Estados Unidos pone en pausa un acuerdo crucial con los Emiratos Árabes Unidos (EAU), que buscaba la compra de chips valorados en miles de millones de dólares a fabricantes estadounidenses como Nvidia. La razón principal: temores de seguridad nacional relacionados con la posible filtración de estos componentes hacia China.
Aunque en su origen tanto los EAU como Arabia Saudí afirmaron implementar bloqueos contra el contrabando, esta preocupación ha aumentado en los últimos meses debido a riesgos reales de que los chips de IA acaben en manos chinas por vías indirectas.
La causa central es el temor a que los chips de IA terminen en China, saltándose las restricciones automáticas que ya existen sobre transferencias tecnológicas sensibles. Aunque cuando se negociaba el acuerdo, los funcionarios de EAU y Arabia Saudí presentaron salvaguardias para convencer a Washington de que no habría desvía de chips, la administración estadounidense ha considerado que el riesgo de contrabando es demasiado alto.
EEUU sospecha que, incluso con controles estrictos, existe la posibilidad de que estos componentes acaben filtrándose hacia China por otras rutas. La seguridad nacional es, en este contexto, la prioridad absoluta para los organismos estadounidenses implicados.
Desde hace meses, los equipos de seguridad e inteligencia de EEUU siguen detectando señales preocupantes sobre movimientos ilegales de tecnología en el mercado mundial.
Las razones prácticas para bloquear el acuerdo entre EEUU y los EAU pasan por la evolución reciente de los intentos de contrabando de chips de IA hacia China. Cuando se empezó a negociar este pacto internacional, ya existía la preocupación de que los chips pudieran acabar fuera de control estadounidense.
Pero ahora el temor es mayor: han identificado nuevas rutas y mecanismos para lograr ese desvío.
En la práctica, estos chips llegan a China a través de intermediarios, empresas pantalla y exportaciones indirectas que parecen legales a simple vista. Esto hace que sea extremadamente complicado garantizar que se cumplen las restricciones originales.
Estados Unidos teme que, pese a promesas y controles, parte de estos chips de IA terminen alimentando el potencial tecnológico de China. Esto explicaría la decisión drástica de suspender el acuerdo mientras se revisan los procedimientos de control.
Ante el miedo a que los chips acaben en China, Estados Unidos está evaluando imponer nuevas restricciones de exportación no solo a los EAU, sino también a otros países estratégicos del sudeste asiático. Con ello, pretende cerrar posibles “puertas traseras” por las que estos productos avanzados puedan salir legalmente y llegar a manos chinas fuera de las vías previstas.
En este escenario, contempla reforzar controles y hasta limitar la exportación de chips a destinos como Tailandia y Malasia. Aquí la política se mueve rápidamente: si un país se percibe como punto de entrada (o reexportación) hacia China, Washington actúa de inmediato para evitar que sus tecnologías más avanzadas salgan de su esfera de influencia.
¿Qué está haciendo Malasia frente a la presión de Estados Unidos? El país ha optado por una medida concreta: aplicar un sistema de permisos de exportación para todos los chips de IA fabricados en Estados Unidos. Ahora, cualquier exportación de este tipo debe pasar por un control y aprobación previa, lo que reduce los riesgos de contrabando pero ralentiza notablemente el comercio internacional de semiconductores.
Esta medida responde, de forma directa, a las exigencias estadounidenses y busca demostrar voluntad de colaboración frente al reto global que supone la seguridad tecnológica.
Interrumpir la venta de chips de IA a Emiratos Árabes Unidos no solo afecta a las relaciones bilaterales, sino que impacta en el flujo de tecnología puntera en todo el mundo. Empresas como Nvidia podrían ver restringidas oportunidades de negocio millonarias, y los EAU retrasan sus planes de instalar infraestructura de IA.
Al mismo tiempo, otros países observan de cerca cómo EEUU modula sus exportaciones: si el acuerdo con los EAU ha caído por el miedo a China, ¿podría pasar lo mismo con otros destinos? Para los gobiernos asiáticos, queda claro que la competencia por acceder a tecnología IA va a endurecerse.
Por último, la medida estadounidense presiona a socios y aliados para que adopten medidas similares. Así se genera una cadena de controles a nivel internacional orientada a frenar cualquier ruta alternativa que lleve chips de IA a China, asegurando el liderazgo tecnológico occidental en este sector clave.
La competencia tecnológica, la seguridad y las alianzas internacionales estarán marcando el ritmo de las próximas decisiones, en un contexto donde cada chip y cada acuerdo cuentan.
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