzar filtros y políticas si quieren reducir el riesgo legal y de reputación.
En Estados Unidos, la ley de copyright no se actualiza de forma profunda desde 1976 y existen pocos precedentes específicos para IA. Un fallo reciente del juez federal William Alsup concluyó que Anthropic no violó la ley al entrenar con libros protegidos, aunque recibió una multa por la piratería de las copias usadas. Ese criterio no es universal ni definitivo.

CODA sostiene que en Japón estos hechos sí podrían ser infracción, porque se requiere permiso previo y no vale alegar objeciones posteriores. Esta brecha normativa coloca a OpenAI y Studio Ghibli ante escenarios legales muy distintos, según dónde se reclame.
| Estados Unidos | Japón | 
|---|---|
| Marco legal antiguo y con pocos precedentes sobre IA. | La ley japonesa de derechos de autor exige permiso previo para usar obras. | 
| Caso Anthropic: entrenar no se consideró infracción, pero hubo multa por piratería de copias. | Replicar obras específicas durante el aprendizaje puede considerarse infracción. | 
| OpenAI puede optar por no cooperar y litigar. | No se evita responsabilidad con objeciones posteriores al uso. | 
OpenAI y Studio Ghibli están en un punto clave. OpenAI puede colaborar, cerrar acuerdos de licencia o aplicar exclusiones de entrenamiento por catálogo. Si no hay entendimiento, los afectados pueden ir a juicio, con resultados inciertos por la falta de precedentes, sobre todo en Estados Unidos.
Para el producto, esto puede traducirse en filtros más estrictos, límites regionales o cambios en cómo se describen estilos artísticos en prompts. Con todo, si se adoptan licencias claras, los modelos podrían seguir creciendo con una base legal más sólida.
Hayao Miyazaki no ha comentado de forma directa esta oleada de interpretaciones generadas por IA. En 2016 expresó que la animación 3D generada por IA le resultaba “totalmente disgustante”, llegando a calificarla de “un insulto a la vida misma”. Ese rechazo refuerza el argumento cultural que acompaña a los derechos legales.

Para muchos fans, esa postura aporta un criterio ético cuando se valora si recrear estilos icónicos por pura inercia tecnológica. En ese punto, la conversación sobre OpenAI y Studio Ghibli trasciende lo jurídico y entra en cómo respetar la obra y la intención autoral.
Si creas ilustración, música o vídeo, puedes tomar medidas concretas mientras avanza el marco legal. Aquí tienes una hoja de ruta breve y directa que puedes aplicar hoy mismo, sin complicarte.
También como usuario puedes reducir riesgos legales mientras disfrutas de la tecnología. Piensa en esto como un check rápido antes de publicar piezas hechas con IA, sobre todo si tienen estética reconocible.
¿Puede haber bloqueo regional o filtros de estilos? Es posible si se negocian compromisos o llegan órdenes judiciales. ¿Se prohibirá todo lo “estilo Ghibli”? No está claro, pero podrían aparecer límites a prompts que busquen replicación directa. Para OpenAI y Studio Ghibli, un sistema de licencias daría certidumbre y reduciría conflictos.
¿Qué pasa si OpenAI no coopera? Los afectados pueden acudir a tribunales. En Estados Unidos aún faltan precedentes, mientras que en Japón el requisito de permiso previo puede inclinar la balanza hacia los titulares de derechos.
El choque entre la ley japonesa de derechos de autor y la práctica de entrenar modelos con obras protegidas coloca a OpenAI y Studio Ghibli en el centro del debate. CODA exige permiso previo y denuncia la replicación durante el aprendizaje, mientras crecen las quejas por deepfakes y estilos reconocibles. Si eres creador, protege tu catálogo y documenta usos; si eres usuario, evita copiar estilos protegidos y ajusta tus prompts. Así vas a poder disfrutar de la IA sin cruzar líneas legales ni éticas innecesarias.
Me dedico al SEO y la monetización con proyectos propios desde 2019. Un friki de las nuevas tecnologías desde que tengo uso de razón.
Estoy loco por la Inteligencia Artificial y la automatización.