Tan solo tres semanas después de haber adquirido a Windsurf, la startup de inteligencia artificial Cognition ha iniciado una serie de movimientos internos que generan serias dudas sobre sus verdaderas intenciones con la compra.
Según reporta The Information, la empresa despidió a 30 empleados y ofreció paquetes de salida voluntaria a los 200 trabajadores restantes, quienes ahora deben decidir si quieren continuar en condiciones laborales extremadamente exigentes o abandonar el barco con una indemnización de nueve meses de salario.
Este episodio es el más reciente en un carrusel de eventos caóticos para el equipo de Windsurf. Antes de ser comprada por Cognition, la compañía estuvo a punto de ser adquirida por OpenAI, luego perdió a su CEO, cofundador y líderes de investigación, quienes se marcharon a Google en un acuerdo valuado en 2.400 millones de dólares, conocido como reverse-acquihire —una práctica en la que el talento clave es absorbido por otra firma sin comprar formalmente la empresa.
En el momento de la adquisición, Cognition aseguró que el 100% del personal de Windsurf recibiría compensación financiera, y que estaban “emocionados por integrar a un equipo de clase mundial” para desarrollar herramientas de codificación avanzadas. Sin embargo, los últimos acontecimientos indican que lo que realmente buscaban era el activo intelectual, no a sus desarrolladores.
La evidencia más clara es el contenido de un correo electrónico interno obtenido por The Information, en el que se detalla que quienes deseen quedarse deberán cumplir con jornadas de más de 80 horas semanales y asistir seis días a la oficina.
El tono del mensaje deja poco margen para la interpretación. “No creemos en el equilibrio entre la vida y el trabajo — construir el futuro de la ingeniería de software es una misión tan importante que no podemos separar ambas cosas”, escribió el CEO de Cognition, Scott Wu.
También te puede interesar:Intangible, una herramienta de Generación 3D No-Code Recauda 4 Millones de DólaresEstas condiciones, calificadas por algunos como draconianas, se han vuelto comunes en el sector de la inteligencia artificial de alto nivel, donde empresas como OpenAI, Meta y Google compiten ferozmente por talento e innovación.
Lo ocurrido con Windsurf no solo expone una aparente contradicción entre el discurso inicial de Cognition y su accionar posterior, sino que también pone el foco en una tendencia preocupante en el ecosistema de IA: la intensificación extrema de la carga laboral como moneda para competir por el futuro de la tecnología.
A través de sus redes sociales, Cognition ya había mostrado su interés en la construcción agresiva de herramientas revolucionarias, como su agente de codificación Devin, pero su estrategia de crecimiento parece tener un costo humano considerable.
La historia de Windsurf es un reflejo de los desafíos éticos y organizacionales que surgen cuando la innovación tecnológica se antepone al bienestar de quienes la hacen posible. Mientras Cognition se posiciona como un actor clave en el desarrollo de herramientas de programación asistida por IA, sus recientes decisiones plantean una pregunta crucial: ¿hasta qué punto se puede presionar al talento para construir el futuro sin destruir el presente?
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