Imagina un país en el que el desarrollo de la inteligencia artificial explota con fuerza, pero, al mismo tiempo, quienes lideran las decisiones políticas deciden frenar los incentivos para la energía limpia y encarecen la factura de la luz.
A eso busca la reforma fiscal “One Big, Beautiful Bill” (BBB), impulsada por Donald Trump y ya aprobada por el Senado estadounidense. Antes de ser ratificada definitivamente, la BBB plantea cambios profundos que podrían transformar el sector tecnológico, la defensa nacional y el ambiente energético en Estados Unidos.
La diferencia clave de la BBB frente a reformas anteriores es que canaliza una enorme financiación hacia proyectos de inteligencia artificial de organismos gubernamentales, militares y de seguridad nacional. El objetivo es reforzar la superioridad tecnológica de Estados Unidos, tanto en defensa como en gestión pública, aunque muchas decisiones han generado polémica y debate en el sector privado.
En paralelo, la Agencia de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) tendrá más de 1.000 millones para instalar herramientas de visión computacional y aprendizaje automático en fronteras, y el Departamento de Seguridad Nacional podrá crear sistemas para la detección de drogas en cruces limítrofes.
La reforma permite a los organismos de Salud usar algoritmos para optimizar el gasto en Medicare y Medicaid, minimizar errores y automatizar exámenes médicos. Así, el sector público aspira a gastar menos y atender mejor a millones de personas, aunque los recortes en salud básica y becas educativas sigan causando controversia.
Las grandes empresas tecnológicas no han dejado pasar la oportunidad de expandir su presencia oficial gracias al impulso del gobierno federal. A pesar de la eliminación de una moratoria que podría haber limitado la regulación estatal de la IA —un revés para Silicon Valley tras invertir millones en cabildeo—, empresas como OpenAI, Palantir y Meta figuran entre las grandes ganadoras.
Cada uno implica acceso a fondos federales, oportunidades para innovar con IA aplicada y colaboración extendida entre gigantes tecnológicos y agencias públicas.
La reforma BBB elimina muchas de las disposiciones sobre energía renovable que antes protegían el acceso a alternativas solares, eólicas y almacenamiento con baterías. Antes, la Ley de Reducción de la Inflación permitía a las empresas ahorrar costes recurriendo a renovables.
Ahora, la BBB prioriza combustibles fósiles, cuyo precio es superior y cuya construcción es mucho más lenta y contaminante.
Expertos como el Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley advierten de los riesgos de esta dependencia del gas y carbón. Un análisis del Rhodium Group prevé un aumento de hasta el 6% anual en las tarifas eléctricas. El precio de la electricidad lo acabarás notando si consumes, alojas datos en la nube, o dependes cada vez más de la IA.
La intermitencia de las fuentes renovables suele dificultar el trabajo continuo de los servidores de IA, pero si se combinan con baterías, el suministro resulta mucho más estable. Meta y Google ya exploran cómo adaptar la combinación solar-batería para sus centros de datos.
Según la Asociación de Industrias de Energía Solar, una planta renovable puede entrar en funcionamiento en menos de dos años, mientras que una instalación de gas natural exige el doble y una central de carbón hasta seis años. Si la administración dificulta la viabilidad económica de estas alternativas, las tecnológicas tendrán que volver a fuentes más contaminantes.
Fuente energética | Tiempo de construcción |
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Solar / Eólica | < 2 años |
Gas natural | ≈ 4 años |
Carbón | 4 – 6 años |
En 2024, el 93% de la nueva potencia energética en Estados Unidos proviene de soluciones solares, eólicas o de batería, sobre todo por la velocidad y flexibilidad de su despliegue.
El crecimiento de la inteligencia artificial y el uso de grandes modelos entrenados requieren mucha más energía de la que existía incluso hace pocos años. El Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley anticipa que hasta el 12% del consumo eléctrico nacional podría destinarse solo a IA y servidores vinculados, duplicando su peso en menos de un lustro.
Con más de 6.000 millones de dólares en juego, la reforma BBB promueve la inteligencia artificial y defensa nacional, pero frena el avance estructural en energías limpias.
Según expertos como Robbie Orvis, este enfoque podría ser autodestructivo: si los costes suben y la infraestructura no avanza, parte del negocio y la fabricación de IA podría emigrar a destinos como China, afectando competitividad, seguridad nacional y economía a largo plazo.
Con todo, la reforma BBB sitúa a Estados Unidos ante un cruce de caminos entre el impulso de la inteligencia artificial, la modernización militar y la contención de las energías limpias. Aunque la inversión en ciberseguridad, automatización y defensa es histórica, el encarecimiento y la dependencia de energías contaminantes pueden restar protagonismo al país en la carrera tecnológica global.
Me dedico al SEO y la monetización con proyectos propios desde 2019. Un friki de las nuevas tecnologías desde que tengo uso de razón.
Estoy loco por la Inteligencia Artificial y la automatización.