Donald Trump ha vuelto a encender la polémica digital. Esta vez, compartió un video generado con IA que muestra una escena falsa: el arresto del expresidente Barack Obama en el Despacho Oval. La secuencia, publicada en Truth Social, ha generado una oleada de críticas tanto por su contenido como por las implicaciones políticas y éticas del uso de este tipo de tecnologías en contextos altamente sensibles.
El video manipulado simula una situación en la que agentes del FBI irrumpen en la Oficina Oval, obligan a Obama a arrodillarse y le colocan esposas, mientras Trump observa sonriente. Todo esto acompañado de la icónica canción "Y.M.C.A." de Village People, en un tono sarcástico que refuerza el carácter burlesco del montaje.
La pieza audiovisual también incluye imágenes generadas por IA, donde Obama aparece vestido con un uniforme naranja de prisión, así como fragmentos de discursos editados de Joe Biden y Nancy Pelosi, en los que afirman: “Nadie está por encima de la ley”.
El momento de la publicación no es casual. El video aparece apenas días después de que Tulsi Gabbard, actual directora de Inteligencia Nacional, solicitara procesar a altos funcionarios de la administración Obama.
Según su acusación, estos habrían participado en una conspiración para deslegitimar la victoria de Trump en las elecciones presidenciales de 2016, difundiendo supuestas filtraciones falsas a medios como The Washington Post sobre una interferencia rusa organizada por el Kremlin.
También te puede interesar:OpenAI se Prepara para Lanzar "Operator": Un Agente de IA para Automatizar TareasLas agencias de inteligencia estadounidenses han respaldado esta denuncia con una investigación en curso que apunta a varios funcionarios de alto nivel. Sin embargo, la difusión de contenidos falsificados mediante IA por parte del propio Trump añade una capa de complejidad y riesgo al ya volátil escenario político estadounidense, sobre todo de cara a las elecciones de 2025.
Esta no es la primera vez que Trump utiliza contenidos creados con inteligencia artificial para sustentar narrativas políticas. En febrero de este año, también difundió un video que mostraba una versión ficticia de la Franja de Gaza transformada en un resort de lujo, generando controversia por trivializar el sufrimiento en zonas de conflicto.
El creciente uso de deepfakes y otras herramientas de manipulación audiovisual plantea serias preguntas sobre la veracidad de los contenidos en la esfera pública. A medida que estas tecnologías se vuelven más accesibles, su potencial para desinformar —especialmente cuando provienen de figuras políticas con millones de seguidores— se convierte en un riesgo directo para la democracia y el pensamiento crítico.
El video fue compartido en Truth Social, la red social fundada por el propio Trump tras su expulsión de X, Facebook y otras plataformas. Estas restricciones fueron consecuencia de su papel en la incitación al asalto del Capitolio en enero de 2021. Desde entonces, Truth Social ha servido como altavoz principal para sus mensajes, sin los filtros ni controles habituales de verificación que aplican otras redes.
La publicación del video levanta un serio cuestionamiento sobre la responsabilidad de las plataformas emergentes y la necesidad urgente de regulaciones que impidan el uso de IA generativa con fines de manipulación política.
Si bien algunas propuestas han comenzado a discutirse en organismos como el Senado de EE.UU. y la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC), los marcos legales siguen siendo insuficientes frente al ritmo vertiginoso del desarrollo tecnológico.
También te puede interesar:ChatGPT ahora puede acceder a los reportajes de The Washington PostMás allá del debate técnico o legal, lo que está en juego es la capacidad de la sociedad para distinguir la verdad de la ficción en un entorno saturado de información. Cuando un expresidente de Estados Unidos difunde un contenido falso, generado por IA, que muestra a otro expresidente siendo arrestado, se normaliza el uso de la mentira como herramienta política.
El fenómeno no es exclusivo de Trump ni de EE.UU., pero su alcance y su repercusión mediática lo convierten en un caso paradigmático. La pregunta urgente es cómo responder a esta amenaza sin comprometer la libertad de expresión, pero también sin permitir que la desinformación gobierne el discurso público.
Me dedico al SEO y la monetización con proyectos propios desde 2019. Un friki de las nuevas tecnologías desde que tengo uso de razón.
Estoy loco por la Inteligencia Artificial y la automatización.