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Con el Negocio del Bitcoin Enfriado, los Mineros Aprovechan el Filón de la IA

 | diciembre 30, 2025 05:11

El ETF CoinShares Bitcoin Mining va cerca de un 90 % al alza en el año, incluso con un bitcoin que no está precisamente en modo cohete. El dinero ya no está apostando solo por la moneda, sino por algo mucho más “aburrido” y, al mismo tiempo, mucho más valioso: electricidad, suelo e infraestructura.

Estamos viendo una paradoja bastante llamativa: las mineras, cuyo negocio histórico se vuelve cada vez más exigente y menos rentable, poseen justo los activos que hoy escasean en plena fiebre de la IA. Esto no va simplemente de “poner GPUs donde antes había ASIC” y listo.

Lo que se está reordenando es el mapa completo de la minería cripto, porque ahora el cuello de botella no es solo el hash rate, sino la capacidad de computación y, sobre todo, el acceso estable a megavatios.

La minería de bitcoin se enfría, pero sus activos se han vuelto oro para la IA

Minar bitcoin cada vez aprieta más: mayor dificultad, más competencia y márgenes más finos. Muchas compañías del sector llevan años asegurando contratos eléctricos estables, levantando naves industriales y montando sistemas de refrigeración pensados para un trabajo repetitivo y muy específico.

La minería de bitcoin se enfría, pero sus activos se han vuelto oro para la IA

En la práctica, construyeron “fábricas de cómputo” mucho antes de que el mainstream se obsesionara con entrenar modelos y desplegar inferencia a gran escala. A esto se suma un detalle que cambia la película: la inteligencia artificial ha disparado una carrera por la electricidad y los centros de datos que no admite esperas.

Para una gran tecnológica, tardar entre 18 y 24 meses en conseguir potencia y permisos puede marcar la diferencia entre llegar a tiempo o quedarse fuera de la ola. Según ha contado el Wall Street Journal, ese “pack” de activos —energía, infraestructura y ubicación— encaja con precisión en las necesidades actuales del sector, aunque eso no significa que sirva tal cual.

Convertir un centro para ASIC en un centro para IA no es un cambio de máquinas

Los centros orientados a bitcoin se diseñaron para tolerar un tipo de operación muy particular: cargas constantes, hardware homogéneo y un nivel de tolerancia a fallos que sería impensable en muchos entornos de computación intensiva.

Cuando pasas a cargas avanzadas —IA, HPC o inferencia de baja latencia— necesitas tolerancias mucho menores a cortes, fallos y latencias extrañas. Ya no vale con “que funcione la mayoría del tiempo”: la disponibilidad y la estabilidad se convierten en parte del producto.

La transición obliga a tocarlo todo: sistemas eléctricos internos, distribución de potencia, refrigeración y redes, además de sustituir por completo el equipamiento. Aquí es donde se separa a las empresas capaces de ejecutar una transformación compleja, con CAPEX serio y buena ingeniería, de las que se quedan a medio camino.

Y quedarse a medio camino es el peor escenario posible: ni sigues minando con eficiencia ni eres competitivo como hosting para IA.

El movimiento más inteligente: alquilar “el continente” y que otros pongan “el contenido”

Está ganando fuerza un modelo que resulta especialmente pragmático: el hospedaje de infraestructura. En lugar de competir en la compra de chips —caros, escasos y con obsolescencia rápida—, algunas mineras prefieren alquilar edificios, potencia eléctrica y refrigeración a hyperscalers y grandes tecnológicas.

El movimiento más inteligente: alquilar “el continente” y que otros pongan “el contenido”

La minera deja de jugar a “adivinar el próximo ciclo del hardware” y pasa a comportarse como un operador inmobiliario-industrial de computación. Esto tiene un atractivo claro para Wall Street: contratos a largo plazo, ingresos más previsibles y contrapartes con músculo financiero.

La narrativa también cambia. El valor ya no está tanto en cuántas monedas produces, sino en cómo monetizas activos que ya estaban en tu balance. Así se reduce la exposición a la volatilidad cripto, aunque parte de la minería tradicional siga operativa.

Core Scientific y la pista que muchos pasaron por alto

Core Scientific es el ejemplo más ilustrativo. Llevaba tiempo adaptando centros diseñados para minería de bitcoin con el objetivo de alojar GPUs orientadas a IA. Ese salto implica abandonar entornos basados en ASIC y entrar en infraestructura bastante más sofisticada.

El activo no era solo el edificio, sino el trabajo previo de adaptación, el acceso eléctrico y la capacidad de ejecutar la transición. Esa preparación explica por qué sus activos han ganado valor estratégico, hasta desembocar en el anuncio de su adquisición por CoreWeave, prevista para julio de 2025 según lo comunicado. No todas las compañías, sin embargo, van a poder —o querer— seguir ese camino.

CleanSpark y el argumento que las eléctricas sí compran: flexibilidad en la red

CleanSpark plantea una vía híbrida: combinar minería de bitcoin con infraestructura orientada a otros usos. Su tesis tiene sentido técnico: una minera puede desconectar parte de su consumo en momentos de sobrecarga o inestabilidad de la red.

Actúa así como un gran consumidor “elástico”, algo que un centro de datos de IA no puede hacer con facilidad, ya que sus cargas son mucho menos interrumpibles. Según la dirección de la compañía, esa flexibilidad es cada vez más valorada por las eléctricas para mantener la estabilidad sin renunciar a grandes clientes.

Esta flexibilidad también funciona como moneda de cambio política y regulatoria: encaja mejor en el discurso de “ayudo a la red” que en el de “me bebo megavatios para minar”.

El mercado ya no compra solo bitcoin: compra flujos de caja (y quizá algo de burbuja)

La reacción bursátil lo deja claro. Las acciones de varias mineras han subido con fuerza incluso cuando el bitcoin ha retrocedido. El ETF CoinShares Bitcoin Mining acumula cerca de un 90 % de revalorización en el año, impulsado por empresas que anuncian acuerdos a largo plazo ligados a infraestructura y centros de datos.

El mercado ya no compra solo bitcoin: compra flujos de caja (y quizá algo de burbuja)

Aquí aparece la parte incómoda. El apetito por infraestructura de IA ha reavivado el debate sobre una posible burbuja. Si se pagan múltiplos exigentes por planes intensivos en capital, la demanda de IA necesita mantenerse fuerte durante años.

Para las mineras, el salto exige desembolsos relevantes y una ejecución impecable. Si la demanda se enfría, te quedas con instalaciones a medio adaptar y una factura eléctrica que no perdona. Además, si el foco se desplaza hacia centros orientados a IA, podría reducirse la capacidad minera en Estados Unidos y mover parte de la producción a otros países.

Lo que estamos viendo no es un ajuste puntual, sino un cambio de identidad: algunas mineras dejan de ser “mineras” para convertirse en propietarios y operadores de infraestructura.

La fiebre de la IA no ha salvado la minería de bitcoin. Lo que ha hecho es abrir un nuevo filón para quien ya tenía lo que hoy vale más que muchas monedas: enchufe, nave y permisos. Ahora toca ver quién ejecuta de verdad… y quién se queda vendiendo promesas.

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