Las restricciones impuestas recientemente por Anthropic y OpenAI han cambiado de golpe el panorama para mucha gente que diseña y mantiene aplicaciones de inteligencia artificial apoyadas en estos laboratorios. Recientemente, dos plataformas bastante conocidas —Windsurf, especializada en “vibe coding”, y Granola, centrada en notas automatizadas de reuniones— han sentido el impacto directo.
¿Qué está pasando? Ahora mismo, las grandes empresas tecnológicas no solo aportan los modelos de IA; también compiten con las mismas apps que dependen de sus APIS, con medidas tan drásticas como cortarle el grifo de acceso a modelos a un cliente o lanzar ellos mismos funciones que compiten frontalmente.
¿En qué casos una empresa corta el acceso a su propio modelo de IA a una app líder? Anthropic lo ha hecho con Windsurf, evitando que esta aplicación siga usando Claude 3.x para sus funciones principales.
El motivo es que Windsurf estaba en proceso de ser adquirida por OpenAI por unos 3.000 millones de dólares, y a Anthropic le parecía absurdo dejar que una tecnología suya acabara “alimentando” a su mayor competencia. Aunque Windsurf estaba dispuesta a seguir pagando todos los costes asociados, solo habían recibido cinco días de preaviso para adaptarse.
Esta decisión ha generado preocupación entre otras apps que también dependen de modelos ajenos. Windsurf lo expresó con claridad: las medidas no solo afectan a ellos, sino que ponen en peligro a “toda una generación” de empresas del sector que podrían perder acceso repentino a una pieza clave de su producto.
OpenAI ha dado un paso llamativo lanzando en ChatGPT el “modo de grabación” para cuentas empresariales, lo que permite transcribir llamadas y generar notas automáticas de reuniones. Esta función es el corazón de Granola, una app que acaba de recaudar 43 millones de dólares y que acaba de estrenar su app móvil pensando en expandirse más allá de los resúmenes de reuniones.
También te puede interesar:El Reto de Invertir en Startups de IA: Valoraciones Multimillonarias en Apenas Un AñoLa pregunta es clara: si la propia plataforma de IA que usas integra tu función clave, ¿cómo puedes competir? Ahora, millones de usuarios podrán hacer desde ChatGPT algo que hasta hace poco solo ofrecían apps especializadas como Granola. Su crecimiento será mucho más complicado si la mayoría de posibles usuarios ni siquiera tiene que salir de ChatGPT para tomar notas inteligentes durante reuniones.
¿Te has planteado alguna vez qué puede ocurrir si tu modelo de negocio depende totalmente del acceso a un proveedor de modelos de IA? Esta semana es toda una advertencia para startups como Granola o Windsurf, que a pesar de su éxito pueden ser bloqueadas, replicadas o desplazadas en cualquier momento si los laboratorios deciden cambiar las reglas.
Grandes inversiones (como los 900 millones de dólares de financiación anunciados recientemente por la competidora Cursor) subrayan el valor que los inversores ven en estas aplicaciones, pero también la carrera desenfrenada por sobrevivir y no ser imitadas.
Mike Krieger, jefe de producto en Anthropic, admite la dificultad de competir contra quienes hasta hoy eran clientes y, a la vez, recibir sus pagos. El propio sector reconoce ya lo delicada de esta situación: nadie sabe si lo razonable es aspirar a ser una “plataforma estable” que dé servicio a terceros o lanzarse a competir en todos los nichos verticales posibles.
Ahora mismo, cualquier startup de inteligencia artificial debe medir muy bien sus pasos, porque la incertidumbre regula el sector. El ejemplo de Granola lo ilustra bien: pese a su rápida evolución, enfrentarse directamente a ChatGPT implica que buena parte de su nuevo público potencial ya tiene cubiertas sus necesidades.
Este escenario muestra a las claras la tensión entre las ambiciones de producto de OpenAI y Anthropic, que no dudan en bloquear acceso a modelos, bloquear adquisiciones o desarrollar, ellos mismos, versiones propias de apps populares como Windsurf.
También te puede interesar:El Próximo Modelo de Anthropic podría anunciarse en las próximas semanas¿Se pueden beneficiar empresas como Google, Amazon o Microsoft de esta situación? Michael Mignano, consejero en Granola, lo tiene claro. Si las startups y desarrolladores desconfían de los laboratorios de IA, los grandes proveedores tradicionales del sector tendrán más fácil atraer proyectos, igual que ocurrió hace años en el mercado cloud.
Estas dinámicas abren oportunidades, pero refuerzan la sensación de “llamada de atención” para cualquiera que confíe su producto a la capa API de un tercero tecnológicamente tan potente.
La irrupción de la IA profesional preocupa a muchas personas por el posible reemplazo de empleos clásicos. Pero esta semana dos voces con gran peso han rebajado este miedo: Sundar Pichai, CEO de Google, señala que durante las dos últimas décadas siempre se ha pronosticado el fin del trabajo por la automatización, pero esos pronósticos rara vez han acertado.
Ahora, confía incluso en que la plantilla de ingenieros crecerá gracias a la IA.
Sridhar Ramaswamy, CEO de Snowflake, coincide. Hay más demanda que nunca de ingenieros con experiencia que sepan sacar provecho real a las herramientas de IA generativa. Junto a ellos, quienes empiezan su carrera y desde el inicio adoptan la IA lo tienen más fácil para encontrar empleo.
Por el contrario, la parte frágil la ocupan ingenieros de media carrera que evitan integrar la IA en sus hábitos cotidianos, sobre todo en empresas con mucha gestión intermedia.
Snowflake ha ajustado recientemente su estructura, considerando que su área de ingeniería tenía demasiado peso directivo (“top-heavy”). Esto refleja una tendencia en más empresas tecnológicas que optan por equipos más ágiles y con gente experta que adopta rápido lo nuevo, antes que estructuras muy jerarquizadas.
El sector de la inteligencia artificial no solo cambia por las aplicaciones, sino también por los relevos directivos. En las últimas semanas, se han producido movimientos clave: Ryan Roslansky, jefe de LinkedIn, se ocupa ahora del portafolio de Office en Microsoft, mientras varias personas de alto perfil —como Rohan Anil que deja Meta para irse a Anthropic, o Christian Szegedy, cofundador de xAI, que se marcha a Morph como científico jefe— cambian de empresa para liderar nuevos proyectos.
En OpenAI, Gary Briggs asumirá el marketing de forma interina mientras la actual responsable se toma una baja médica; Greg Brockman sostiene que el futuro pasa por un abanico de modelos y agentes de IA específicos, en vez de depender de “una sola IA en la nube”. Por su parte, Anthropic incluye en su patronato a Richard Fontaine, CEO de Center for a New American Security, y Tesla pierde temporalmente a Milan Kovac, jefe del proyecto Optimus.
Mientras tanto, otras empresas tecnológicas como Uber y Substack protagonizan movimientos relevantes: Nikesh Arora, CEO de Palo Alto Networks y antiguo directivo de Google, entra en el consejo de Uber; Andrew Macdonald asciende a presidente y director de operaciones, y Substack celebra un flujo de caja positivo por accidente en el último trimestre.
¿Es posible sobrevivir en un mercado donde los grandes cambian las reglas de juego tan rápido? Perplexity, una startup mencionada por su CEO, Aravind Srinivas, podría pronto afrontar mil millones de consultas semanales si sigue su ritmo de crecimiento.
Este ejemplo resume bien cómo la magnitud del mercado y las oportunidades conviven con el riesgo constante de ser sustituidos o replicados por laboratorios de IA más grandes.
Sigue habiendo espacio para la innovación y la especialización si los equipos logran evolucionar sus servicios y adaptarse con rapidez. Algunos inversores piensan, ya que el sector debe decidir si prefiere modelos estables que sirvan de plataforma a terceros, o una competencia feroz en la que cada laboratorio busque ganar su propio nicho vertical.
Por último, la tendencia que apunta Greg Brockman (OpenAI) confirma algo que se escucha en foros especializados: la era de una sola “super IA” cede terreno ante un ecosistema de muchos modelos y plataformas, cada uno especializado en distintos dominios.
Me dedico al SEO y la monetización con proyectos propios desde 2019. Un friki de las nuevas tecnologías desde que tengo uso de razón.
Estoy loco por la Inteligencia Artificial y la automatización.